Imagen de un grupo de esclavos en la segunda mitad del siglo XIX en Estados Unidos |
El 22 de agosto de 1865, el 'New York Daily Tribune' publicaba la carta que un esclavo emancipado le había escrito a su antiguo dueño, un coronel de Tennessee. La misiva, que fue dictada por su protagonista, rechaza la petición del ex propietario de que regrese de inmediato a su servicio. No se fía de él, porque ya le echó a disparo limpio. Aun así, le ofrece una posibilidad de regreso si le paga de una vez el sueldo correspondiente a los 32 años que le sirvió gratis.
Jourdon Anderson llevó hasta la muerte el nombre de su dueño. Su mujer y sus hijos también heredarían los apellidos del coronel P. H. Anderson, quien hasta la Guerra de la Sucesión había controlado sus vidas durante décadas.
Sin embargo, estalló la guerra, se decretó la emancipación de los esclavos en el Sur y Jourdon escaparía a una vida mejor. Al poco de terminar la contienda, el coronel localizó a su antiguo esclavo y le exigió que volviera. La respuesta fue recogida por el 'New York Daily Tribuen' el 22 de agosto de 1865 y ha sido sacada a la luz recientemente por el blog Letters of note.
Obviamente, Jourdon no sabía escribir, por lo que dictó sus pensamientos para contestar a su antiguo dueño. Ésta es la carta.
"A mi antiguo amo, coronel P. H. Anderson, Big Spring, Tennessee
Señor: He recibido su carta y me alegra descubrir que no se ha olvidado de Jourdon y que desea que regrese y viva con usted de nuevo, prometiendo hacer lo mejor para mí como nadie más podría.
A menudo me he sentido inquieto por usted. Pensaba que los yanquis le habrían ahorcado hace tiempo, por acoger a rebeldes en su casa. Supongo que nunca le oyeron pedirle al Coronel Martin que matase al soldado de la Unión que fue abandonado por su compañía en su establo.
Aunque usted me disparase dos veces antes de que le abandonase, no quería oír que usted hubiese resultado herido y me alegro de que esté vivo.
Me haría bien volver al viejo y querido hogar otra vez, y ver a Miss Mary y a Miss Martha y a Allen, Esther, Green y Lee. Déles todo mi amor y dígales que espero que nos encontremos alguna vez en un mundo mejor, si no en éste.
Debería haber vuelto cuando estaba trabajando en el hospital de Nashville, pero uno de los vecinos me dijo que Henry tenía la intención de dispararme a la primera oportunidad que tuviera.
Quiero saber en particular cómo de buena es la oportunidad que me propone. Estoy tolerablemente bien aquí. Recibo 25 dólares al mes, con comida y ropa; tengo un hogar agradable para Mandy, los chicos le llaman Mrs Anderson, y los niños, Milly, Jane y Grundy van a la escuela y aprenden bien. El profesor dice que Grundy tiene cabeza para ser predicador. Van a la escuela dominical, y Mandy y yo vamos a la iglesia a menudo. Somos tratados con amabilidad.
A veces, escuchamos a otros decir "Esa gente de color fueron esclavos allá en Tennessee”. Los niños se sienten heridos cuando escuchan esas cosas; pero yo les digo que no es vergüenza alguna pertenecer al Coronel Anderson en Tennessee. Muchos morenos se hubieran sentido orgullosos (y yo solía estarlo), de llamarle amo.
Ahora, si usted me escribe y me dice cuál será mi salario, podré decidir mejor si me conviene o no mudarme hasta allí de nuevo.
Respecto a mi libertad, que usted dice que puedo obtener, no creo que tenga nada que ganar por ese lado, ya que conseguí mis papeles oficiales en 1864 del capitán general del Departamento de Nashville.
Mandy dice que tendría miedo de volver sin tener ninguna prueba de que está dispuesto a tratarnos justa y amablemente; y hemos decidido probar su sinceridad pidiéndole que nos mande nuestros sueldos por todo el tiempo que le servimos.
Esto nos hará olvidar y perdonarle viejos rencores, y confiar en su justicia y amistad en el futuro. Yo le serví lealmente durante 32 años, y Mandy, 20. A 25 dólares al mes para mí y dos dólares a la semana para Mandy, nuestras ganancias serían de 11.680 dólares. Añada a esto el interés por el tiempo en el que nuestros sueldos han sido retenidos, y deduzca lo que usted nos ha pagado por las ropas, tres visitas que el doctor me hizo y el diente que le arrancaron a Mandy, y tendrá el resultado de lo que por justicia nos merecemos.
Por favor, envíe el dinero por Adam's Express, a la atención de V. Winters, Esq. Dayton, Ohio. Si usted no nos paga por nuestras leales horas del pasado, poca fe tendremos en sus promesas de futuro.
Confiamos en que el Buen Señor haya abierto sus ojos a las equivocaciones que usted y sus padres cometieron sobre mí y mis padres, que le servimos durante generaciones sin recompensa.
Aquí percibo mi sueldo cada sábado por la noche; pero en Tennessee nunca hubo un día de paga para los negros más que la hubo para caballos y vacas. Seguramente, llegará el día en que aquellos que no han cobrado por su trabajo ajustarán sus cuentas.
En respuesta a su carta, por favor asegúrese de que Milly y Jane estarían a salvo, ya que han crecido y ambas son ahora unas chicas muy bonitas. Usted sabe lo que le ocurría a la pobre Matilda y a Catherine. Preferiría quedarme aquí y tener hambre y morir si llega el caso, que exponer a mis pequeñas a la deshonra y a la maldad de sus jóvenes amos.
También asegúrese de que hay escuelas abiertas para los niños de color cerca de su casa. El gran deseo de mi vida es darles a mis hijos una educación y unos hábitos virtuosos.
De su antiguo sirviente,
Jourdon Anderson.
PD: Dígale "hola" a George Carter, y agradézcale que le arrebatara la pistola cuando usted iba a dispararme".
Leído en: http://noticias.lainformacion.com/economia-negocios-y-finanzas/a-mi-antiguo-amo-asi-pidio-un-esclavo-que-le-pagasen-32-anos-de-sueldo-atrasado_q7HjxvQQTqfiUmh5yjYfh3/