Sudar por la noche, como suele ser frecuente en las
calurosas noches de verano, es la principal razón por la que nos pican los
mosquitos. Independientemente de la especie, todos ellos se ven atraídos por el
olor corporal, que se potencia mediante la transpiración de la piel. Cuanto más
olor desprendamos, más posibilidades tenemos de convertirnos en víctimas de
estos desagradables insectos.
Tanto es así, que el olor de pies es otro de los que más
engatusa a los mosquitos, principalmente a los de la familia Anopheles gambiae,
a quienes les agrada el olor de un queso llamado Limburguer cheese, cuya
bacteria implicada en su producción está emparentada con otra que habita en las
extremidades inferiores. Tener la sangre dulce, como suele afirmarse
comúnmente, no influye para nada.
El dióxido de carbono que desprendemos al respirar, el calor
y la humedad son otros de los radares que utilizan estos insectos para localizar
a las víctimas e insertar con rapidez sus afiladas piezas bucales en la piel.
Su sentido del olfato es tremendamente sofisticado, pero sólo comprendiéndolo
bien podremos desarrollar métodos o estrategias más eficaces para evitar sus
picaduras. Una tarea casi titánica, pues según este estudio, de los 346
componentes químicos que pueden producir olor en las manos, 277 de ellos son
susceptibles de atraer a unos u otros mosquitos.
Entre los componentes químicos que con más frecuencia actúan
de radar se encuentran el ácido láctico, el amoníaco y los ácidos carboxílicos. Especialmente
peligroso es el ácido láctico, pues es el principal compuesto que atrae a los
mosquitos Aedes aegypti, una especie que puede ser portador del virus del
dengue y el de la fiebre amarilla, como han concluido diferentes estudios. En
definitiva, el propio metabolismo y la química del cuerpo juegan un papel
protagonista a la hora de que una persona atraiga más o menos a los mosquitos.
El mosquito de la malaria (Anopheles gambiae), otro sobre
los que más se ha investigado para frenar el desarrollo de esta enfermedad, es
uno de los que más atraído se siente por el olor. Sin embargo, no suele picar a
las personas que tengan un sudor fresco, es decir, que comenzasen a transpirar
hace pocas horas, sino a aquellas que acumulen el sudor de uno o más días, como
concluye este estudio. Por eso, ducharse por las noches antes de dormir es
fundamental para prevenir las picaduras de estos mosquitos, además del uso de
mosquiteros, sobre todo en las zonas tropicales y subtropicales, su hábitat
natural.
Por último, otro estudio más reciente ha señalado que las
embarazadas sufren casi el doble de picaduras. Un extremo que podría deberse a
que las mujeres que se encuentran en la última etapa de su embarazo exhalan un
21% más de dióxido de carbono, lo que atrae más a los mosquitos. Es por este
mismo motivo, junto a la humedad del sudor, que los ciclistas y runners sufren
más picaduras cuando están realizando ejercicio físico al aire libre.
Al igual que muchos de los compuestos químicos que desprende
nuestro cuerpo, y que son prácticamente imperceptibles para el sistema olfativo
de los humanos, atraen a estos insectos, existen otros que los repelen. Una
especie de escudo natural que dependen íntegramente de la genética de cada uno.
Sin embargo, para aquellos que no tengan esta suerte, estas son las mejores
opciones para repelerlos.
En primer lugar, es imprescindible mantener la higiene,
procurando ducharse por las noches justo antes de irse a la cama. Una
estrategia que se debe complementar con otras distintas, pues sólo mantendrá
alejados a los mosquitos durante unas pocas horas, hasta que se vuelva a
traspirar lo más mínimo. Entre los métodos complementarios destacan las plantas
antimicrobianas, como la salvia, que actúan como repelente.
Otras plantas que disuaden a los mosquitos si las frotamos
contra nuestra piel son el eucalipto, el comino, el tomillo y la canela. El
aceite de eucalipto también es un buen compañero de viaje, sobre todo cuando se
hacen actividades de montaña, porque si se mezcla con el champú o la crema
hidratante mantendrá alejados a los mosquitos de nuestro cuerpo.
Leído en ElConfidencial.com