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viernes, 10 de mayo de 2013

Las cuatro mayores críticas a la polémica Ley Wert

Tiene muchos nombres. Se la conoce como Ley Orgánica de la Mejora de la Calidad Educativa, la LOMCE o, simplemente, Ley Wert. Se dice de ella que es una “ley sin justificación”, “sexista”, “clasista”, “partidista” e incluso se la ha calificado de “anti-educativa”. Como puede apreciarse, la nueva propuesta para modificar el sistema educativo español impulsada por el ministro José Ignacio Wert no ha tenido una acogida precisamente amable.

Desde que apareció el primer borrador del anteproyecto de la nueva legislación el pasado mes de septiembre, las voces contrarias a la reforma la acusaron de ser un paso atrás. La segunda versión, presentada el 3 de diciembre de 2012, no hizo más que aumentar las críticas.

A los grupos de padres, profesores y alumnos se han sumado los principales partidos políticos de las regiones con idioma cooficial. Muchos cargos públicos catalanes, vascos y gallegos también han alzado su voz en contra. Pero, ¿por qué es tan polémica la Ley Wert?

1.- Director puesto ‘a dedo’ por la Administración

Uno de los principales pilares de la Ley Orgánica de la Mejora de la Calidad Educativa que promueve Wert es la denominada “autonomía de centros”. Algo necesario, según el ministro, porque “la posibilidad de perseguir métodos pedagógicos propios, de especializarse y de ajustarse a la demanda social con libertad traerá mejores resultados educativos”.

Para la plataforma ‘Stop Ley Wert’ y la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA) supone relegar a los consejos escolares –integrados por padres, alumnos y docentes, y que actualmente tienen capacidad de decisión sobre algunos aspectos del centro– a meros órganos consultivos.

De hecho, el director del centro será nombrado directamente por la Administración y no elegido democráticamente por su comunidad educativa. Este gestor puesto ‘a dedo’ tendría poder para tomar decisiones pedagógicamente relevantes, así como contratar o despedir al personal y gestionar la económica de los colegios sin contar con el consejo escolar.

2.- Segregación en las aulas

"Las críticas a este proyecto hablan de segregación porque se anticipan los itinerarios formativos hacia la Formación Profesional, algo que me resulta difícil de entender", como reconoció el ministro de Educación a finales de 2012. Wert defiende que a su juicio “no hay discriminación mayor que dejar fuera de juego y con consecuencias para su vida a más de la cuarta parte que entran en el sistema y fracasan por no haber podido acceder antes a esta opción educativa”.

Con la reforma que propone, los estudiantes comenzarán a escoger ya en 3º de ESO, es decir, a los 15 años, las asignaturas optativas dirigidas a cursar Formación Profesional (FP) o Bachillerato, cuando antes lo hacían un año después.
Para las asociaciones que se oponen a la Ley, otro ejemplo de segregación se producirá con los llamados “programas de mejora del aprendizaje y el rendimiento”, en 2º y 3º de la ESO, en los que se agruparán alumnos con dificultades, que recibirán contenidos devaluados.

Sin embargo, la parte más polémica de la reforma es, sin duda, la separación de los alumnos por sexo. El borrador de la Ley Wert prorroga los conciertos a los centros que segregan al alumnado por sexo, a pesar de las recientes sentencias del Supremo en sentido contrario. El ministro lo justifica afirmando que la educación diferenciada en España representa únicamente al “1%” de la oferta del sistema educativo.

3.- Los idiomas autonómicos relegados a materias ‘de Especialidad’

La nueva ley divide las materias entre ‘Troncales’, ‘Especificas’ y ‘de Especialización’. El Estado fija los contenidos y el horario mínimo de las materias instrumentales, es decir, las troncales, que son Lengua Castellana, Matemáticas, Lengua Extranjera, Ciencias Sociales, Biología y Geología, Física y Química, Geografía e Historia.

Según el nuevo borrador, estas asignaturas troncales deberán ocupar por lo menos el 50% del horario. Para el resto de asignaturas, las ‘Específicas’, como Plástica, Religión, Música o Educación Física, las autonomías y los centros escolares tendrán mayor flexibilidad para fijar los contenidos y los horarios.

El tercer bloque de asignaturas, las ‘de Especialidad', está compuesto por las lenguas cooficiales y otras materias aún por determinar. Este es el punto que más quebraderos de cabeza promete traerle a Wert. Regiones como Cataluña o el País Vasco han puesto el grito en el cielo tras comprobar que el ministro había propuesto que el Castellano y el Inglés fueran obligatorios; el Francés, optativa; y el Catalán, el Gallego o el Vasco, aunque obligatorias, tendrían un horario reducido y no serían evaluables en pruebas estatales.

4.- Una reforma al servicio de los mercados

“Mercado”, “competitividad”, “resultados” o “rendimiento económico” son palabras de uso recurrente en el borrador de la nueva ley. Un hecho sorprendente, sobre todo al tratarse de un documento educativo.

Según el texto, “la educación es el motor que promueve la competitividad de la economía y el nivel de prosperidad de un país. Su nivel educativo determina la capacidad de competir con éxito en la arena internacional y de afrontar los desafíos que se planteen en el futuro”.

Las distintas asociaciones contrarias a la nueva legislación defienden que la aplicación de la Ley Wert ponga en peligro todas aquellas áreas de conocimiento no presentes en los rankings de la OCDE, entre ellas la historia, la filosofía, la literatura, la música, las artes plásticas o la Educación Física, “así como todos esos aprendizajes tan difícilmente evaluables en una prueba de papel y lápiz como educación para la Paz o la medioambiental”, apunta ‘Stop Ley Wert’.

Leído en lainformacion.com