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domingo, 20 de diciembre de 2015

Una verdadera historia de amor

"Mis padres vivieron 55 años casados. Una mañana, mi mamá bajaba las escaleras para prepararle a papá el desayuno, sufrió un infarto y cayó. Mi padre la levantó como pudo y, casi a rastras, la subió a la camioneta. A toda velocidad, sin respetar semáforos, la condujo hasta el hospital. Cuando llegó, por desgracia, ya había fallecido.

Durante el sepelio, mi padre no habló; su mirada estaba perdida. Casi no lloró. Esa noche, sus hijos nos reunimos con él. En un ambiente de dolor y nostalgia, recordamos hermosas anécdotas y él pidió a mi hermano, teólogo, que le dijera donde estaría mamá en ese momento. Mi hermano comenzó a hablar de la vida después de la muerte, y de conjeturas de cómo y dónde estaría ella.

Mi padre escuchaba con atención. De pronto pidió que lo lleváramos al cementerio.

"¡Papá!", respondimos, "¡son las 11 de la noche, no podemos ir al cementerio ahora!".

Alzó la voz, y con una mirada vidriosa dijo:

"No discutan conmigo, por favor, no discutan con el hombre que acaba de perder a la que fue su esposa por 55 años".

Se produjo un momento de respetuoso silencio, no discutimos más. Fuimos al cementerio, pedimos permiso al velador. Con una linterna llegamos a la tumba. Mi padre la acarició, oró y nos dijo a sus hijos, que veíamos la escena conmovidos:

"Fueron 55 años... ¿saben? Nadie puede hablar del amor verdadero, si no tiene idea de lo que es compartir la vida con una mujer".

Hizo una pausa, y se limpió la cara. "Ella y yo, estuvimos juntos en aquella crisis. Cambié de empleo...", continuó. "Hicimos el equipaje cuando vendimos la casa y nos mudamos de ciudad. Compartimos la alegría de ver a nuestros hijos terminar sus carreras, lloramos uno al lado del otro la partida de los seres queridos, oramos juntos en la sala de espera de algunos hospitales, nos apoyamos en el dolor, nos abrazamos en cada Navidad, y perdonamos nuestros errores... Hijos, ahora se ha ido, y estoy contento, ¿saben por qué?

Porque se fue antes que yo. Ella no tuvo que vivir la agonía y el dolor de enterrarme, de quedarse sola después de mi partida. Seré yo quien pase por eso, y le doy gracias a Dios. La amo tanto, que no me hubiera gustado que sufriera...".

Cuando mi padre terminó de hablar, mis hermanos y yo teníamos el rostro empapado en lágrimas. Lo abrazamos, y él nos consoló: "Todo está bien, podemos irnos a casa; ha sido un buen día".


Esa noche entendí lo que es el verdadero amor; dista mucho del romanticismo, no tiene que ver demasiado con el erotismo, ni con el sexo, más bien se vincula al trabajo, al complemento, al cuidado y, sobre todo, al verdadero amor que se profesan dos personas realmente comprometidas".

sábado, 19 de diciembre de 2015

Terremoto

Cuando mi amigo Andrés Trapiello visitó el convento de Santa Catalina, una de las joyas de la bella ciudad andina de Arequipa, quedó impresionado por la austeridad con que vivían las monjas de clausura. En una de las celdas vio esta leyenda en la pared: “Danos terremoto”. Se emocionó al pensar que esas santas mujeres, no contentas con otros cilicios, pedían seísmos al Creador para aumentar su penitencia. Alguien le advirtió que en la primera palabra se había borrado la tilde y que realmente decía “daños”, no “danos”. Era un aviso de que el muro estaba dañado por los frecuentes temblores de la zona…

Mañana votamos y muchos queremos terremoto. Uno que barra las opciones populistas (para conocer esa dolencia política, leer Populismo de José Luis Villacañas, editorial La Huerta Grande, conciso y contundente) y que acabe con la corrupción, que consiste en que algunos gobernantes o aspirantes a serlo actúen para beneficio de sí mismos o de su reino de taifas, a costa del bienestar y el futuro de España entera. Necesitamos políticos que persigan la corrupción de todos, no de los otros, que cuando digan “nosotros” no estén meando en sus farolas provinciales para marcar el territorio sagrado. Gestores que razonen la necesidad de sacrificios colectivos, pero que no se los pidan siempre a los ya humillados y ofendidos sino a los gallitos pintureros que creen haber nacido en tendido de sombra. Asumiendo sin sobresalto, como dijo Leszek Kolakowski, que se puede ser socialista (contra las desigualdades), liberal (a favor de la iniciativa empresarial) y conservador (en defensa de tradiciones culturales). Y tanta mutación sin perjudicar nuestra incipiente recuperación económica ni estropear la convivencia libre para agradar a inquisidores o asilvestrados. ¡Señor, mañana danos terremoto! Pero con pocos daños, por favor.

FERNANDO SAVATER

http://www.elperromorao.com/2015/12/terremoto/?utm_campaign=shareaholic&utm_medium=facebook&utm_source=socialnetwork

sábado, 12 de diciembre de 2015

Padres y hijos

Un hijo llevó a su padre a un restaurante para disfrutar de una deliciosa cena. Su padre ya era bastante anciano, y por lo tanto, un poco débil también. Mientras comía, un poco de los alimentos caía de cuando en cuando sobre su camisa y su pantalón. Los demás comensales observaban al anciano con sus rostros distorsionados por el disgusto, pero su hijo permanecía en total calma.

Una vez que ambos terminaron de comer, el hijo, sin mostrarse ni remotamente avergonzado, ayudó con absoluta tranquilidad a su padre y lo llevó al sanitario. Limpió las sobras de comida de su arrugado rostro, e intentó lavar las manchas de comida de su ropa; amorosamente peinó su cabello gris y finalmente le acomodó los anteojos.

Al salir del sanitario, un profundo silencio reinaba en el restaurante. Nadie podía entender cómo es que alguien podía hacer el ridículo de tal manera. El hijo se dispuso a pagar la cuenta, pero antes de partir, un hombre, también de avanzada edad, se levantó de entre los comensales, y le preguntó al hijo del anciano: “¿No te parece que has dejado algo aquí? “

El joven respondió: “No, no he dejado nada”. Entonces el extraño le dijo:”Sí has dejado algo! ¡Haz dejado aquí una lección para cada hijo, y una esperanza para cada padre!” El restaurante entero estaba tan silencioso, que se podía escuchar cae un alfiler.


Uno de los mayores honores que existen, es poder cuidar de aquellos adultos mayores que alguna vez nos cuidaron también. Nuestros padres, y todos esos ancianos que sacrificaron sus vidas, con todo su tiempo, dinero y esfuerzo por nosotros, merecen nuestro máximo respeto. Si también sientes respeto hacia los adultos mayores, comparte esta historia con todos tus amigos.

La montaña pariendo un ratón

El presidente del gobierno ha aprovechado su entrevista en los Desayunos de TVE para hacer un anuncio sobre el IRPF. Si vuelve a gobernar, ha dicho Rajoy, eliminará el Pago del impuesto de la renta de las Personas físicas, a aquellos que encuentren su primer empleo. Hará lo mismo con aquellos que opten por seguir trabajando más allá de la edad de jubilación legal. Bien, analicemos.

Que levanten el dedo los jóvenes que han encontrado un primer empleo por más de mil euros mensuales. Según la EPa, El 27% de los jóvenes cobran menos de 650 euros y el 26% menos de 950. O sea, ya tenemos una gran mayoría de primeros empleos que, sin tocar la ley actual, no tributarían nada porque ya están exentos en el IRPF.

