Gestionar
las finanzas es una de las tareas más difíciles que tiene que desarrollar una
familia, no en vano el dinero es una de las principales causas de conflicto en
las relaciones de pareja. Por desgracia, no existe un modelo universal para
administrar los gastos familiares, pero no cabe duda de que todo el mundo
incurre en los mismos errores. El servicio de gestión de finanzas online
Fintonic ha desarrollado unas pautas en base a los cinco equivocaciones más
comunes que tienen las parejas al gestionar su economía:
1.
Uno de los dos toma la carga económica
Podríamos
decir que hay 2 grandes tipos de organización económica en la pareja: las que
suman sus ingresos en una misma cuenta a la que asocian todos sus gastos, y las
que tienen cuentas totalmente separadas y comparten el 50% de los gastos.
Dentro
del segundo grupo hay parejas que deciden que uno asuma todos los gastos
comunes y el otro, en cambio, le pagará su parte mes a mes; y otras parejas
reparten equitativamente las facturas a pagar… Hasta aquí, ningún problema.
Los
conflictos vienen cuando uno de la pareja siente toda la carga económica sobre
sus hombros y surgen la primeras tensiones, sea porque tu pareja tarda en
pagarte su parte y llegas fatal a fin de mes o porque en el reparto de facturas
te ha tocado la peor parte… ¡o eso piensas tú! Y te hace sufrir por la enorme
losa que te supone ahora y de cara al futuro.
¿Cómo
podríamos mejorarlo? Para hacer un reparto equitativo de las facturas lo
primero es saber dónde va el dinero, es decir, detectar todos los gastos
recurrentes de cada mes para poder hacer una división justa y un presupuesto de
gasto máximo por categoría.
Es
importante coger varios meses de gasto común y así podrás detectar fácilmente
cuáles son los gastos fijos mensuales que cada uno paga en súper, luz,
internet, restaurantes… De este modo conocerás exactamente dónde invertís cada
euro y te será más fácil hacer un reparto equitativo. Fintonic hace esta tarea
por ti, y así no dudarás del Excel o de los apuntes de tu pareja.
Si
eres tú quien tiene que pagar el 50% de los gastos a la otra persona, unifica
todos los pagos en un solo ingreso el primer día de cada mes, y tratadlo como
si fuera el pago del alquiler, enseguida cogerás ese hábito y tu pareja dejará
de preocuparse por recibir el dinero a tiempo.
Tener
cuentas separadas y compartir una para los gastos comunes es otro factor que
puede ayudar en la distribución de la responsabilidad financiera en la pareja,
y aumentar la intimidad (económica) de cada uno. Así, con lo que te sobre
después de abonar lo acordado puedes darte algún que otro capricho.
No
olvidéis tener en cuenta los ingresos de cada uno. En el caso de que éstos sean
muy desiguales, lo mejor es definir el porcentaje del sueldo que se va a
aportar a la cuenta común para ser realmente justos.
2.
Nuestra forma de gastar afecta a nuestra pareja
Cuando
has cubierto tu parte, puede ocurrir que el porcentaje que te sobra y que
dedicas a ti mismo sea mucho más elevado de lo que crees. Solemos ignorar cómo
afecta a la otra persona nuestro patrón de gasto, y este puede repercutir en la
salud de la relación. Si animas, por ejemplo, a tu pareja a hacer un viaje que
te hace mucha ilusión y descubres posteriormente que se ha endeudado durante
meses por darte el capricho de acompañarte, la situación no es nada agradable
para ninguno de los dos. A lo mejor tu pareja prefiere los placeres del día a
día que tú también disfrutas: cenas, detalles…en cambio, tú eres un ahorrador
nato.
¿Cómo
podría mejorarse? No importa lo separadas que estén vuestras cuentas, la vida
en común afecta siempre al otro. Pregunta siempre su opinión y procura ser más
neutral para que no se sienta coaccionado por tus deseos. Tiene que haber
comunicación para poder tratar estos temas con franqueza y evitar conflictos.
3.
Imprevistos económicos
Normalmente
las parejas olvidan tener en cuenta los imprevistos económicos en su gestión
financiera. Al ser dos, los imprevistos económicos se duplican… El despido de
tu pareja, por ejemplo, puede ser motivo más que suficiente para que vuestra
economía personal se tambalee y desemboque en más problemas, incluso en ruptura.
¿Cómo
podríamos mejorar esto? Con un fondo de emergencia que te proteja de gastos
imprevistos (el despido de tu pareja o tuyo, la avería del coche…). Viviréis
más tranquilos y vuestra estabilidad económica y personal estará blindada.
El
dinero que destines a ese fondo de emergencia dependerá de tus necesidades.
Normalmente se recomienda tener ahorrado lo suficiente como para poder cubrir
al menos 3 o 6 meses de vuestros gastos recurrentes (recuerda que esos gastos
recurrentes se multiplican si tenéis familia, etc.).
4.
Derrochador vs tacaño
Tanto
el ser tú el derrochador como el tacaño de la pareja son factores que pueden
afectar negativamente al otro. ¿Cómo podría mejorarse? Una buena forma de
afrontar la disparidad de visión sobre el gasto que presentan algunas parejas
es establecer objetivos de ahorro en común: un viaje, comprar un coche o tener
un bebé, son metas en común que os motivarán a ceñiros a vuestro presupuesto
consiguiendo muy buenos resultados. Recuerda eso de “la unión hace la fuerza”.
5.
Hablar una vez sobre el dinero no es suficiente
Las
cosas cambian de un día para otro: un cambio de trabajo, una mudanza… son
situaciones que alteran drásticamente nuestros objetivos de ahorro y volvemos a
las confusiones e irritaciones de las que hablábamos antes.
¿Cómo
podría mejorarse? Establece en el calendario algo así como el día “hablemos de
dinero”. Al menos un par de veces al año tú y tu pareja reformularéis
objetivos en común y ajustaréis vuestro presupuesto acorde con las nuevas circunstancias.
Es una manera de fomentar la confianza en la pareja y evitar rencillas. No
olvidéis empezar de cero y controlar el origen de todos los gastos e ingresos
para evitar confusiones.