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martes, 13 de agosto de 2013

Los cinco errores más habituales en las finanzas de la pareja

Gestionar las finanzas es una de las tareas más difíciles que tiene que desarrollar una familia, no en vano el dinero es una de las principales causas de conflicto en las relaciones de pareja. Por desgracia, no existe un modelo universal para administrar los gastos familiares, pero no cabe duda de que todo el mundo incurre en los mismos errores. El servicio de gestión de finanzas online Fintonic ha desarrollado unas pautas en base a los cinco equivocaciones más comunes que tienen las parejas al gestionar su economía:
 
1. Uno de los dos toma la carga económica
 
Podríamos decir que hay 2 grandes tipos de organización económica en la pareja: las que suman sus ingresos en una misma cuenta a la que asocian todos sus gastos, y las que tienen cuentas totalmente separadas y comparten el 50% de los gastos.
 
Dentro del segundo grupo hay parejas que deciden que uno asuma todos los gastos comunes y el otro, en cambio, le pagará su parte mes a mes; y otras parejas reparten equitativamente las facturas a pagar… Hasta aquí, ningún problema.
 
Los conflictos vienen cuando uno de la pareja siente toda la carga económica sobre sus hombros y surgen la primeras tensiones, sea porque tu pareja tarda en pagarte su parte y llegas fatal a fin de mes o porque en el reparto de facturas te ha tocado la peor parte… ¡o eso piensas tú! Y te hace sufrir por la enorme losa que te supone ahora y de cara al futuro.
 
¿Cómo podríamos mejorarlo? Para hacer un reparto equitativo de las facturas lo primero es saber dónde va el dinero, es decir, detectar todos los gastos recurrentes de cada mes para poder hacer una división justa y un presupuesto de gasto máximo por categoría.
 
Es importante coger varios meses de gasto común y así podrás detectar fácilmente cuáles son los gastos fijos mensuales que cada uno paga en súper, luz, internet, restaurantes… De este modo conocerás exactamente dónde invertís cada euro y te será más fácil hacer un reparto equitativo. Fintonic hace esta tarea por ti, y así no dudarás del Excel o de los apuntes de tu pareja.
 
Si eres tú quien tiene que pagar el 50% de los gastos a la otra persona, unifica todos los pagos en un solo ingreso el primer día de cada mes, y tratadlo como si fuera el pago del alquiler, enseguida cogerás ese hábito y tu pareja dejará de preocuparse por recibir el dinero a tiempo.
 
Tener cuentas separadas y compartir una para los gastos comunes es otro factor que puede ayudar en la distribución de la responsabilidad financiera en la pareja, y aumentar la intimidad (económica) de cada uno. Así, con lo que te sobre después de abonar lo acordado puedes darte algún que otro capricho.
 
No olvidéis tener en cuenta los ingresos de cada uno. En el caso de que éstos sean muy desiguales, lo mejor es definir el porcentaje del sueldo que se va a aportar a la cuenta común para ser realmente justos.
 
2. Nuestra forma de gastar afecta a nuestra pareja
 
Cuando has cubierto tu parte, puede ocurrir que el porcentaje que te sobra y que dedicas a ti mismo sea mucho más elevado de lo que crees. Solemos ignorar cómo afecta a la otra persona nuestro patrón de gasto, y este puede repercutir en la salud de la relación. Si animas, por ejemplo, a tu pareja a hacer un viaje que te hace mucha ilusión y descubres posteriormente que se ha endeudado durante meses por darte el capricho de acompañarte, la situación no es nada agradable para ninguno de los dos. A lo mejor tu pareja prefiere los placeres del día a día que tú también disfrutas: cenas, detalles…en cambio, tú eres un ahorrador nato.
 
¿Cómo podría mejorarse? No importa lo separadas que estén vuestras cuentas, la vida en común afecta siempre al otro. Pregunta siempre su opinión y procura ser más neutral para que no se sienta coaccionado por tus deseos. Tiene que haber comunicación para poder tratar estos temas con franqueza y evitar conflictos.
 
3. Imprevistos económicos
 
Normalmente las parejas olvidan tener en cuenta los imprevistos económicos en su gestión financiera. Al ser dos, los imprevistos económicos se duplican… El despido de tu pareja, por ejemplo, puede ser motivo más que suficiente para que vuestra economía personal se tambalee y desemboque en más problemas, incluso en ruptura.
 
¿Cómo podríamos mejorar esto? Con un fondo de emergencia que te proteja de gastos imprevistos (el despido de tu pareja o tuyo, la avería del coche…). Viviréis más tranquilos y vuestra estabilidad económica y personal estará blindada.
 
El dinero que destines a ese fondo de emergencia dependerá de tus necesidades. Normalmente se recomienda tener ahorrado lo suficiente como para poder cubrir al menos 3 o 6 meses de vuestros gastos recurrentes (recuerda que esos gastos recurrentes se multiplican si tenéis familia, etc.).
 
4. Derrochador vs tacaño
 
Tanto el ser tú el derrochador como el tacaño de la pareja son factores que pueden afectar negativamente al otro. ¿Cómo podría mejorarse? Una buena forma de afrontar la disparidad de visión sobre el gasto que presentan algunas parejas es establecer objetivos de ahorro en común: un viaje, comprar un coche o tener un bebé, son metas en común que os motivarán a ceñiros a vuestro presupuesto consiguiendo muy buenos resultados. Recuerda eso de “la unión hace la fuerza”.
 
5. Hablar una vez sobre el dinero no es suficiente
 
Las cosas cambian de un día para otro: un cambio de trabajo, una mudanza… son situaciones que alteran drásticamente nuestros objetivos de ahorro y volvemos a las confusiones e irritaciones de las que hablábamos antes.
 
¿Cómo podría mejorarse? Establece en el calendario algo así como el día “hablemos de dinero”. Al menos un par de veces al año tú y tu pareja reformularéis objetivos en común y ajustaréis vuestro presupuesto acorde con las nuevas circunstancias. Es una manera de fomentar la confianza en la pareja y evitar rencillas. No olvidéis empezar de cero y controlar el origen de todos los gastos e ingresos para evitar confusiones.