José María Echevarría decidió que el hombre idóneo para sustituir a Santiago Fisas como vicepresidente del Comité Olímpico Español (COE) era Iñaki Urdangarín. El entonces presidente pensó que era el candidato ideal. Deportista, olímpico en tres Juegos diferentes, con dos medallas en su haber, las conseguidas en Atlanta 96 y Sidney 2000. Además, esposo de la Infanta Cristina. Blanco y en botella. La Asamblea del COE dio el respaldo unánime a la propuesta el 17 de febrero de 2004, día en el que Urdangarín fue nombrado vicepresidente primero del organismo. El idílico panorama que había pintado Echevarría pronto se vino abajo. Tanto, que Urdangarín intentó hacerle la cama y saltar a su puesto a los pocos meses de legar al COE. Y todo como estación de paso hacia el Comité Olímpico Internacional (COI), su verdadero objetivo. "Aquí he venido a ser el presidente", afirmó al poco de aterrizar en el puesto desprendiendo una seguridad del que se sabe respaldado en todo momento.
Nacido en 1968 en Zumárraga (Guipuzcoa), Urdangarín fue jugador de balonmano desde los seis años, edad en la que se inició en este deporte en el colegio de los Jesuitas de Caspe (Barcelona). A los 18 años ingresó en el Barcelona, club en el que militó durante toda su carrera deportiva, hasta que en marzo de 2001 decidió que era el momento de dejar el deporte para pasar al mundo de los negocios. Un mes más tarde fue elegido miembro del COE. El día de su retirada, el Barcelona colgó del Palau la camiseta número 7 que hizo suya durante los 13 años que estuvo en el primer equipo azulgrana. La camiseta sigue en su sitio, algo que no sucede con Urdangarín en la web de la Casa Real.
Nacido en 1968 en Zumárraga (Guipuzcoa), Urdangarín fue jugador de balonmano desde los seis años, edad en la que se inició en este deporte en el colegio de los Jesuitas de Caspe (Barcelona). A los 18 años ingresó en el Barcelona, club en el que militó durante toda su carrera deportiva, hasta que en marzo de 2001 decidió que era el momento de dejar el deporte para pasar al mundo de los negocios. Un mes más tarde fue elegido miembro del COE. El día de su retirada, el Barcelona colgó del Palau la camiseta número 7 que hizo suya durante los 13 años que estuvo en el primer equipo azulgrana. La camiseta sigue en su sitio, algo que no sucede con Urdangarín en la web de la Casa Real.
Si el marido de la Infanta Cristina era el número uno del COE tras Echevarría, el segundo de a bordo era Alejandro Blanco, elegido por las federaciones olímpicas para ser su representante en el órgano directivo olímpico español. Urdangarín pronto se dio cuenta de que el hoy presidente del COE era quien gozaba de la confianza del resto de presidentes federativos. A los pocos meses de dejarse caer por la calle Arequipa de Madrid, Urdangarín se reunió con Blanco para contarle sus ambiciosos planes de asaltar al sillón presidencial, como paso previo para llegar al COI. La presencia de las elecciones en el horizonte, a menos de un año, le llevó a moverse con rapidez.
El entonces presidente de la Federación de Judo no salía de su asombro. Recomendó a Urdangarín convocar diferentes reuniones con el resto de presidentes, en grupos de cinco mandatarios, para ponerles al día de sus intenciones. La primera terminó con éxito pese a la ambigua respuesta obtenida de un mundo, el federativo, poco amigo de cambios bruscos y su presencia como posible presidente lo era.
La sorpresa para Urdangarín llegó en la segunda de las citas. Allí estaban otros cinco presidentes dispuestos a escuchar un discurso que ya sabían por el boca a oreja. Fue directo. "Aquí he venido a ser presidente del COE primero y después a ser el presidente del Comité Olímpico Internacional. Ese es mi objetivo". Rotundo. Junto a sus palabras apareció un significativo silencio. Veinte interminables segundos, rotos por la interpelación de Gerardo Pombo, presidente que lo es todavía de la Federación de Vela. "¿Esto que nos acaba de contar lo sabe el señor Echevarría?", preguntó a Urdangarín. "No, es una decisión mía", contestó. "Pues que sepa que esto es una traición y yo no pienso consentirla. No cuente con mi apoyo para nada", espetó Pombo.
Las sucesivas reuniones fueron suspendidas. El resto de presidentes ya estaban avisados y a Urdangarín no le quedó otra que coger la puerta de la sede del COE y renunciar, en septiembre de 2005, a su puesto de vicepresidente y a su posterior batalla de búsqueda de ser el número uno del olimpismo español y mundial. Lo quería todo. Controlar el deporte y la influencia que tiene la Presidencia del COI y dirigir el movimiento olímpico desde Lausana. Las elecciones las ganó Alejandro Blanco con 101 votos por los 84 que obtuvo Mercedes Coghen, hoy imputada en el caso Nóos por presuntos pagos de la Candidatura de Madrid 2016 a... Iñaki Urdangarín. El deporte español, sin duda, recibió muy buenas noticias durante el mes de septiembre de 2005.
El Confidencial.com
http://www.elconfidencial.com/deportes/2013/02/09/urdangarin-aqui-he-venido-a-ser-presidente-del-comite-olimpico-espanol-y-del-internacional-114552/
