Vienen los “mini-empleos”, trabajos a 400 euros para jóvenes y parados no cualificados. Paro juvenil y de larga duración fueron las dos razones que llevaron a Alemania a crear los mini-empleos: un contrato de 400 euros al mes como máximo y con horas limitadas, que no supone carga fiscal para el trabajador y reduce las del empresario. ¿Es factible un modelo así en Esopaña?
Llámenlo como quieran: mini-jobs, mini-trabajos o mini-empleos. La patronal de los empresarios españoles, que lleva meses abriendo cajas de Pandoras (el despido único, la eliminación de los puentes...), ha desatado un nuevo debate, centrado esta vez en adaptar a España lo que ha supuesto para Alemania millones de empleos en los últimos años.
Así, a bote pronto, suena bien. Si en Alemania se redujo el paro radicalmente, ¿Por qué no podría funcionar en España?
Bruselas, el BCE y algunos organismos internacionales ya lo ven como una buena opción, sobre todo, en un país como España donde la mitad de los jóvenes menores de 25 años están en paro. A continuación, explicamos qué se hizo en concreto en el país germano y qué ha supuesto.
¿Que es un mini-empleo?
Con ese nombre se ha conocido vulgarmente en Alemania a una modalidad de empleo a tiempo parcial con unas condiciones muy específicas y que, según el Gobierno germano, ha permitido reducir drásticamente la tasa de paro al margen de crisis internacionales.
¿En qué consiste?
Se trata de un contrato remunerado con no más de 400 euros (en Alemania no está regulado el salario mínimo, con lo que no hay referencia base). Hasta 2003, que es cuando se reformó la legislación sobre este tipo de modalidades laborales, el máximo de horas semanales era de 15. Desde entonces no hay límite.
¿En qué beneficia al trabajador?
Los empleados bajo este modelo no pagan impuestos por estos ingresos y gozan de las ventajas en materia de Seguridad Social porque sí cotizan.
¿Y al empresario?
En total, el empleador paga un tipo fijo del 30% (unos 130 euros) en forma de cotizaciones sociales, repartidas del siguiente modo: un 13% en seguro sanitario, un 15% que se destina a la pensión y un 2% en impuestos.
Al soportar una menor carga fiscal, los sindicatos alemanes han lamentado siempre que este tipo de contratos provoca que un empresario prefiera contratar a tres trabajadores con un mini-job antes que a uno con jornada completa.
¿Por qué se adoptó en Alemania?
Desde mediados de los noventa, y en plena digestión de la Alemania Oriental, el Gobierno germano buscaba fórmulas que redujera la elevada tasa de paro que había dejado la integración de las dos partes.
A principios de la década pasada, se encomendó a la Comisión Hartz el estudio de la situación y su propuesta fue la generalización de los mini-empleos.
¿A quién iba dirigido?
De acuerdo con aquellos estudios, había dos grupos potenciales (y ambos se pueden extrapolar a la perfección con la España actual) para los que iba dirigida esta medida: los jóvenes sin cualificación y los parados de larga duración sin tampoco demasiada formación.
Posteriormente, se ha defendido su puesta en marcha para favorecer segundos empleos que completen un salario o pequeños trabajos para amas de casa (que no gozan de toda la jornada laboral), pensionistas y ocupaciones con alto componente temporal: limpieza, refuerzos de temporada en el sector servicios...
¿Qué tipo de empleos se han creado realmente?
Para empezar, y según datos de la propia Agencia Federal de Empleo alemana, el 23% de los empleos creados en el último año se acogieron a esta modalidad.
Los mini-empleos son particularmente populares en el comercio minorista, los servicios sociales y sanitarios, los restaurantes y los hoteles.
No en vano, en sector de la restauración, cerca de la mitad de los trabajos son mini-empleos, según un reciente estudio del Instituto para el Trabajo y la Cualificacón de la Univsersidad de Duisburgo-Essen, recogido por la cadena Deustche Welle.
¿Cuántos empleos son de este tipo en Alemania?
Los últimos datos oficiales hablan de alrededor de 7,3 millones de alemanes acogidos a este tipo de contratos, lo que supone un 27% más (casi 1,6 millones de personas) que cuando se cambió la ley en 2003.
Alrededor de cinco de esos siete millones son trabajadores con un solo mini-empleo, mientras que para el resto se trata de una ocupación adicional. Una vez más, los sindicatos consideran que esto demuestra que la fórmula se utiliza de forma generalizada y no como complemento.
¿Qué piensan en España?
Ha sido el presidente de la CEOE, Juan Rosell, quien ha planteado la propuesta y ha asegurado que la patronal ha elaborado un documento preliminar. Como el alemán, no se pagarían más de 400 euros y el pago de cotizaciones sería algo más elevado que en nuestro vecino europeo: de unos 150 euros por trabajador.
Los sindicatos españoles han rechazado de plano la medida, ya que aseguran que se degradará aún más el mercado laboral. Precisamente, las dos principales formaciones presentaron ayer un documento conjunto lamentando las grandes diferencias entre el salario mínimo español y el europeo.
En cualquier caso, y según han confirmado ambas partes, la medida no ha llegado a la mesa de negociación que los agentes sociales mantienen abierta de cara a la reforma laboral que espera el nuevo Gobierno de Mariano Rajoy,
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