Para decirlo claro: la propuesta de Rajoy es la versión electoral del dicho de la montaña pariendo un ratón.

En cuanto a los jubilados que prolonguen su vida laboral…¿van a permitir las empresas que eso ocurra cuando seguramente son los trabajadores mejor pagados de la empresa y estarán deseando que dejen su puesto a otro más joven y más barato?


¿A cuántas personas, en definitiva, puede favorecer el anuncio hecho a bombo y platillo? ¿cuántos jubilados podrán seguir trabajando? ¿cuántos jóvenes encontrarán un primer empleo de más de 1000 euros?. Pues eso.

La Columna de Julia Otero en Onda Cero
http://www.ondacero.es/programas/julia-en-la-onda/audios-podcast/columna-julia/la-columna-de-julia_201512105669a70e6584a81e31c9642b.html

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Felipe González, ministro de Asuntos de Venezuela

La campaña del PSOE se ha vuelto internacional. No pasa un día sin que un dirigente del PSOE cite a Venezuela o Grecia, paradigmas del espanto con el que quieren convencer a sus votantes de 2011 de que no escuchen los cantos de sirena de Podemos. Y para hablar de esos temas, nadie más indicado que Felipe González, que durante muchos años tuvo la apacible vida del jubilado que rellena la pensión con pequeños negocios y favores a amigos hasta que decidió que la patria (venezolana) reclamaba su ayuda contra el peligro rojo.

En su época en activo, González tuvo la oportunidad de fumarse sus cohibas con Fidel, porque la cercanía con los hermanos Castro era una forma de decir que la política exterior de España también iba a notar la diferencia con un Gobierno socialista. Ya sabemos que por entonces los cubanos no votaban tanto como los venezolanos –bueno, ahora tampoco–, pero eso no importaba. Con Reagan en la Casa Blanca, quedaba muy socialista viajar a la isla. Puros, abrazos, reuniones nocturnas con Fidel, algún encuentro con García Márquez que pasaba por allí y a volverse a Madrid a preparar el referéndum de la OTAN con Javier Solana.

Pero la gente se hace mayor y lo que toleraba con sonrisas en su juventud resulta intolerable en la vejez. No se olvidan a los viejos amigos, y si estos terminan muriendo, la herida duele más. Y a González le duele lo que pasó con su amigo, Carlos Andrés Pérez.

Las cosas cambiaron en Venezuela cuando el triunfo de Chávez acabó con el bipartidismo tradicional, y a quien primero se llevó por delante fue a la socialdemocracia de Carlos Andrés Pérez, emir de la que llamaban la Venezuela Saudita gracias al dinero del petróleo que compartía con algunos partidos socialdemócratas (ejem) del exterior. Su segunda presidencia estuvo marcada por los escándalos de corrupción, la política de austeridad, la represión violenta del Caracazo con centenares de muertos tiroteados por policías y militares, y su destitución por el Congreso por un delito de malversación de fondos públicos. No es aventurado pensar que el chavismo fue posible gracias a la catástrofe que supuso el segundo mandato de Pérez.

González no olvida y su partido no quiere que olvide. En época de Zapatero, su participación en campañas era como un contrato temporal, una especie de guiño al pasado para que los votantes veteranos vieran un poco al patriarca. No parecían dos personas que tuvieran mucho en común. Pero con Pedro Sánchez y esta campaña, es diferente. Ahora que los dirigentes de Podemos buscan cazar votos en los cotos socialistas, hay que meter miedo a los abuelos del PSOE, es decir, los votantes de los años 80, y nada mejor que recordar las antiguas conexiones de Iglesias, Monedero y Errejón con los gobiernos latinoamericanos de izquierda.

Son los que arruinaron al "país más rico de América Latina", dice el expresidente. Y harán lo mismo con vuestras pensiones, le falta decir. En las campañas que ganó, el principal enemigo de González era la derecha, pero de vez en cuando se lanzaba a advertir a la gente de que debía tener cuidado con los comunistas. Usted ya me entiende, los de las banderas rojas que nunca van a misa. No se fíe sólo porque ahora lleven corbata. Esa gente nunca le cayó bien a Willy Brandt.

Todas las campañas son una discusión sobre la herencia recibida, la anterior y la actual, y con el PSOE tenemos la oportunidad de sumar otras muchas herencias, la venezolana, la griega y, por un comentario que hizo Sánchez a Iglesias en un debate, hasta la de la Unión Soviética. En todas ellas, los malos son los de Podemos, y Felipe González, el abuelo que se sulfura, levanta el bastón y gruñe: ¿para esto ganamos una guerra?

Iñigo Sáenz de Ugarte para Diario.es

Leído en: http://www.eldiario.es/campa%C3%B1a/Felipe-Gonzalez-ministro-Asuntos-Venezuela_6_460613962.html

El exilio interior

Los más viejos que hoy me escuchen, o los aficionados a la historia, quizás recuerden las batallas que libraron antes y después de la muerte de Franco los socialistas y los comunistas del exterior -el PCE y el PSOE histórico, con dirigentes ancianos que llevaban toda la vida en el exilio– y los socialistas y los comunistas del interior, que estaban aquí, viviendo el día a día la evolución de los españoles y que sintonizaban perfectamente con el lenguaje y las ansias de la sociedad española de 1978. No de la de 1939.

Aquella batalla la ganaron unos jóvenes sevillanos en Suresnes primero, y en las urnas después. Y el triunfo no se lo dieron sólo los programas ni la propuesta política. El triunfo se lo dieron sobre todo el lenguaje, la conexión directa con la vida, los problemas y las motivaciones de la gente, la naturalidad al hablar, vestir o moverse como hablaban vestían y se movían los españoles de la Transición.

La política española, salvo honrosas excepciones, ha sufrido en las últimas dos décadas una especie de exilio interior. Los dirigentes no han vivido ni casi conocido los barrios donde vive su electorado natural. Sus entornos se han ido reduciendo a los aparatos del partido, los compañeros de escaño o los interlocutores institucionales o económicos. Y se han acabado creyendo que España era eso. Cifras, argumentarios, inauguraciones, palabras, palabras, palabras…

A la política tradicional, sobre todo el PP y al PSOE, pero también a los minoritarios, la obligó a volver del exilio el primer golpetazo electoral de Podemos en las elecciones europeas, el siguiente golpetazo de las mareas ciudadanas en las municipales, más tarde el éxito de Ciudadanos en la catalanas y ahora asiste con los ojos muy abiertos y mucho desconcierto a debates y entrevistas tratando de entender dónde está el fallo. Si ellos son más solventes y experimentados, ¿por qué las encuestas siguen dándole expectativas a los recién llegados que acusan evidentes nervios, bisoñez y falta de rigor?

Y se preguntan asombrados: ¿Pero dónde estaban todos estos mientras nosotros gobernábamos o hacíamos oposición? ¿Dónde estaban estos y los que les votan? Pues estaban aquí, en España, en sus mismos pueblos y en sus mismas ciudades, ganando 900 euros al mes, luego 700 y ahora 600, creando pymes que naufragaban por falta de apoyo real, supliendo con la familia la desaparición de los servicios sociales, estudiando carreras despreciadas en su país y yéndose al extranjero o simplemente esperando que alguien se dignara a escucharles de verdad. La pregunta que hay que hacerse es dónde estaban ellos, los solventes y experimentados. Que Rajoy reaparezca tras su huida de los debates dando estopa a los demás colma el cinismo de esta campaña.

Queda mucha campaña todavía, casi dos semanas. Pero además de contarnos sus propuestas, lo más urgente para algunos candidatos es que desplieguen correctamente sus antenas y sintonicen bien.

