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domingo, 28 de agosto de 2011

Una mujer es...

"Una mujer es la historia de sus actos y pensamientos, de sus células y neuronas, de sus heridas y entusiasmos, de sus amores y desamores. Una mujer es inevitablemente la historia de su vientre, de las semillas que en él fecundaron, o no lo hicieron, o dejaron de hacerlo, y del momento aquél, el único en que se es diosa. Una mujer es la historia de lo pequeño, lo trivial, lo cotidiano, la suma de lo callado. Una mujer es siempre la historia de muchos hombres. Una mujer es la historia de su pueblo y de su raza. Y es la historia de sus raíces y de su origen, de cada mujer que fue alimentada por la anterior, para que ella naciera: una mujer es la historia de su sangre. Pero también es la historia de una conciencia y de sus luchas interiores. También una mujer es la historia de su utopía."
Marcela Serrano: “Antigua vida mía”Alfaguara. 1995

Marcela Serrano nació en Santiago de Chile en 1951. Hija de la novelista Elisa Pérez Walker (Serrano en su apellido de seudónimo) y del ensayista Horacio Serrano, es la cuarta de cinco hermanas. Con dos de ellas vivió durante un año en París siendo estudiantes. Ha estado siempre comprometida con la realidad política de su país, siendo militante de la izquierda, y es defensora de las reivindicaciones feministas porque, como ella misma afirma, definirse feminista es definirse ser humano. Tras el golpe de estado se exilió en Roma, donde trabajó para los viveros municipales durante un tiempo.
Regresó a Chile en 1977, entrando en contacto con grupos artísticos; a principios de los ochenta montó su primera exposición. Se licenció en en grabado en la Universidad Católica entre 1976 y 1983, y trabajó en diversos ámbitos de las artes visuales, en especial en instalaciones y acciones de arte como el body art, ganando un premio del Museo de Bellas Artes por un trabajo acerca de las mujeres del sur de Chile, pero pronto abandona estas actividades por completo.

Marcela Serrano es una de las figuras más destacadas de la nueva narrativa de su país y de América Latina. Aunque empezó a escribir a edad muy temprana, no publicó su primera novela, Nosotras que nos queremos tanto, hasta 1991. Fue una de las revelaciones de ese año. Esta obra fue además la ganadora del Premio Sor Juana Inés de la Cruz (1994), y también en 1994, del premio de la Feria del Libro de Guadalajara (México) a la mejor novela hispanoamericana escrita por una mujer. Dos años más tarde publica Para que no me olvides, que en 1994 obtiene el Premio Municipal de Literatura, en Santiago de Chile. Escribe su tercera novela, Antigua vida mía (1995), en Guatemala. Le sigue El albergue de la mujeres tristes (1997). Tras múltiples ediciones de las anteriores, publicó en 1999 la novela negra Nuestra señora de la soledad. Su, hasta ahora única, incursión en la literatura infantil, llegó de su mano y de la su hija Margarita Maira: El cristal de miedo.
Vivió durante seis años en México debido a que su marido era el embajador de Chile en ese país.Tras varios años sin publicar, La Llorona ve la luz en 2008.

En 2001, el director argentino Héctor Olivera llevó al cine Antigua vida mía y le ofreció a Serrano que escribiera el guión, pero ésta prefirió no hacerlo. "Nunca escribí un guión y me pareció que aceptarlo sería una forma de improvisación. Además, en ese momento estaba concentradísima escribiendo alguna novela y no tenía tiempo interno para otra aventura creativa. Al no escribir yo misma el guión, debí abrirme a que lo hiciera otra persona, con los riesgos del caso para los efectos de fidelidad. Pero es entonces cuando una hace un acto de fe en el director a quien le has entregado la novela y la dejas ir". El guión fue escrito por Ángeles González Sinde y Alberto Macías y la película, protagonizada por Ana Belén, Cecilia Roth, Daniel Velenzuela y Jorge Marrale.