Lo ha dicho ese presidente de la Generalidad que tiene cara de anuncio de raquetas de pádel o de crema para después del afeitado, Arturo Mas, con tal de defender la ajogaílla lingüística en catalán que obligatoriamente dan a todos los escolares en aquella tierra que tiene tan poco paladar que prohíbe los toros, y que pega unos recortes horrorosos en materia de médico y botica, mientras mantiene sus embajadas en el extranjero, como si fueran una nación soberana y no una comunidad autónoma como otra cualquiera.
No tocan los dineros que se gastan para doblar al catalán las películas, pero les quitan la cartera a los médicos y enfermeras en la paga de Navidad, que ésos son recortes por el procedimiento del tirón. Así quitaban los bolsos en el semáforo de la Carretera de Su Eminencia, como el señor Mas rebaja el sueldo al personal sanitario o se niega a pagar los asilos de los vejetes. ¿Se imaginan la que le liarían a Esperanza Aguirre si se negara a pagar el asilo a los abueletes y les quitara media paga extra al personal de La Paz o del Doce de Octubre?
Lo que ha dicho Mas tiene castaña. En plural: castañas pilongas. Ha dicho: «En Sevilla hablan el castellano, pero a algunos no se les entiende». Pues a ver si me entiende usted, señor Mas, a pesar de que soy de Sevilla y escribo en castellano. ¿Usted va a presumir de que no se nos entiende, cuando ustedes ponen el castellano hecho una pena con sus catalanadas, eso de «sacarse la chaqueta», «han habido varios acontecimientos», «vengo a
Madrid» o el «deque» para arriba y «de que» para abajo? ¿Usted va a darnos clases de castellano, señor Mas, que tiene usted nombre de supermercado? Encima que se quedan ustedes con el manso de los dineros que todos los españoles pagamos a Madrid; encima de que a pesar de lo que nos trincan no quieren ser españoles: encima de que han sido ustedes en Perpiñán y lo que no es Perpiñán la cobertura de sus amiguitos de la ETA; encima de que se hartan ustedes de quemar banderas españolas y fotos del Rey sin que los mozos de cuadra, o de escuadra, o como se llamen, se enteren… Encima de todo eso, ¿ahora quieres un roneo de Gramática de Nebrija? ¿También te vas a meter a Real Academia Española, carnes mías? ¡Tequiyá!
Mire usted, señor Mas: cuando los catalanes estaban ustedes haciendo el cateto en la masía con la barretina y la buchaca, inventando el fuet de Casa Tarradellas y el pan tumaca, los sevillanos, que en Tartesos hicimos las leyes en verso, ya habíamos embarcado en la Flota de Indias el más bello castellano, para que aprendiera a hablarlo todo un Nuevo Mundo.
Hablábamos el castellano de la Epístola Moral a Fabio, no sé si le suena; el castellano del Guzmán de Alfarache. El castellano de Bécquer o Luis Cernuda, un poner; el que hablaban los Machado. Es el que seguimos hablando, señor Mas. Vamos: el que hablaban los emigrantes sevillanos que se fueron a currelar a Barcelona y a su cinturón industrial en los años 50 y 60 del siglo pasado, y que fueron los que por media pringá les levantaron a ustedes el esplendor del que gozan ahora. ¿Con los emigrantes sevillanos que levantaron Cataluña y que trataron como esclavos no tenían ustedes ningún problema de entendimiento, carnes mías? Y a ver si me entiende lo que le digo: ya quisieran ustedes hablar catalán con la propiedad y la expresividad con la que el más torpe de los escolares de Sevilla usa el castellano. El más torpe de la clase, al que menos entiendan ustedes, seguro que cuando haya oído sus palabras, señor presidente de la Generalidad, le habrá dicho sonoramente: «¡Un mojón pá ti!» ¿Se me entiende, señor Mas?
Artículo escrito por Antonio Burgos
Aunque Antonio Burgos no es precisamente uno de mis periodistas favoritos, hoy inserto su artículo en defensa de Andalucía y de mi ciudad de nacimiento: Sevilla.
A los políticos les diría que se pongan a trabajar y administrar mejor el dinero público y dejen de meterse con otras Comunidades Autónomas para tapar sus trapos sucios.
Aunque Antonio Burgos no es precisamente uno de mis periodistas favoritos, hoy inserto su artículo en defensa de Andalucía y de mi ciudad de nacimiento: Sevilla.
A los políticos les diría que se pongan a trabajar y administrar mejor el dinero público y dejen de meterse con otras Comunidades Autónomas para tapar sus trapos sucios.