La opinión de Pepa Bueno en La SER

Leído en: http://cadenaser.com/programa/2015/12/09/hoy_por_hoy/1449641837_368812.html

lunes, 7 de diciembre de 2015

El efecto vitro

El uso de las placas vitrocerámicas en las cocinas españolas se popularizó hace 25 años. Supusieron una revolución: Energéticamente eficientes y fáciles de limpiar. Ya en plena campaña, recordamos que el candidato Rajoy no supo encender una en casa del cantante melódico Bertín Osborne. La vitro, como paradigma del alejamiento de nuestros líderes de la realidad, de la calle, de lo cotidiano. La escena no refleja solo la impericia del presidente con la tecnología más popular sino que indica el tiempo transcurrido desde que se hizo su última tortilla a la francesa, que debe coincidir con el momento en el que se subió a su primer coche oficial.

Cuando un político llega al punto de ignorar cómo funciona una vitro debería dejar inmediatamente sus funciones y reintegrarse en la vida civil. Tanto alejamiento es peligroso: no se puede presidir un país e ignorar cómo funciona en su día a día, cómo es por dentro.

El efecto Vitro: cuando sus asesores le habían apuntado en la chuleta el precio del billete del autobús, lo sorprenden obligándole a encender una placa de cocinar.


A los cantantes melódicos los carga el diablo.

Antonio Hernández-Rodicio en la Cadena SER
http://cadenaser.com/programa/2015/12/07/hoy_por_hoy/1449473943_824745.html?ssm=hoyxhoy1-fb

martes, 24 de noviembre de 2015

¿Qué se siente al ser viejo?

El otro día, una persona joven me preguntó: 
-¿Qué sentía al ser una persona vieja?-

Me sorprendió mucho la pregunta, ya que no me consideraba vieja. Cuando vio mi reacción, inmediatamente se apenó, pero le expliqué que era una pregunta interesante. Y después de reflexionar, concluí que hacerse viejo es un regalo.

A veces me sorprendo de la persona que vive en mi espejo. Pero no me preocupo por esas cosa mucho tiempo. Yo no cambiaría todo lo que tengo por unas canas menos y un estomago plano. No me regaño por no hacer la cama, o por comer algunas "cositas" de más. Estoy en mi derecho de ser un poco desordenada, ser extravagante y pasar horas contemplando mis flores. He visto algunos queridos amigos irse de este mundo, antes de haber disfrutado la libertad que viene con hacerse viejo.

-¿A quién le interesa si elijo leer o jugar en la computadora hasta las 4 de la mañana y después dormir hasta quien sabe qué hora?-

Bailaré conmigo al ritmo de los 50's y 60's. Y si después deseo llorar por algún amor perdido...¡Lo haré! Caminaré por la playa con un traje de baño que se estira sobre el cuerpo regordete y haré un clavado en las olas dejándome ir, a pesar de las miradas de compasión de las que usan bikini. Ellas también se harán viejas, si tienen suerte...

Es verdad que a través de los años mi corazón ha sufrido por la pérdida de un ser querido, por el dolor de un niño, o por ver morir una mascota. Pero es el sufrimiento lo que nos da fuerza y nos hace crecer. Un corazón que no se ha roto, es estéril y nunca sabrá de la felicidad de ser imperfecto. Me siento orgullosa por haber vivido lo suficiente como para que mis cabellos se vuelvan grises y por conservar la sonrisa de mi juventud, antes de que aparezcan los surcos profundos en mi cara.

Ahora bien, para responder la pregunta con sinceridad, puedo decir: 
-¡Me gusta ser vieja, porque la vejez me hace más sabia, más libre!-.

Se que no voy a vivir para siempre, pero mientras esté aquí, voy a vivir según mis propias leyes, las de mi corazón. No pienso lamentarme por lo que no fue, ni preocuparme por lo que será. El tiempo que quede, simplemente amaré la vida como lo hice hasta hoy, el resto se lo dejo a Dios.

viernes, 20 de noviembre de 2015

Historia del himno de Asturias

Curiosamente, el himno del Principado de Asturias no fue creado por ningún asturiano. Ni siquiera lo compuso un español. Su autor es el músico cubano Ignacio Piñeiro Martínez (1888-1969), hijo de un emigrante asturiano, natural de Grado, y de nombre Marcelino Rodríguez.

La historia arranca en 1926, coincidiendo con el regreso del padre de Ignacio Piñeiro a Asturias. Es en ese año cuando Piñeiro (apellido artístico del músico cubano), movido por la tristeza de un hijo que que ve cómo su padre abandona Cuba para regresar a su tierra natal, compone la letra del "Asturias, patria querida".

La canción se popularizó muy rápidamente en La Habana. Ignacio Piñeiro había fundado el Sexteto Nacional, un grupo de músicos procedentes de las más diversas zonas de Cuba y en el que Piñeiro componía y tocaba el contrabajo. Tras escribir el "Asturias, patria querida" comienza a tocarla en todas las fiestas de la colonia asturiana en La Habana y en salones como La Tropical. Es así como la canción, durante los dos años siguientes, se populariza en La Habana y llega hasta España fruto de la emigración y la comunicación que había con Asturias.

En 1929, Ignacio Piñeiro viaja a España, donde permanece durante tres meses realizando grabaciones y presentaciones diversas. Cuando Piñeiro llega a Asturias se encuentra con la desagradable sorpresa que su padre ha muerto. La decepción y la tristeza hacen que varíe la letra. La reescribe en Santander, después de cruzar toda Asturias y de actuar en Oviedo, Cangas del Narcea y en Grado, de donde supuestamente era originario su padre. Esta última versión es la que se graba en Madrid el 3 de Octubre de 1929. Posteriormente, regresa a Cuba y, en 1930, registra en La Habana el "Asturias, patria querida".


Si bien la historia de la letra nos lleva hasta Cuba, la historia de la melodia nos conduce también lejos de Asturias, ya que la música que sirvió de base a la letra de Ignacio Piñeiro tuvo su origen en la región de Silesia, en Polonia. Y es que muchos fueron los intercambios que hubo entre Asturias y Polonia a partir del siglo XIX, sobretodo en la minería. Mineros polacos se asentaron en el Principado y trabajaron en las minas de las Cuencas Mineras del Caudal y de Mieres. Estos mineros polacos fueron los que trajeron a Asturias la melodía que acompañaría al texto de Piñeiro, una melodía tradicional que ya era popular desde mediados del siglo XIX en Opole, en la zona de Silesia.

Se podría decir que el himno de Asturias es, pues, fruto de la emigración: la de los polacos silesianos que llegaron y la de los asturianos que partieron a Cuba. El "Asturias, patria querida" llegó al Principado a través del son cubano, un estilo musical que suponía una novedad y que no caló entre la población, pero sí que cuajó entre la gente la letra de Piñeiro. Así pues, la hipótesis más convincente es que dicha letra se uniera a la melodía que llegó desde las lejanas tierras de Silesia acompañando a los mineros polacos.

En 1934, durante la Revolución de Octubre, aparece un texto distinto al original, cantado por parte de los milicianos y por los mineros en huelgas y manifestaciones. La letra de esta canción se conservó en los archivos del comité central del Partido Comunista en Madrid.

No es hasta la década de los años cincuenta cuando el "Asturias, patria querida" consolida y multiplica definitivamente su popularidad al convertirse en el tema "oficial" del Descenso Internacional del Río Sella, la popular y multitudinaria Fiesta de las Piraguas . En 1958, el fundador de la fiesta, Dionisio de la Huerta, anima a los allí presentes a entonar con todo su alma el "Asturias, patria querida". Finalmente, el 27 de Abril de 1984, es declarada himno oficial del Principado de Asturias.

