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domingo, 21 de julio de 2013

El alcohol

Yo estoy harto de todos estos mensajes “el agua, el agua, la vida salió del agua” y digo yo: ¿Y por qué salió?
El agua da vida, pero el alcohol te da una vidiillaaa uuuuhhh. Hay algunos aquí que tienen las manos como los playmobil, solo cogen el cubata ¡Es acojonante! Además el alcohol en España siempre ha sido medicina popular para todo…

-Tengo problemas
-Cubata
-Yo no tengo ninguno
-Cubata
-Tengo un examen
-Cubata
-Me ha salido muy bien
-Cubata
-Me ha salido de puta pena
-¡Dos cubatas!
 
El alcohol es buenísimo para el aparato locomotor, yo he visto a gente borracha andar a gatas con una confianza acojonante. Qué decir para la vista, que hay gente que llega a ver el doble. Te bebes una botella de pacharán tú solo y ves doble o triple, el problema no es el alcohol, es el cerebro que no está preparado para ver imágenes en estéreo.
 
Luego el alcohol te ayuda a valorar la belleza, esa mujer que no parecía muy guapa a primera hora de la tarde… después de cuatro bacardís con cola, ¡cómo se ha puesto!
 
Y luego la toma de decisiones, ese puntito de valor que nos da, sobre todo a los hombres. ¿Quién no ha vivido esa noche tonta 5 de la mañana en Madrid, con los hielos de los cubatas haciendo “clinqui clinqui”? y salía esa mente brillante que decía: “¿Sabéis lo que estaría ahora de puta madre? nos cogemos el coche… y nos vamos a Alicante a comer una paella.”Y se producen 10 segundos de silencio, hasta que viene el más mamao de todos, que es el que va a conducir, y deja caer la famosa frase: “no hay huevos”. Y a las 7 de la mañana estás en Albacete tomándote una manzanilla y dices: “¿Qué cojones hago yo en Albacete con estos cuatro licoretas en un Ford Fiesta”. Pues si no es por el alcohol no conoces Albacete.
 
No hay que abusar tampoco, a todos nos ha pasado coger esa primera borrachera, ese puntillo que casi acaba en coma. Al principio muy bien, “venga venga la conga, "pa riba pa bajo” y de repente se te pone la cara como de corcho… no notas la goma del calcetín si está arriba o abajo… y apareces en un banco del parque y tus amigos hacen contigo de todo menos budú. ”Métele un puñado de arena en el pecho”, ”Dale la vuelta, mójale la nuca”, ”Apágale un cigarro en la nuca, que eso despeja mucho”. Hasta que llega el más listo del grupo, que dice: “Lo llevamos a su casa y que se muera allí”. Entonces te llevaban a casa, te ponían en el felpudo, llamaban al timbre, se habría la puerta, y ¿qué veías allí? Terminator con rulos, que te decía “¡Ay como vienes!”, decías tú: “Más a gusto que en brazos”, y te dice: ”échame el aliento” y dices: ”No hasta que te quites las horquillas, que te las fundo contra el pelo”. Entrabas en casa, y aquí tu madre decía una frase histórica: ”Mira tu hijo, que viene piripi”, ibas con una castaña del doce y tu madre decía piripi. Enfilabas el pasillo… que sensación de abandono, dieciséis años viviendo allí y no te sonaba ni un mueble, te chocabas contra todo, te metías en la cama, y eso no era ni una barca ni un helicóptero, era el home cinema 5.1 dolby surround prology… los sonidos entraban por un lado, las imágenes por otro, se te empezaba a poner la cama como a la niña del exorcista… pero esto lo solucionabas tú sacando un pie de la cama, y sujetando todo el mueble ¡Leña parada aquí!.
 
Monólogo de Leo Harlem