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lunes, 24 de marzo de 2014

Fue emocionante

Había una barbaridad de gente y fue emocionante. Se lo digo yo, que lo vi. Desde luego bastante más que cuando La Roja ganó el Campeonato del mundo, y me atrevería a decir que tanta como cuando se protestó contra la guerra de Irak, según vi también en aquella ocasión. Y mucha más que la que anualmente organizan en defensa de la familia o contra el aborto. Les confieso una cosa: yo no esperaba ni la cuarta parte de manifestantes.
Aunque no debe medirse en función de la asistencia. Lo relevante es que al final los asistentes, se notaba, tenían la sensación de que no había sido tiempo perdido. Naturalmente que el Gobierno no va a dimitir, como se pedía. Incluso le traerá al pairo. O eso dirán. Pero en el aire quedó que la toma de conciencia era un hecho y que esto continuará. Ésa es la razón por la que ha sido un éxito clamoroso. Y lo más extraordinario: no hace falta ser brujo o vidente para saber que, a pesar de la escasa cobertura mediática, la repercusión en todo el país habrá sido importantísima y de apoyo, por mucho que las fuerzas conservadoras traten de negarlo. No hubo, durante el tiempo que yo permanecí, ni un altercado, ni una voz disonante o directamente agresiva. Fue una explosión controlada de sinceridad. Fue honesta. Fue ejemplar. Fue educada, pero firme. Repulsiva ausencia del PSOE. Elogiable presencia de IU.
Certificadora de que España no está muerta, prometedora de unidades de acción, con las ideas claras y concisas, sabiendo que desde hoy se tiene menos miedo. Por primera vez los estribillos coreados no fueron tópicos ni ridículos. No hubo batucadas, o yo no las vi. Lo único defectuoso, para mí, la agotadora, innecesaria y constante repetición de ‘compañeros y compañeras. Trabajadores y trabajadoras, …….’, así como el temor tan extendido a pronunciar el nombre de España y sustituirlo por el Estado Español. Yo, que soy un chinche.
Quedó claro que se dibujó un proyecto de futuro, aún inconcreto. No se solicitaron venganzas sino sustituciones (salvo prisión para los banqueros), esperanzas ciertas, sin enfrentamientos civiles, con la fuerza de la palabra y la protesta. Fue emocionante. Algo va a cambiar en España. No es una crisis, es una estafa, queremos trabajar, la lucha sigue cueste lo que cueste, arriba, arriba, arriba, arriba, arriba, todos a luchar, porque somos seis millones y queremos trabajar, que se metan por el culo la reforma laboral.
El filósofo Descartes cambiaría hoy su celebérrimo ‘Pienso, luego existo’ por ‘Estoy, luego existo, la apoyo desde la distancia, luego estoy y luego existo’. Fue un éxito clamoroso y emocionante. Háganme caso. Yo lo vi.
 
Momentos más tarde, y ya fuera de la manifestación, un grupo de jóvenes incontrolados provocó incidentes. Reniego absolutamente de ellos, por no acordarme de la leche que les han dado. Es intolerable y estéril. Solo contribuye a desacreditar la manifestación. Debería aclararse quiénes son; los organizadores de la marcha tendrían que hacerlo, y asumirlo o repudiarlos frontalmente. Yo hasta llego a pensar que lo hacen por gamberrismo y estúpida diversión. Mataron la emoción. ¡Qué machos!
 
Puntadas sin hilo en publico.es