Primera letra de Piñeiro, de 1926, no grabada y actual génesis del himno de Asturias

Asturias, Patria querida,
Asturias de mis amores;
¡quién estuviera en Asturias
en todas las ocasiones!
Tengo de subir al árbol,
tengo de coger la flor,
y dársela a mi morena
que la ponga en el balcón,
Que la ponga en el balcón,
que la deje de poner,
tengo de subir al árbol
y la flor he de coger

Letra reescrita en Santander por Piñeiro en 1929 y grabada en Madrid el 3 de Octubre

“Alma sensible,
Casta pureza,
Todo es Amor,
Es la mujer asturiana,
Con su cáliz de dulzura,
De la grandiosa natura,
La hizo dueña de amor,
Con la ternura,
con la virtud,
De diosa.
Estribillo:
Asturias patria querida,
A ti consagro mi vida”

Letra de 1934 cantada por milicianos durante la Revolución de Octubre y por mineros en huelgas y manifestaciones:

Asturias, tierra bravía,
Asturias, de luchadores;
no hay otra como mi Asturias
para las revoluciones.

Tengo que bajar a Oviedo
empuñando mi fusil
y morirme disparando
contra la guardia civil;
Contra la guardia civil
y los cobardes de Asalto;
tengo que bajar a Oviedo
y morirme disparando.
Los obreros, en Asturias,
demostraron su heroísmo
venciendo a la clerigalla
y al feroz capitalismo
Asturias, tierra bravía,
Asturias, de luchadores;
no hay otra como mi Asturias
para las revoluciones.

Los de Lerroux y la CEDA
son los verdugos de España,
los que roban las conquistas
del obrero que trabaja



Leído en: http://www.miraquecurioso.com/curiosidades/historia-del-himno-de-asturias/

jueves, 19 de noviembre de 2015

¿Qué es una putada?

Putada es comparar la jubilación de un diputado o diputada con la de una viuda.

Putada es que un ciudadano tenga que cotizar 35 años para percibir una jubilación y a los diputados les baste sólo con tres o con seis según el caso y que los miembros del gobierno para cobrar la pensión máxima sólo necesiten jurar el cargo.

Putada es que los diputados sean los únicos trabajadores (?) de este país que están exentos de tributar un tercio de su sueldo del ISR.

Putada es colocar en la administración a miles de asesores (léase amigotes con sueldo) que ya desearían para sí los técnicos mejor cualificados.

Putada es el ingente dinero destinado a sostener a los partidos, aprobados por los mismos políticos que viven de ellos.

Putada es que a un político no se le exija superar una mínima prueba de capacidad para ejercer su cargo (y no digamos intelectual o cultural).

Putada es el costo que representa para los ciudadanos, sus comidas, coches oficiales, chóferes, viajes (siempre en gran clase) y tarjetas de crédito por doquier.

Putada es que sus señorías tengan casi cinco meses de vacaciones al año (48 días en Navidad-enero, más 17 en Semana Santa -a pesar de que muchos de ellos se declaran laicos- más 82 días en verano).

Putada es que sus señorías, cuando cesan en el cargo, tengan un colchón del 80% del sueldo durante 18 meses.

Putada es que ex ministros, ex secretarios de estado y altos cargos de la política, cuando cesan, son los únicos ciudadanos de este país que pueden legalmente percibir dos salarios del erario público.

Putada es que se utilice a los medios de comunicación para transmitir a la sociedad que los funcionarios los únicos que representan un costo para el bolsillo de los ciudadanos...

Putada es que nos oculten sus privilegios, mientras vuelven a la sociedad contra quienes de verdad les sirven, hablando de política social y derechos sociales.


¡Qué Putada!

Antonio Gala

miércoles, 18 de noviembre de 2015

¡Cómo educar...!

Su nombre era Sra. Riveros mientras estuvo al frente de su clase de 5º grado, el primer día de clase lo iniciaba diciendo a los niños una mentira. Como la mayor parte de los profesores, ella miraba a sus alumnos les decía que a todos los quería por igual. Pero eso no era posible, porque ahí en la primera fila, desparramado sobre su asiento, estaba un niño llamado: Facundo Moreno.

La Sra. Riveros había observado a Facundo desde el año anterior y había notado que él no jugaba muy bien con otros niños, su ropa estaba muy descuidada y constantemente necesitaba darse un buen baño. Facundo comenzaba a ser un tanto desagradable. Llegó el momento en que la Sra. Riveros disfrutaba al marcar los trabajos de Facundo con una fibra roja haciendo una gran X y colocando un cero muy llamativo en la parte superior de sus tareas.

En la escuela donde la Sra. Riveros enseñaba, le era requerido revisar el historial de cada niño, ella dejó el expediente de Facundo para el final. Cuando ella revisó su expediente, se llevó una gran sorpresa.

La Maestra de primer grado escribió: “Facundo es un niño muy brillante con una sonrisa sin igual. Hace su trabajo de una manera limpia y tiene muy buenos modales... es un placer tenerlo cerca".

Su maestra de segundo grado escribió: “Facundo es un excelente estudiante, se lleva muy bien con sus compañeros, pero se nota preocupado porque su madre tiene una enfermedad incurable y el ambiente en su casa debe ser muy difícil".

La maestra de tercer grado escribió: "Su madre ha muerto, ha sido muy duro para él. El trata de hacer su mejor esfuerzo, pero su padre no muestra mucho interés y el ambiente en su casa le afectará pronto si no se toman ciertas medidas".

Su maestra de cuarto grado escribió: “Facundo se encuentra atrasado con respecto a sus compañeros y no muestra mucho interés en la escuela. No tiene muchos amigos y en ocasiones duerme en clase".

Ahora la Sra. Riveros se había dado cuenta del problema y estaba apenada con ella misma. Ella comenzó a sentirse peor cuando sus alumnos les llevaron sus regalos del día del maestro, envueltos con preciosos moños y papel brillante, excepto Facundo. Su regalo estaba mal envuelto con un papel amarillento que él había tomado de una bolsa de papel. A la Sra. Riveros le dio pánico abrir ese regalo en medio de los otros presentes. Algunos niños comenzaron a reír cuando ella encontró un viejo brazalete y un frasco de perfume con solo un cuarto de su contenido. Ella detuvo las burlas de los niños al exclamar lo precioso que era el brazalete mientras se lo probaba y se colocaba un poco del perfume en su muñeca. Facundo Moreno se quedó ese día al final de la clase el tiempo suficiente para decir: “Sra. Riveros, el día de hoy usted huele como solía oler mi mamá". Después de que el niño se fue ella lloró por lo menos una hora.

Desde ese día, ella dejó de enseñarles a los niños aritmética, a leer y a escribir. En lugar de eso, comenzó a educar a los niños. La Sra. Riveros puso atención especial en Facundo.

Conforme comenzó a trabajar con él, su cerebro comenzó a revivir. Mientras más lo apoyaba, él respondía más rápido. Para el final del ciclo escolar, Facundo se había convertido en uno de los niños más aplicados de la clase y a pesar de su mentira de que quería a todos sus alumnos por igual, Facundo se convirtió en uno de los consentidos de la maestra.

Dos años después, ella encontró una nota debajo de su puerta, era de Facundo, diciéndole que ella había sido la mejor maestra que había tenido en toda su vida.

Cinco años después por las mismas fechas, recibió otra nota de Facundo, ahora escribía diciéndole que había terminado el secundario siendo el tercero de su clase y ella seguía siendo la mejor maestra que había tenido en toda su vida.

