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miércoles, 8 de mayo de 2013

¿Cómo superar una ruptura de pareja?


A todos nos ha pasado… o a casi todos. Es algo natural en estos tiempos. Y es afortunadamente natural que suceda. Los caminos de los seres humanos no tienen por qué permanecer unidos contra natura. Somos diferentes y, en muchas ocasiones, por muy buenas que sean ambas personas, incompatibles. ¿Para qué seguir sufriendo?

Ya sé que es difícil de comprender cuando llevas mucho tiempo con alguien y, sobretodo, cuando te toca navegar en al lado del barco que se está hundiendo. Es difícil reaccionar. Y te aferras a un cadáver de hierro y madera que se dirige al fondo del océano mientras tu pareja (a estas alturas, expareja) rema alejándose de ti… de tus lágrimas… de tus ojeras… de tu dolor.

Y da igual quién sea el culpable, si hay terceras personas, si no te lavabas lo suficiente, si nunca te llegó a conocer de verdad, si era de la Gimnástica de Torrelavega o si no fregabas los platos en su momento… nada tiene sentido ni tiene por qué tenerlo. No le des vueltas a eso.

(Debo decir en este momento que si te han dejado por maltratar física o psíquicamente a tu pareja lo que debes hacer es quedarte callado y marcharte con tus miserias al fin del mundo. Al más oscuro de los agujeros que encuentres porque no mereces superarlo ni encontrar a nadie más y, desde luego, déjala o déjale en paz de por vida).

En cualquiera de los otros casos, asúmelo: te han dejado. Probablemente les digas a tus amigos que “ha sido de mutuo acuerdo” o que “lo hemos dejado después de hablarlo detenidamente” o, incluso, si eres un osado dirás que “no la aguantaba más, mejor”. Por muchas justificaciones que pongas… en fin, la verdad, la verdad por la que te encuentras tan mal es: te han dejado. Te han dejado.

Y precisamente por eso te he escrito los siguientes puntos, para intentar ayudarte a ver la luz sin necesidad de que termines en una secta, en un partido político o sentado en un parque mirando a las parejas que van de la mano.

1. Lo primero que debes saber es que no eres menos que nadie por esto. La incompatibilidad con alguien no te hace un fracasado. Los caminos se separan y cada persona sigue el suyo; no hay más.

2. Tampoco eres mejor o peor persona o tienes más o menos razón por estar a un lado o al otro de la línea. Todo eso da igual.

3. No pienses más en el por qué. Estoy seguro de que cuando leas esto ya habrás gastado un buen puñado de horas en martillízarte y en buscar todas aquellas cosas que hiciste mal… las entiendas o no… te las hayan explicado o no.

4. Cuando alguien dice se acabó es que se acabó. No más llamadas a la otra parte para ver cómo está o para saber si está pensándolo. Nada. Tu única manera de reconstruirte como persona es alejarte de la otra parte… cuanto más tardes en aceptarlo más tardarás en volver a empezar.

5. Si a la otra parte le da por llamarte de vez en cuando dile que por favor no lo haga. No es que no se pueda ser amigos (que lo veo complicado) pero, desde luego, te tiene que dar tu tiempo para que las heridas dejen de sangrar, cierren, cautericen, cicatricen y desaparezcan… unos 35 años.

6. Compra un bate de béisbol y golpea con él al primer amigo o amiga que venga diciéndote cosas del tipo  ”yo la he visto en El Sardinero. Iba de la mano…” o “yo creo que no se lo ha pensado bien” o “pues le he visto afectado”. ¡No quiero saber nada, coño!

7. No pierdas tiempo con el duelo. Llama al primer amigo soltero que tengas cerca. Si no sale por la noche no te vale. Quiero decir, tu amigo del club de ajedrez con el que ibas a ver películas de Bergman a la filmoteca no te va a sacar de ésta. Debes buscar a la persona más adecuada ¿Quién es el soltero más golfo al que puedes llamar? ¿Quién es la amiga más descerebrada que tienes?

8. Sal, bebe, ríete, bebe, unos pinchos, bebe, vete de casa rural, bebe… y vuelve a beber, como los peces en el río. Tener ganas de salir de fiesta es lo mejor que te puede pasar.

9. Come. Por muy viejo que te veas, por mucho que no te entre, tienes que comer. Y a poder ser bien. Es algo que vas a necesitar para sentirte bien.

10. Es el momento para ir de compras. Necesitas algo de ropa nueva. Esos calzoncillos de Batman fueron graciosos hace tiempo, esa camiseta vieja, vaya falda… gasta algo de dinero en verte bien. Porque si tú no te ves bien… ¿cómo quieres que te vean los demás?

11. Y después de llorar sin miedo, de beber sin sed y de comer sin hambre, habla con todas las chicas/chicos que puedas. Haz el ridículo… que te rechacen… que se les salgan los ojos de las órbitas por lo que estás diciendo (con respeto, please) y vuelve a beber.

(Si eres propenso a caer en el alcoholismo igual no es bueno el consejo del punto 8. Por supuesto, has de beber con moderación y nunca cojas el coche… para eso están los taxis).

12. Has bebido, has salido por la noche, incluso puede que hayas tenido algún contacto ocasional. Pero aún está ahí el dolor; duele cada vez que ves ese paquete de guisantes congelados que ella compró y que aún está en el congelador, las fotos del Facebook, un calcetín que se dejó una noche y que aún huele a sus pies, su nota manuscrita con las cosas que debía llevarse de tu disco duro… aún quedan todas esas cosas en tu casa…. ¿en serio te tengo que decir que lo destruyas y borres todo? ¡Vamos, vamos, vamos!

13. Lo has pasado mal, y no dudes que, probablemente, la otra parte también. Y estás una noche con los amigos y al cuarto vino Gandalf el gris o Saruman o algún mago de la Tierra Media hace que tu móvil llegue a tu mano y ¡zas! Te pones a escribir como un loco un sms en el que dices que la echas de menos y blablablabla… ¡Que no! ¡Que te olvides! ¡Que nada de mensajes! ¡Que no le echas de menos!

- Pero le echo de menos.

- ¡Qué no! ¡Que lo que estás haciendo es aplazar el tener que coger las riendas de tu vida otra vez!

- Pero es que ella era la única… nunca jamás habrá otra mejor…

- No digas chorradas, el mundo está lleno de mujeres… ¡internet está lleno de mujeres! ¡No mensajes de madrugada! ¡No llamadas perdidas! ¡No actualizaciones de estado, como quien no quiere la cosa, del Facebook! ¡No, no y no!

14. Toda pareja tiene una canción. Fácil, disco por la ventana…

15. Toda pareja tiene un lugar especial. Fácil, no vuelvas a él… bueno, salvo que 10 conejitas de Playboy (o 10 bomberos de tu ciudad) quieran cenar o pasear contigo por allí.

16. – ¿Puedo llorar?

- Hasta que se te caigan los ojos.

17. No te preocupes por cuánto tiempo vas a estar en tu soltería. Disfruta de ella. Relájate, te lo has ganado. Lo que tenga que venir ya vendrá. Sin más.

18. Y lo más importante de todo, lo que nunca debes olvidar: Cada minuto que no pienses en ti, en tu salud y en reconstruirte como ser humano es un minuto que le regalas a la muerte.

Por Luis Miguel Artabe, en el blog Memorias de una salmón ahogado