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miércoles, 23 de mayo de 2012

Suecia... sin dinero físico


El primer país europeo en introducir los billetes en su sistema monetario será el encargado de cumplir la profecía 'new age' que preveía la desaparición del dinero físico con la llegada de los medios de pago digitales.

Suecia introdujo el papel moneda en el año 1661 de la mano del cambista Johan Palmstruch, quien entregaba billetes como recibo para quien depositaba oro u otro metal en el Banco de Estocolmo.

Desde hace varios años, algunas ciudades suecas han dejado de aceptar el dinero en efectivo. De hecho, las monedas y los billetes ya solo representan el 3% del dinero en circulación, en contraste con el 9% de promedio de la eurozona y el 7% de Estados Unidos.

Una de las principales causas de la extinción del dinero sueco está en la lucha contra el crimen. Un incremento en los robos a mano armada llevó a las entidades financieras a iniciar una progresiva disminución del uso de efectivo en operaciones bancarias. La iniciativa se tradujo en una drástica reducción de los asaltos, que han pasado de 110 a solo 16 en tres años.

"Si podemos reducir la cantidad de dinero que circula en los bancos y las compañías también se reducirán los robos", ha explicado Marie Look, portavoz del sindicato de trabajadores bancarios, a la página web de la BBC británica. "Cuando abandonemos totalmente el dinero, no habrá más robos. ¿Qué sentido tiene robar un banco si no hay nada que llevarse?", concluye.

La delincuencia fue precisamente la causa que obligó al ayuntamiento de Estocolmo a eliminar el pago en efectivo de los autobuses públicos, después de que varios conductores fuesen asaltados para quitarles por la fuerza la recaudación. Ahora se paga con tarjetas de prepago o con el teléfono móvil.

Los nuevos medios de pago han llegado incluso a algunas iglesias como la de Carl Gustaf en Karlshamn, al sur del país. Gustaf decidió adaptar las costumbres religiosas a la última tecnología y se convirtió en el primer párroco del país en instalar un lector de tarjetas para facilitar a los feligreses la donación de sus generosas limosnas.