Cinco años después, recibió otra carta que decía que a pesar de que en ocasiones las cosas fueron muy duras, se mantuvo en la escuela y pronto se graduaría con los más altos honores. Él le reiteró a la Sra. Riveros que seguía siendo la mejor maestra que había tenido en toda su vida y su favorita.

Cuatro años después recibió otra carta. En esta ocasión le explicaba que después de que concluyó su carrera, decidió viajar un poco. La carta le explicaba que ella seguía siendo la mejor maestra que había tenido y su favorita, pero ahora su nombre se había alargado un poco, la carta estaba firmada por Dr. Facundo Moreno

La historia no termina aquí, existe una carta más que leer, Facundo ahora decía que había conocido a una chica con la cual iba a casarse. Explicaba que su padre había muerto hacía un par de años y le preguntaba a la Sra. Riveros si le gustaría ocupar en su boda el lugar que usualmente es reservado para la madre del novio, por supuesto la vieja maestra aceptó y adivinen...

Ella llegó usando el viejo brazalete y se aseguró de usar el perfume que Facundo recordaba que usó su madre la última Navidad que pasaron juntos. Se dieron un gran abrazo y el Dr. Moreno le susurró al oído, "Gracias Maestra, por creer en mí. Muchas gracias por hacerme sentir importante y mostrarme que yo puedo hacer la diferencia".

La Sra. Riveros con lágrimas en los ojos, tomó aire y dijo, “Facundo, te equivocas, tú fuiste el que me enseñó a mí que yo puedo hacer la diferencia. "No sabía cómo educar hasta que te conocí".

El carné y el llavero

Cuando yo empecé a trabajar, mi padre se me acercó un día, me puso la mano en el hombro y me dijo que la obligación de todo trabajador que se precie era estar afiliado a un sindicato.Cuando él dejó de hacerlo por un ERE en la Peugeot, mi padre se me acercó un día, me puso la mano en el hombro y me dijo que no fuese gilipollas y que iba a romper el carné de Comisiones Obreras.

El caso es que yo ya hacía el gilipollas de muchas maneras, pero todavía no me había dado por la filiación sindical. Y entonces, desoyendo su consejo, me apunté en plan rebelde a un sindicato, para tener otro carné además del del Atleti, que por entonces me daba más disgustos que el copón. No es que mi padre (al que vi llorar sentado en una silla verde del salón) se hubiese hecho de derechas, no. Es que él seguía siendo de izquierdas y los sindicatos ya no. 

"Los sindicatos (engrasados con donaciones multimillonarias) no han movido un dedo por los que veían desaparecer sus puestos de trabajo, los que perdían sus pisos y los que tenían que cerrar sus empresas", escribió Rafael Chirbes en clave de no ficción. Fue precisamente eso (y que le dieran un llavero y no una solución la única vez que fue al sindicato a pedir ayuda) lo que terminó de hundir a mi viejo.

Grandes centrales sindicales que han hecho de la subvención un modo de vida y de lucro. Estructuras de poder que han comulgado con la corrupción política y financiera. Tipos que no saben quién era una mujer llamada Federica Montseny pero sí saben dónde comer buen centollo con dinero público. Dirigentes sindicales que han jugado a la piñata con los ERE andaluces. Un ejército de miles de liberados para terminar dándole a un obrero de Carabanchel un llavero.

Una mañana de otoño me encontré en el 34 con otro hombre con el pelo blanco. Me levanté del asiento nada más verlo, me acerqué a él decidido y el tipo me dijo: "No, no, no. Deja. Si me bajo en la siguiente parada". Yo le expliqué que no quería darle el asiento sino las gracias. Sin más. Se llamaba Marcelino Camacho.

Hoy ya no queda nada de aquello y las grandes centrales sindicales son sospechosas por lo que callan y por lo que hablan, por lo que hacen y, sobre todo, por lo que dejan de hacer. 

Aquí se fueron el Rey Juan Carlos, Rato, Rubalcaba, Aguirre, Los del Río y hasta Pedro Jota. Pero hay tipos como Cándido Méndez que llevan más de 20 años encadenados en la proa de un fueraborda tomando el sol con gasolina de todos.

El mismo año en que se fundó Comisiones Obreras -1976-, el poeta canario Antidio Cabal dijo que era hora de que los cristianos se cristianizasen o desaparecerían. Pues eso precisamente. O aquellas agrupaciones que nacieron en la defensa de los trabajadores vuelven a ser lo que eran o yo creo que jamás les repetiré a mis hijos aquella frase que un día me dijo mi padre, que todavía tiene las manos duras y el corazón blando. 

¿Qué fue de los sindicatos? ¿Quién conoce los secretos del arte de la domesticación? ¿Qué tendría que poner en la pancarta? ¿Por qué no nos ponemos detrás?

A estas alturas a uno le sale la respuesta del mexicano Carlos Monsiváis: "O ya no entiendo lo que está pasando, o ya no pasa lo que estaba entendiendo".

Pedro Simón en A simple vista
Leído en: http://www.elmundo.es/opinion/2015/11/14/56463042e2704e2f518b4583.html

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Gente con principios...


Cuando los negros eran tratados como mierda en EEUU dos velocistas americanos levantaron el puño en el podio de los Juegos Olímpicos de México 1968 reivindicando los derechos humanos de los negros en su país.

Fueron expulsados inmediatamente, su carrera deportiva terminó, recibieron amenazas de muerte y terminaron uno de lavacoches en Texas y el otro de estibador en el puerto de Nueva York. Fue gracias a gente valiente como ellos que la segregación racial en EEUU retrocedió un poco.

Pero la historia del blanco de la foto es menos conocida y es digna de una película. Es australiano, se llamaba Peter Norman y fue medalla de plata en esa carrera. Yo pensaba que estaba ajeno a la movida que se montó detrás de él pero no es así.

Los dos americanos le explicaron lo que iban a hacer y que le parecía. Norman contestó: “Creo que todo hombre tiene derecho a beber la misma agua. Creo en lo que creen ustedes”. Y a continuación señaló el distintivo de la lucha de los negros (la pegatina redonda blanca que se ve en la foto) y preguntó si tenían uno para él. De esa forma mostró su solidaridad con la lucha de los negros.

Las consecuencias para el australiano fueron terribles. Fue condenado al ostracismo. No sólo se le hizo difícil seguir corriendo; tampoco conseguía quién le diera trabajo. Repetidas veces lo invitaron a pedir perdón por el episodio de México, pero él se negó, y siguió entrenando por las suyas y logrando tiempos superiores a sus rivales. En los cuatro años siguientes batió trece veces la marca de calificación en los 200 metros para ir a las Olimpíadas de Munich en 1972, pero no lo convocaron al equipo nacional y, por primera vez en la historia de los Juegos, Australia no tuvo sprinter en las finales de 100 y 200 metros. Norman intentó dedicarse al fútbol australiano profesional pero una lesión en el tendón de Aquiles lo puso al borde de perder la pierna por gangrena. Se hizo adicto a los calmantes que le recetaban, luego alcohólico, luego se recuperó y empezó a militar en el sindicalismo y trabajar en una carnicería. Usaba su medalla olímpica para trabar la puerta de su departamento.

Cuando se anunció que Australia organizaría los Juegos en el 2000, se ilusionó con que lo incluyeran en los festejos. Los organizadores de Sydney invitaron a todos los medallistas olímpicos australianos a desfilar el día de la inauguración, pero a Norman no sólo lo excluyeron del desfile: ni siquiera le mandaron entradas para ir al estadio. Era el mejor velocista de la historia australiana pero no existía. Incluso en la estatua que se había erigido en el campus de San José, California, conmemorando aquel podio de México 68, el segundo lugar estaba vacío.



