Aclarado de una vez que el famoso corte de
digestión es una leyenda urbana tejida a lo largo de décadas por padres
deseosos de dormir una siesta de dos horas sobre la tumbona de la piscina,
analizamos otras aseveraciones con las que los progenitores tejieron nuestra
infancia. Estas son algunas de las frases más repetidas a diario (aún hoy) en
los hogares españoles. ¿Pero cuánta verdad hay tras ellas? La doctora Marta
Rodríguez, médico internista de la Clínica Cima-Sanitas de Barcelona, y el
doctor Moisés Robledo, médico de familia del Centro de Salud Contrueces de
Gijón y secretario de información de la Sociedad Española de Médicos Generales
y de Familia, las analizan una a una.
1. "Sécate bien el pelo antes de irte a la
cama o vas a pillar un catarro".
Pues resulta que no. “Aunque desde luego no es
agradable hacerlo, este hecho solo contribuirá, como otros factores ambientales
y el propio estado del sistema inmunológico, a que se manifiesten con más
facilidad virus de los que ya somos portadores”, explica la doctora Rodríguez.
Se trata de un factor que puede contribuir, junto con otros, a disminuir las
barreras frente a las infecciones, pero el hecho de irse a la cama con el pelo
mojado por sí solo no produce catarros. Tampoco caminar descalzo.
2. "Abrígate, que estás sudando".
Mejor esperar un poco, sobre todo si es después del
ejercicio. Lo explica el doctor Robledo: "La sudoración es un proceso
necesario durante el cual se reduce el calor del cuerpo. Una vez termina la
actividad física es cuando cambia la producción de calor y hay que taparse.
Pero siempre cuando el sudor se haya secado, para minimizar la pérdida de
calor”.
3. "Si te tragas un chicle, se queda pegado en
el estómago para siempre".
La de noches de insomnio que habremos pasado
pensando en el dichoso chicle creciendo y echando raíces en las paredes de
nuestra tripa. Totalmente innecesario. “Para eso tenemos los jugos gástricos,
que absorben una parte". ¿El resto? Tendrá el mismo cruel destino que la
fibra que contienen los alimentos: “Pasar a formar parte del bolo fecal para
ser expulsado”, detalla la doctora.
4. "Pídete el refresco del tiempo, que frío te
provocará anginas".
Tampoco. Como indica la internista, “aunque cada
persona tiene una tolerancia o una sensibilidad diferente frente al frío, una
vez más este no deja de ser un elemento solo coadyuvante de padecer una
amigdalitis aguda, que solo será provocada por un virus o una bacteria”. Lo más
importante para defenderse de las bajas temperaturas es el estado inmunológico
de la persona.
5. "Te vas a quedar sordo con la música tan
alta".
Da igual que retumbe la minicadena o el sonido se
focalice en unos auriculares. Moisés Robledo da la razón a las madres. “El
umbral de audición tiene que ser el adecuado para cada persona. Y está probado
que los individuos que desarrollan trabajos de alta contaminación y volumen
acústico (probadores de armas, construcción, etcétera) pueden padecer
enfermedades auditivas propias”. En conclusión, si los umbrales son muy altos
hay riesgo de aparición de lesiones. “Existen casos en los que el oído se
acostumbra a tonos muy altos y le cueste reconocer o escuchar correctamente los
normales”, añade el especialista.
6. "Si te muerdes las uñas, se deforman".
En este caso, también hay que obedecer a las madres.
Lo indica la doctora Rodríguez: “Se ejerce una acción mecánica repetida que
acabará provocando lesiones en el lecho ungueal [tejido bajo la uña]. Esto se
puede ver agravado por infecciones en la zona circundante”. Las manicuristas
saben reconocer a la perfección unas uñas que han sido mordidas durante años y,
en ocasiones, lo tienen muy difícil para trabajar sobre ellas.
7. "Si no bebes leche, no vas a crecer".
Es cierto que la leche es una buena fuente de
calcio (el mineral que necesitan los huesos para desarrollarse y estar
fuertes), pero esta frase no es del todo cierta. “La leche no es la única
fuente de calcio y si se sustituye por otros alimentos ricos en este mineral se
podría hasta prescindir de ella” señala Rodríguez. En el top ten se encuentran
las espinacas, la cebolla, las acelgas, el brócoli, todas las legumbres, las
nueces, el yogur, los quesos, el huevo, las sardinas, el marisco y las galletas
tipo María.
