¿Quieres experimentar más orgasmos? Malas noticias para las
mujeres: en dicho caso, quizás harías bien naciendo hombre. Aunque si de verdad
quieres superar en frecuencia a todas las que te rodean, deberías plantearte
ser una mujer lesbiana. Eso sí, ni se te atreva probar suerte con el sexo
opuesto, puesto que ello hará descender el número de tus clímax amorosos
sensiblemente. Este es un resumen de las conclusiones a las que ha llegado una
investigación publicada en el último número del Journal of Sexual Medicine.
El estudio, que ha sido llevado a cabo en el Instituto
Kinsey de la Universidad de Indiana, pone de relieve que el sexo y la
orientación sexual influyen en la frecuencia de los orgasmos que experimenta
una persona. Algo que ya era conocido en el caso de la diferencia entre hombres
y mujeres –previas investigaciones como la realizada por la sexóloga Elizabeth
Lloyd señalaban que sólo el 25% del sexo femenino experimentaba orgasmos
vaginales–, pero no tanto respecto a las costumbres sexuales.
Los datos recogidos en la investigación son claros y
concisos: en cabeza se encuentran los hombres, que alcanzan el clímax en el
85,1% de sus encuentros sexuales con su pareja, independientemente de su sexo.
Una cifra que descendía en el caso de las mujeres hasta el 62,9%. Pero,
mientras en el caso de los hombres apenas existía variación en las diferentes
orientaciones sexuales –85,5% para heterosexuales, 84,7% para homosexuales,
77,6% para bisexuales–, sí que existía una gran diferencia entre mujeres de
distintas tendencias. Las lesbianas son las más afortunadas, con un 74,7% de
acierto, seguidas por las heterosexuales (con un 61,6%) y las bisexuales (58%).
Las lecciones detrás de la estadística
No se trata de una cuestión biológica, sino más bien, de la
forma en que los encuentros sexuales se suelen desarrollar. Estos datos dicen
mucho acerca de la manera en que los roles se reparten en el dormitorio. En un
gran número de relaciones, el fin del encuentro sexual es el orgasmo masculino
y la eyaculación, que pone punto y seguido (o punto y final) a la escaramuza.
El largo período refractario en el que el hombre no siente ningún deseo ni se
encuentra capacitado para practicar sexo tampoco ayuda precisamente. Ello
explicaría por qué los datos del hombre apenas varían aun a pesar de su
orientación sexual.
Los investigadores tienen su propia hipótesis acerca de por
qué hay una diferencia tan significativa entre las mujeres homosexuales y las
heterosexuales. Como señalaban los autores, “una posible explicación es que las
mujeres lesbianas se encuentran más a gusto y están más familiarizadas con el
cuerpo femenino y, por lo tanto, generalmente, tienen una mayor capacidad para
inducir el orgasmo en sus compañeras”. Ello también puede deberse a que, como
asegura el estudio en sus conclusiones, las experiencias orgásmicas de las
mujeres son mucho más variadas que las de los hombres, es decir, son causadas a
través de estrategias muy diversas y resultan menos previsibles que el “sota,
caballo y rey” del orgasmo femenino.
Por otra parte, los investigadores sugieren que el encuentro
sexual entre lesbianas suele tener una duración superior al de otras parejas sexuales,
como han señalado previos estudios, lo que puede contribuir a este aumento de
la frecuencia orgásmica.
La investigación se llevó a cabo a partir de los datos
recogidos por un cuestionario online entre 6.151 participantes de edades
comprendidas entre los 21 y los 65 años. El examen posterior se limitó a un
espectro de 2.850 solteros, divididos casi a partes iguales entre hombres
(1.497) y mujeres (1.353) que habían mantenido relaciones sexuales durante el
último año.
¿Hay realmente alguna diferencia entre orgasmos?
Ya conocemos la frecuencia entre orgasmos para hombres y
mujeres, pero, ¿existe realmente alguna diferencia cualitativa? Las tomografías
por emisión de positrones (PET) han permitido comprobar si el cerebro de los
hombres se comporta de manera diferente al de las mujeres a la hora de alcanzar
el clímax. Y parece ser que no son muy diferentes. Como puso de manifiesto una
investigación realizada por la Universidad de Groningen en Holanda, si bien el
órgano se comportaba de forma distinta durante la etapa de excitación, apenas
había diferencias a la hora de experimentar un orgasmo.
Tanto en uno como en otro caso, el análisis mostraba una
gran activación del lóbulo frontal, que a su vez excitaba el lóbulo
paracentral, el área encargada de procesar las señales motoras de las
extremidades inferiores. Si bien es cierto que los órganos sexuales de uno y
otro sexo se comportan de forma distinta por sus diferencias anatómicas, el
cerebro lleva a cabo operaciones semejantes en hombres y en mujeres.
Para el psicólogo Alan Fogel existe una buena razón para que
el orgasmo sea una experiencia única, compartida por ambos sexos. Debido a que
la visualización del clímax en otra persona resulta excitante y favorece que se
alcance el orgasmo, resulta lógico pensar que el ser humano haya evolucionado
para compartir un mismo mecanismo cerebral que, en última instancia, favorezca
la pervivencia de la especie.
Héctor G. Barnés para El Confidencial