Cuando murió en el 2006, los dos ex velocistas americanos viajaron hasta Melbourne y llevaron su féretro. La banda que acompañaba el cortejo tocaba “Carros de fuego”.

martes, 27 de octubre de 2015

Carta a mi Yo del futuro

No te imagino. Por más que lo intento soy incapaz de saber a dónde has ido a parar o qué demonios estarás haciendo. Me pregunto si habrás acabado la universidad, si estarás trabajando en lo tuyo y si al final te has tenido que ir fuera o si encontraste algo aquí, cerca de casa.

Me pregunto cómo serás, cómo te habrán tratado los años. Engordaste, ¿verdad? No, mejor no me lo digas.

Cuéntame que todavía queda mucho de mí en ti. Me gusto. Me gusto muchísimo y odiaría que me dijeras que he ido desapareciendo poco a poco, que si me hablaran de ti sería imposible creer que soy yo y que todo lo que soy ahora se perdió por el camino. Te prohíbo que eso ocurra. Me lo prohíbo aquí y ahora.

Pero, en fin, ¡cuéntame!

¿Sigues buscando a esa persona o la has encontrado ya? ¿Es tan increíble como creíamos que iba a ser? Seguro que sí. Apuesto a que te despiertas cada mañana preguntándote qué hicimos para que se enamorara de nosotros. Ya podías decirme cuánto falta más o menos para eso… así me despreocupo hasta entonces. Anda que no me ahorraría quebraderos de cabeza, ya me entiendes.

No, no pares, dime cada cosa que has vivido y cuéntame de aquello que has perdido. Háblame del mundo que me espera, de los que se han ido y de los que están por llegar. Dime quién se fue cuando te hizo falta y quién estuvo ahí en los malos momentos. Dime quién sí y quién no, incluso dime quién nunca más.

Cuéntame que sabes más, que no te has parado, que no te has limitado a mirar pasar la vida por la ventana y que te has bajado en cada estación, que has volado alto y que ya sabes por fin a qué saben las nubes.

Dime que nuestro pasado forma parte de tu presente y que cada día que te miras al espejo sigues viendo a aquel niño que un día fuimos. No le olvides a él, ni a mí. No olvides quién eres, quién somos.

No dejes que el mundo te cambie, pero no te olvides de cambiar el mundo. Nada es demasiado grande, nada está demasiado lejos. Hace mucho que aprendimos que del esfuerzo nacen las alegrías y que los caminos se acortan cuando se recorren con una sonrisa en el corazón.

Sigue haciendo lo que te haga feliz. Vive tus sueños, los cuales espero sean nuevos y que los que yo tengo ahora mismo ya los hayas vivido tiempo atrás. Cumple objetivos y luego márcate unos nuevos, como hemos hecho siempre.

Ámate. Nadie te amará nunca de la forma en la que tú mismo lo haces. Ya lo decía la abuela: “si no te quieres tú… quién te va a querer”. Si no quieres hacerme caso a mí, al menos hazle caso a ella.


No cambies, al menos no demasiado. Bueno, da igual, cambia si quieres, pero sigue siendo tú, ya me entiendes. No me pierdas por el camino. A estas alturas ya te habrás dado cuenta de que la vida no es tan larga como nos parecía al principio, así que no te olvides de dónde vienes, porque allá donde vayas yo siempre iré contigo.

Leído en: http://porescribir.com/2015/10/24/carta-a-mi-yo-del-futuro/

lunes, 26 de octubre de 2015

El Napoleón del crimen

Ayer mismo, caminando por la acera de una calle de Madrid, un niño de unos seis o siete años que iba despistado con sus padres, mirando el escaparate de una tienda, tropezó conmigo. Le acaricié la cabeza con una sonrisa, y ya iba a seguir adelante cuando escuché a su padre decirle al crío, con mucha naturalidad. «Mira por donde andas, por favor. Gracias». Y luego me dirigió una mirada de excusa. Entonces el niño, sin mirarme, dijo «perdón» y siguió su camino junto a ellos. Me quedé tan sorprendido por el suceso, por aquella reconvención paterna y la reacción del niño, del todo extraordinarias en estos tiempos, que volví la cabeza para verlos alejarse. Eran dos padres jóvenes, normales. Dos padres de infantería. Pero aquellos diez segundos junto a ellos habían hecho hermosa la mañana, y la calle parecía otra, más despejada y luminosa, y al fin continué mi paseo aún con la sonrisa en la boca, pensando que Dios o el diablo aprietan pero nunca ahogan, y que siempre hay quien se salva, y te salva. O te da esperanza. Que siempre quedan uno, o diez, o cien, justos en Sodoma. E incluso en Gomorra.

Hay días, como ayer, en los que lamento no ser millonario, como el tío Gilito o el que sea su equivalente ahora. Pero no un millonetis cualquiera, sino de verdad, a lo bestia, de ésos que pueden pagarlo todo y comprar cuanto se les pone en el morro. Un fulano con viruta suficiente para crear varios centenares, o miles, de becas para niños bien educados. Niños a los que sus padres les hayan enseñado, previamente, que las buenas maneras hacen mejor el mundo, nos hacen mejores a todos y son mecanismo clave, puerta franca para acceder a lugares y corazones. Niños, por ejemplo, como los de mi amigo Etienne de Montety, que cada vez que invitaba a cenar en su casa hacía que sus cuatro hijos, entonces de entre diez y dieciséis años, se encargaran de recibir y atender a los visitantes, cosa que hacían todos con una formalidad y una responsabilidad exquisitas. O aquel otro zagal de ocho o nueve años que una vez se me acercó con mucho aplomo junto a un bar de la Plaza Mayor y dijo: «Oiga, señor, ¿puede pedirle un vaso de agua al camarero, por favor?... Tengo sed, y como soy pequeño, puede que a mí no me haga caso».

Por eso digo que, si tuviera una pasta gansa, crearía las becas Reverte Malegra Verte. Mandaría a mis agentes por todo el mundo a buscar niños de ambos sexos bien educados, para pagar sus estudios y dedicarlos luego, cuando fuesen grandes, a la ciencia, las humanidades, la vida social y la política. Y también, de paso, gratificaría a los padres que los educaron. Financiaría el merecido bienestar de quienes les enseñaron a decir buenos días, por favor y gracias, a manejar los cubiertos, a no hablar con la boca llena, a vestirse con decoro según cada momento de la vida, a no tutear a las personas mayores, a comprender que una sonrisa, una palabra adecuada, un gesto cortés y de buena crianza, tan propios de la gente humilde como de la más afortunada, son la mejor tarjeta de visita, todavía hoy, incluso en un mundo que, como el nuestro, se va poquito a poco al carajo.

Pero eso sí. Ya metido en faena, si como dije fuera millonetis sin límite y sin tasa, también es posible que se me fuera la pinza y me diese un chungo en plan Bin Laden, o Doctor No, o profesor Moriarty -el Napoleón del crimen, enemigo de Sherlock Holmes-, y comprara una isla llena de aparatos electrónicos, misiles nucleares y Úrsulas Andress, o lo que equivalga ahora a eso; y también un gato de Angora para acariciarlo en plan canónico mientras enviaba por el mundo a mis sicarios en plan ninjas suicidas, en comandos implacables que se curraran la otra cara de la luna. Algo así como una brigada pesticida, letal, higiénica, secuestradora y exterminadora de padres de niños, e incluso de algún niño que otro -todos acaban siendo adultos- de esos groseros y maleducados que empujan en las puertas, permanecen mudos ante las palabras «buenos días», ignoran cómo se pronuncia un «por favor», tutean al lucero del alba y no han dado las gracias a nadie en su puta vida. Y ordenaría a mis esbirros especial ensañamiento y torturas refinadas tipo Fumanchú con los padres de familia que se dejan las gorras y sombreros puestos en los locales públicos, gritan al teléfono móvil, entran en calzoncillos y chanclas en los restaurantes, se hurgan la nariz y se rascan las axilas, los huevos o el chichi -seamos paritarios- mientras te empujan en el metro o el autobús. Veneno, soga y puñal, oigan. Sin piedad. Y yo reiría en mi isla, juas, juas, juas, con risa de malvado Carabel, viéndolo todo por videoconferencia, mientras acariciaba al gato.   

