Los insaciables mercados, la implacable Bruselas, la inflexible Ángela Merkel, el disciplinado Gobierno español (el actual y el anterior), los errabundos organismos internacionales, las no menos erráticas agencias de calificación, el sinfín de analistas de lo a posteriori... lo han conseguido: tenemos miedo.
Ya hemos comprendido que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades; que los que aún trabajamos tenemos un privilegio que podemos perder en un abrir y cerrar de ojos; que los que están desempleados van a tener muy complicada su reincorporación al mercado laboral; que los derechos adquiridos durante años en las relaciones con las empresas se han esfumado; que las prestaciones educativas y sanitarias que creíamos consustanciales a nuestra democracia se van a evaporar poco a poco; que el problema de España es más de endeudamiento privado que público; que solo nos queda resistir sin protestar excesivamente porque para eso nos están convenciendo de que esto es inviable, que en el fondo todo se hace para garantizar el sistema de convivencia del que nos hemos dotado y el porvenir de las nuevas generaciones...
Lo hemos comprendido, sí, y ahora ¿qué? La respuesta está en la mano de quienes nos han hecho llegar a estas conclusiones. La única esperanza es que la política recupere el terreno perdido frente a poderes que carecen de legitimidad para imponer soluciones a sociedades que creíamos avanzadas, modernas y abiertas. Porque edificar el futuro sobre los cimientos de una ciudadanía y unas empresas atemorizadas ante lo que viene conduce al fracaso, al vacío, a la nada...
Luís Barbero/elpais.com
Leído en: http://blogs.elpais.com/vision-periferica/2012/04/ya-tenemos-miedo-y-ahora-que.html