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viernes, 18 de noviembre de 2011

La moda verde


En la fila del supermercado, el cajero le dice a una señora mayor que debería traer su propia bolsa dado que las bolsas de plástico no son buenas para el medio ambiente.

La señora pide disculpas y explica: "Es que en mis tiempos no había esta moda verde".

El empleado le contesta: "Esto ahora es problema nuestro dado que su generación no tuvo cuidado suficiente en conservar el medio ambiente".

El empleado tiene razón. No había esta moda verde en nuestra generación.

Las botellas de leche, las de gaseosa y las de vino o las de cerveza eran devueltas a la tienda que las enviaba de nuevo a la fábrica donde eran lavadas y esterilizadas antes de llenarlas de nuevo de tal manera que se podían usar las mismas botellas una y otra vez. Así, realmente las reciclaban.

Subíamos las escaleras porque no había escaleras mecánicas en cada comercio u oficina. Íbamos andando a las tiendas en lugar de ir en coches de 300 caballos de potencia cada vez que necesitábamos recorrer 200 metros.
Por aquel entonces lavábamos los pañales de los bebés porque no los había desechables.

Secábamos la ropa en tendederos, no en secadoras que funcionan con 220 voltios. La energía solar y eólica secaba de verdad nuestra ropa.

Los niños pequeños usaban la ropa de los hermanos y las hermanas mayores y no modelitos nuevos constantemente.

De aquella teníamos un televisor o una radio en toda la casa y no un televisor en cada habitación. Y, cuando había, la TV tenía una pantallita del tamaño de un paño, no una pantallaza del tamaño de un estadio de fútbol.

En la cocina, molíamos y batíamos a mano, no había máquinas eléctricas que lo hiciesen por nosotros.

Cuando empaquetábamos algo frágil para enviarlo por correo usábamos periódicos viejos arrugados para protegerlo y no cartones prefabricados o bolitas de plástico.

En aquellos tiempos no arrancábamos un motor y quemábamos gasolina sólo para cortar el césped; usábamos una podadora que funcionaba a músculo.

Hacíamos ejercicio trabajando así que no necesitábamos ir al gimnasio para correr sobre cintas mecánicas que funcionan con electricidad.

Bebíamos del grifo cuando teníamos sed en lugar de usar vasitos o botellas de plástico cada vez que teníamos necesidad de agua.

Recargábamos las estilográficas con tinta en lugar de comprar una nueva y cambiábamos las cuchillas de afeitar en lugar de tirar a la basura toda máquina afeitadora sólo porque la hoja ha perdido su filo.
En aquellos tiempos la gente tomaba el tranvía o el autobús y los chavales y chavalas iban en sus bicis  al colegio o andando en vez de usar a su papá y su mamá como taxista a su servicio las 24 horas.

Teníamos un enchufe en cada habitación y no una regleta de enchufes para alimentar una docena de artefactos.

Y no necesitábamos un aparato electrónico para recibir señales desde satélites situados a miles de kilómetros de distancia en el espacio para encontrar la pizzería más próxima.

Así que me parece lógico que la actual generación se queje a menudo de lo irresponsables que eramos los viejos y las viejas por no tener esta maravillosa moda verde en nuestros tiempos.
¡¡Cuanto cantamañanas que se las da de ecologista hay hoy en día!!