Arturo Pérez-Reverte en Patente de Corso
XLSemanal - 25/10/2015

http://www.perezreverte.com/articulo/patentes-corso/1049/el-napoleon-del-crimen/

domingo, 25 de octubre de 2015

Austeridad sí, derechos humanos, ya veremos

El presidente de la República de Portugal ha decidido encargar gobierno al conservador Passos Coelho, pese a estar en minoría en el Parlamento y carecer de socios en los que apoyarse. Le parece al también conservador Cavaco Silva que ese gobierno respetará los compromisos internacionales y es más estable, duradero y creíble que la coalición de izquierdas que tiene la mayoría absoluta. Cavaco da una patada al balón hacia adelante porque a él le quedan tres meses en la presidencia de la república y aboca al país, en breve, o un nuevo gobierno o a nuevas elecciones. Los campeones de la austeridad se resisten con uñas y dientes a que lleguen gobiernos que la cuestionen. Ayer vimos en Madrid a los autores de la idea y a todos sus alumnos aplaudiéndose mutuamente. Merkel, Sarkozy, Berlusconi, Donald Tusk, Durao Barroso alabaron a Rajoy.

El mismo día que supimos por la EPA que cuatro años de austeridad a ultranza dejan menos paro, sí, pero apenas más puestos de trabajo y casi todos temporales, sin resolver, además, ni el desempleo joven ni el de larga duración.

Todavía nos sorprende la unanimidad con la que los conservadores europeos aprietan las filas frente a cualquier gobierno que se atreva a cuestionar la política económica única, de Grecia a Portugal. Mientras, son capaces de tolerar divergencias internas gravísimas en el respeto a los derechos humanos. Los mismos que aplaudieron a Rajoy, habían aplaudido antes al ultra Viktor Orban, primer ministro de Hungría, que llamó a los refugiados "combatientes" y dijo que no tienen derecho a aspirar al mismo estilo de vida que los europeos.


Y nadie lo discutió. Así que Austeridad sí o sí. Derechos humanos, depende. Tiene razón Cavaco Silva, los conservadores europeos sí que forman una coalición estable y duradera.

Pepa Bueno en Hoy por Hoy
http://cadenaser.com/programa/2015/10/23/hoy_por_hoy/1445578281_055838.html?ssm=hoyxhoy1-fb

miércoles, 7 de octubre de 2015

Reflexión LIX: Moraleja sobre el trabajo

Una señora quería comprar un vestido tejido a mano y vio a una artesana que hacía un trabajo absolutamente increíble.

La señora vio que era un precio demasiado alto, por lo que se acerca a la tejedora y en un tono bastante brusco le dice: "Quiero comprar un vestido de los que usted teje, pero creo que cobra demasiado".
La artesana quedó un poco desconcertada, pero respondió: "¿Cuánto cree usted que debo cobrar?"
La señora respondió: "A ver, por el hilo, más los listones, los botones y hasta unas tijeras, yo creo que... " y le dio una cantidad.

El precio final que la señora calculó era mucho más barato que el precio original de la artesana, pero ella dijo: "Esta bien, usted recibirá su vestido en una semana".
La clienta quedó muy satisfecha de si misma y contó a todas sus amistades sobre una fabulosa oferta que había negociado.
Una semana después recibe una caja bellamente envuelta y al abrirla se da cuenta que en su interior solo esta el hilo, los botones, un listón y hasta unas tijeras. Muy enojada va en busca de la artesana: "¿Cómo pudo hacerme esto a mí? Le pedí un vestido y me envía una caja sólo con los materiales"
La tejedora tranquilamente respondió: "Mire señora, usted recibió exactamente por lo que pagó, si cree que hay algo que falte... es necesario pagar por ello".

Moraleja:
Cuando alguien nos compra un artículo hecho a mano, no sólo compran los materiales, también están comprando nuestro tiempo, esfuerzo y dedicación con la que hacemos nuestros artículos.

lunes, 5 de octubre de 2015

En este país pasan cosas raras

Si reflexionáramos un poco, veríamos que en este país pasan cosas raras. No se organiza un escándalo porque el presidente convoque elecciones para el 20 de diciembre, una decisión que hubiera levantado un tsunami en cualquier otro país, pero mucha gente se lleva las manos a la cabeza porque la alcaldesa de Madrid haya dicho que los estudiantes universitarios deberían responsabilizarse de la limpieza en sus zonas de esparcimiento, algo que en cualquier otra parte de Europa hubiera merecido una respetuosa respuesta.

No reaccionamos frente a una decisión política malintencionada, como es convocar elecciones en plena semana navideña, con clara voluntad antidemocrática de desincentivar el voto, pero decimos que Carmena tiene “ocurrencias” porque ha pensado que no sería mala idea crear un servicio voluntario para que los jóvenes estudiantes sepan también lo que es el trabajo manual.

¿Por qué no se les puede pedir a los universitarios que se organicen para recoger la basura que dejan tirada cuando hacen botellón? Es ridícula la disculpa de que no pueden hacerlo porque quitan puestos de trabajo a los barrenderos. Qué tontería: tiremos todos basura a la calle para que baje el paro. La ciudad necesita más barrenderos, sin duda, y la alcaldesa debe hacer lo posible por aumentar su número de manera significativa, pero eso no tiene nada que con que la regidora no le pueda dar una buena regañina a los universitarios que ensucian su campus ni recordarles lo que significa ser ciudadano. En 1997, un bando de Tierno Galván amonestando a los vecinos por haberse hecho desidiosos a la hora de colaborar en la limpieza de su ciudad fue acogido con afecto. Cómo han cambiado las cosas, a peor.

Hoy por Hoy
La Mirada de Soledad Gallego-Díaz
http://cadenaser.com/programa/2015/10/05/hoy_por_hoy/1444013598_395195.html?ssm=hoyxhoy1-fb

