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domingo, 29 de mayo de 2011

El lenguaje




Tenía ya ganas de hablar del lenguaje, porque me molesta muchísimo oir, sobre todo a nuestros políticos, eso de "ciudadanos y ciudadanas", o a aquél lehendakari que decía "los vascosss y las vascasss". El problema de esto es que está empezando a calar hondo en la sociedad, tanto es así, que un día me contaba un compañero que en el cumpleaños de su hijo empezó a organizar juegos y dijo "A ver, todos los niños conmigo..." y mira hácia atrás y ve que se habían quedado todas las niñas paradas. Eso antes, en mi época, no pasaba, cuando se decía "niños" se refería a "niños y niñas" y todos íbamos juntos.
Dice la Real Academia de la Lengua en su Artículo 1: De su definición y división, "... Los participios activos son de una sola terminación que conviene al género masculino y femenino, y al artículo y pronombres neutros. Llámense participios activos y pasivos aun los que se forman de verbos neutros y recíprocos, en que no hay acción ni pasión: en lo que se atiende más a la terminación y al uso, que a la propiedad; y así se dice que durmiente es participio activo, y dormido pasivo".
Hace tiempo me llegó un correo hablando sobre este tema y lo he adaptado a mí. Yo no soy víctima de la LOGSE. Tengo casi 54 años, soy la última generación del Bachillerato, no tuve reválida ni en cuarto ni en sexto de bachiller y he tenido la suerte de estudiar bajo unos planes educativos buenos, que primaban el esfuerzo, la memoria, la educación y la formación de los alumnos y que para pasar de curso podías dejar como mucho dos asignaturas. Importaban un bledo las estadísticas de aprobados y la propaganda política (bueno no había política).
En parvulitos (así se llamaba entonces lo que hoy es "educación infantil") empecé a estudiar con una cartilla que todavía recuerdo perfectamente: la A de "araña", la E de "elefante", la I de "iglesia" la O de "ojo" y la U de "uña". Luego, cuando eras un poco más mayor, llegaba "El Parvulito", un librito con poco más de 100 páginas y un montón de lecturas, no como ahora, que pagas por tres tomos llenos de dibujos que apenas traen texto. Eso sí, en el Parvulito, no había que colorear ninguna página, que para eso teníamos cuadernos y además servía para tu hermano que venía por detrás. También había unas enciclopedias que traían todo lo que había que estudiar y que hace poco han vuelto a editar para nostálgicos.

En el bachiller estudiaba entre otras asignaturas Lengua Española, Matemáticas, Ciencias Naturales, Historia, Literatura, Latín, Filosofía, Física, Religión y Gimnasia. Si en un examen tenías una falta de ortografía del tipo de "b en vez de v" o un número de faltas de acentos te suspendían.
Leí El Quijote y el Lazarillo de Tormes, leí las "Coplas a la muerte de su padre" de Jorge Manrique, a Garcilaso, a Góngora, a Lope de Vega o a Espronceda y casi al final del bachiller a Camilo José Cela "La familia de Pascual Duarte". Pero, sobre todo, aprendí a hablar y a escribir con corrección. Aprendí a querer nuestra lengua, nuestra historia y nuestra cultura. Y... vamos con la Gramática.

En castellano existen los participios activos como derivado de los tiempos verbales. El participio activo del verbo atacar es "atacante"; el de salir es "saliente"; el de cantar es "cantante" y el de existir, "existente". ¿Cuál es el del verbo ser? Es "ente", que significa "el que tiene entidad", en definitiva "el que es". Por ello, cuando queremos nombrar a la persona que denota capacidad de ejercer la acción que expresa el verbo, se añade a este la terminación "-nte". Así, al que preside, se le llama "presidente" y nunca "presidenta", independientemente del género (masculino o femenino) del que realiza la acción. De manera análoga, se dice "capilla ardiente", no "ardienta"; se dice "estudiante", no "estudianta"; se dice "independiente" y no "independienta"; "paciente", no “pacienta"; "dirigente", no dirigenta"; "residente", no "residenta”, "miembro", no "miembra".
A mí es que no me sale decir: dentisto, poeto, sindicalisto, pediatro, pianisto, guardio, golfisto, arreglisto, funambulisto, proyectisto, turisto, contratisto, paisajisto, taxisto, artisto, periodisto, taxidermisto, telefonisto, masajisto, gasisto, trompetisto, violinisto, maquinisto, electricisto, oculisto, policío del esquino y sobre todo ¡machisto!. Ni me puedo imaginar a alguien diciendo: “La pacienta era una estudianta adolescenta sufrienta, representanta e integranta independienta de las cantantas y también atacanta, y la velaron en la capilla ardienta existente”.
Y ahora, la pregunta: nuestros políticos y muchos periodistas (hombres y mujeres, que los hombres que ejercen el periodismo no son "periodistos"), ¿hacen mal uso de la lengua por motivos ideológicos o por ignorancia de la Gramática de la Lengua Española? Creo que por las dos razones. Es más, creo que la ignorancia les lleva a aplicar patrones ideológicos y la misma aplicación automática de esos patrones ideológicos les hace más ignorantes (a ellos y a sus seguidores). También habría que decir que el nivel cultural de nuestros políticos, en muchos casos, deja mucho que desear y que la mayor parte de ellos no saben hablar. Estoy harto de oír (bueno de no oír) la “d” de los participios (por ejemplo “llegao” en lugar de “llegado”) a uno de los líderes que se supone con nivel de estudios y que representa a un número grande del electorado, pero bueno, eso será tema de otra entrada en el blog.