8. "Cierra bien la boca, que te entra
aire".
Las madres vuelven a acertar. “La boca abierta, en
la calle, permite la entrada del viento, reseca nuestras mucosas, disminuyendo
las defensas, y facilita la entrada de posibles virus, aumentando el riesgo de
una afección de garganta” señala Rodríguez. El doctor Robledo insiste en la
importancia de llevar bufanda: “Siempre hay que adaptar el cuerpo al entorno y
taparse la boca puede impedir la entrada de gérmenes”.
9. "Si te frotas tanto los ojos, se te caerán
las pestañas".
Lamentablemente, cierto. Y va para todos. “El
tejido donde se insertan las pestañas es muy fino y frágil y, además de
provocar caída por el propio movimiento brusco de la frotación, también
producirá inflamación y posteriormente descamación de la zona, facilitando aún
más la caída”, aclara la doctora. Hay que intentar ser conscientes de las
consecuencias de este habitual gesto y evitarlo en la medida de lo posible.
10. "Si te pica o escuece, es porque se está
curando".
“Se cree que una herida pica porque a la zona
acuden células sanguíneas que liberan histamina (una sustancia química y
natural que el cuerpo expulsa para ayudar a activar las células que se encargan
de cerrar las heridas y crear nuevos tejidos)”, esclarece Rodríguez. Por tanto,
mamá (y papá) tenían razón. Y este efecto es sinónimo de que se está
produciendo la reacción fisiológica de curación.
11. "Bébete el zumo antes de que se vayan las
vitaminas".
El doctor Moisés Robledo insiste en que los
alimentos no pierden sus propiedades. Y nos remite al artículo Recomendaciones
de manipulación doméstica de frutas y hortalizas para preservar su valor
nutritivo, de Revista Española de Nutrición Humana y Dietética, donde los
autores subrayan: "Existe la falsa creencia de que la vitamina C del zumo
de naranja casero es poco estable, cuando solo condiciones extremas (ejemplo:
calentarlo a 120 ºC) disminuyen de forma considerable dicha vitamina, que se
conserva perfectamente en el zumo hasta 12 horas después, aunque el sabor puede
volverse mas amargo". Definitivamente, madres, no había que beberlo con
tanta rapidez.
12. "Ponte recto o te saldrá chepa".
El mensaje es algo exagerado. “No hay consecuencias
tan graves como lo que conocemos por chepa. Pero es indudable que llevar
habitualmente una actitud postural de hombros caídos si dará lugar a un aumento
de la curvatura superior de la espalda, llamada cifosis”, indica Marta
Rodríguez.
13. "Si te pegas mucho a la tele te vas a
quedar ciego".
El doctor Robledo echa por tierra esta amenaza de
ceguera. “Para quedarse ciego es necesaria una lesión de retina. Los ojos son
una especie de cámara fotográfica y necesitan enfocar. Aunque no es
recomendable, y puede ser síntoma de un problema como la miopía, los niños
llevan con mayor facilidad del proceso de acomodación que los adultos, a los que
la cercanía sí puede causar dolor de cabeza y fatiga ocular”.
14. "Come despacio, que te va a sentar mal la
comida".
Rigurosamente verdad. “Comer rápido implica una
mala masticación y, por lo tanto, una mala preparación del bolo alimenticio
para su posterior digestión y absorción en el estómago. Hay que intentar
masticar con calma y tomarse su tiempo en la mesa”, aconseja la doctora.
15. "No pongas los ojos bizcos, que te puede
dar un aire y quedarte así para siempre".
Solo es una postura ocular desagradable. Y no es de
extrañar que se ponga el grito en el cielo ante la visión de un niño bizqueando
voluntariamente. Pero es falso que tenga efectos secundarios. “Durante el
bizqueo, solo se ejercita un músculo (el de abducción), que posteriormente se
moverá con mayor facilidad, incluso de forma inconsciente”, manifiesta Marta
Rodríguez.