domingo, 4 de octubre de 2015

Reflexión LVIII: La ratonera

 Un ratón mirando por un agujero de la pared, ve al granjero y su esposa abrir un paquete. Quedó aterrorizado al ver que era una trampa para ratones! Fue corriendo al patio a advertirle a todos. Hay una ratonera en casa! hay una ratonera! La gallina que estaba cacareando y escarbando le dice: "disculpe señor ratón yo entiendo que es un gran problema para Usted, pero no me perjudica en nada", entonces fue hasta el cordero y le dice lo mismo: "disculpe señor ratón pero no creo poder hacer algo más que pedir por Usted en mis oraciones", el ratón se dirigió a la vaca y ella le dijo: "pero acaso estoy en peligro? pienso que no! dijo la vaca", el ratón volvió a la casa, preocupado y abatido para encarar a la ratonera del granjero.
Aquella noche se oyó un gran barullo como el de la ratonera atrapando su víctima, la mujer corrió a ver que había atrapado!!! En la oscuridad ella no vio que la ratonera atrapó la cola de una serpiente venenosa. La serpiente veloz mordió a la mujer, el granjero la llevó inmediatamente al hospital, ella volvió con fiebre alta.
El granjero para reconfortarla le preparó una nutritiva sopa, agarró el cuchillo y fue a buscar el ingrediente principal: la gallina; como la mujer no mejoró los amigos y vecinos fueron a visitarlos, el granjero mató al cordero para alimentarlos, la mujer no mejoró y murió, el esposo vendió la vaca al matadero para cubrir los gastos del funeral.
La próxima vez que alguien te cuente su problema y creas que no te afecta porque no es tuyo y no le prestes atención, piénsalo dos veces, el que no vive para servir no sirve para vivir. El mundo no anda mal por la maldad de los malos sino por la apatía de los buenos. Así que cuando alguien necesite de ti por sus problemas tiéndele la mano o dale una palabra de aliento. El mundo da muchas vueltas y nunca sabes cuándo necesitarás de los demás.
Recuerda cada mañana que nacimos para ser felices, no para ser perfectos. Los días buenos te dan FELICIDAD, los días malos te dan EXPERIENCIA, los intentos te mantienen FUERTE, las pruebas te mantienen HUMANO y las caídas te mantienen HUMILDE.

martes, 29 de septiembre de 2015

Conmigo, o contra mí

Un lector me preguntó el otro día por mi escepticismo político: mi falta de fe en el futuro y mi despego de esta casta parásita que nos gobierna, sólo comparable a la desconfianza que siento hacia nosotros los gobernados: sin víctimas fáciles no hay verdugos impunes. Siempre sostuve, porque así me lo dijeron de niño, que los únicos antídotos contra la estupidez y la barbarie son la educación y la cultura. Que, incluso con urnas, nunca hay democracia sin votantes cultos y lúcidos. Y que los pueblos analfabetos nunca serán libres, pues su ignorancia y su abulia política los convierten en borregos propicios a cualquier esquilador astuto, a cualquier lobo hambriento, a cualquier manipulador malvado. También en torpes animales peligrosos para sí mismos. En lamentables suicidas sociales.

Hace dos largas décadas que escribo en esta página. También, en los últimos dos años, Twitter me ha permitido acercarme a lo más caliente de nuestro modo de respirar. Y no puedo decir que sea confortable. Inquieta el lugar en que una parte de los lectores españoles se sitúan: lo airado de sus reacciones, el odio sectario, la violenta simpleza -rara vez hay argumentos serios- que a menudo llegan a un desolador extremo de estolidez, cuando no de infamia y vileza. Cualquier asunto polémico se transforma en el acto, no en debate razonado, sino en un pugilato visceral del que está ausente, no ya el rigor, sino el más elemental sentido común.


Destaca, significativa, la necesidad de encasillar. Si usted opina, por ejemplo, que a Manuel Azaña se le fue la República de las manos, no encontrará criterios serenos que comenten por qué se le fue o no se le fue, sino airadas reacciones que, tras mencionar el burdo lugar común de Hitler y Mussolini, acusarán al opinante de profranquista y antidemócrata. Y si, por poner otro ejemplo, menciona el papel que la Iglesia Católica tuvo en la represión de las libertades durante los últimos tres siglos de la historia de España, abundarán las voces calificándolo en el acto de anticatólico y progre de salón. Pondré un ejemplo personal: una vez, al ser interrogado sobre mi ideología, respondí que yo no tengo ideología porque tengo biblioteca. No pueden ustedes imaginar cómo llovieron, en el acto, las violentas acusaciones de que escurría el bulto «y no me mojaba». Y es que en España parece inconcebible que alguien no milite en algo y, en consecuencia, no odie cuanto quede fuera del territorio delimitado por ese algo. Reconocer un mérito al adversario es para nosotros impensable, como aceptar una crítica hacia algo propio. Porque se trata exactamente de eso: adversarios, bandos, sectas viscerales heredadas, asumidas sin análisis. Odios irreconciliables. Toda discrepancia te sitúa directamente en el bando enemigo. Sobre todo en materia de nacionalismos, religión o política, lo que no toleramos es la crítica, ni la independencia intelectual. O estás conmigo, o contra mí. O eres de mi gente -y mi gente es siempre la misma, como mi club de fútbol- o eres cómplice de la etiqueta que yo te ponga. Y cuanto digas queda automáticamente descalificado porque es agresión. Provocación. Crimen.

Qué fácil resulta entender, así, nuestra despiadada Guerra Civil. Si ahora no se dan delaciones y paseos por las cunetas, es sencillamente porque ya no se puede. Pero las ganas, el impulso, siguen ahí. Me pregunto muchas veces de dónde viene esa vileza, esa ansia de ver al adversario no vencido o convencido, sino exterminado. La falta de cultura no basta para explicarlo, pues otros pueblos tan incultos y maleducados como nosotros se respetan a sí mismos. Quizá esa Historia que casi nadie enseña en los colegios pueda explicarlo: ocho siglos de moros y cristianos, el peso de la Inquisición con sus delaciones y envidias, la infame calidad moral de reyes y gobernantes. Pero no estoy seguro. Esa saña que lo mismo se manifiesta en una discusión política que entre cuñados y hermanos en una cena de Navidad es tan española, tan nuestra, que me pregunto quién nos metió en la sangre su cochina simiente. Desde ese punto de vista, el español es por naturaleza un perfecto hijo de puta. Por eso necesitamos tanto lo que no tenemos: gobernantes lúcidos, sabios sin complejos que hablen a los españoles mirándonos a los ojos, sin mentir sobre nuestra naturaleza y asumiendo el coste político que eso significa. Dispuestos a decir: «Preparemos al niño español para que se defienda de sí mismo. Eduquémoslo para que conviva con el hijo de puta que siglos de reyes, obispos, mediocridad, envidia, corrupción, violencia, injusticia, le metieron dentro».   

Patente de corso
Conmigo, o contra mí
XLSemanal - 02/9/2013

Leído en: http://www.perezreverte.com/articulo/patentes-corso/774/conmigo-o-contra-mi/

lunes, 31 de agosto de 2015

Europa me duele... y me abochorna.

No deja de ser una cruel paradoja que la misma Europa que conmemora el 70 aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial, un conflicto que provocó el éxodo de millones de personas, sea también la Europa insolidaria, egoísta e inoperante ante la colosal avalancha humana que estos días llega en oleadas a las  costas griegas e italianas o intenta atravesar a pie el centro del continente.

La pasividad de los gobiernos europeos ante una emergencia humanitaria de tamaño calibre no sólo hiere nuestra sensibilidad, sino que trae a la memoria el recuerdo de errores similares cometidos en el pasado más reciente. ¿O acaso hemos olvidado que fue la próspera y democrática Europa la que, a mediados de la década de los 90 del siglo pasado, asistió impasible a la carnicería perpetrada por las fuerzas serbias de Radovan Karadzic contra la población civil de Bosnia?

Las imágenes de refugiados sirios, libios, afganos o paquistaníes que huyen de las guerras y la miseria que sacuden sus países y tratan de ‘colarse’ en Europa deberían sacudir las adormiladas conciencias de nuestros gobernantes. En lugar de eso, Macedonia gasea a los miles de desesperados que intentan cruzar su territorio en busca de un incierto El Dorado; Hungría levanta un muro fronterizo para impedir que decenas de miles de parias crucen su territorio; Francia y Reino Unido se afanan en sellar el Canal de Mancha, y los xenófobos hacen su agosto en Alemania incitando al odio contra los refugiados o, peor aún, atacando los refugios donde éstos se hacinan.

Esa Europa me duele… y me abochorna.

Post de José Luis Lobo en su blog