Un grupo de ranas viajaba por el bosque y, de
repente, dos de ellas cayeron en un hoyo profundo. Todas las demás ranas se
reunieron alrededor del hoyo. Cuando vieron cuan hondo era el hoyo, le dijeron a
las dos ranas en el fondo que para efectos prácticos, se debían dar por
muertas.
Las dos ranas no hicieron caso a los comentarios de
sus amigas y siguieron tratando de saltar fuera del hoyo con todas sus fuerzas.
Las otras seguían insistiendo que sus esfuerzos serían inútiles.
Finalmente, una de las ranas puso atención a lo que
las demás decían y se rindió. Ella se desplomó y murió. La otra rana continuó
saltando tan fuerte como le era posible.
Una vez más, la multitud de ranas le gritaba y le
hacían señas para que dejara de sufrir y que simplemente se dispusiera a morir,
ya que no tenia caso seguir luchando. Pero la rana saltó cada vez con más
fuerzas hasta que finalmente logró salir del hoyo.
Cuando salió, las otras ranas le dijeron: "Nos
da gusto que hayas logrado salir, a pesar de lo que te gritábamos".
La rana les explicó que era sorda, y que pensó que
las demás la estaban animando a esforzarse más y salir del hoyo.
Lecciones
La fábula original de Hsien-Sheng Liang nos
presenta dos lecciones importantes:
- La palabra tiene poder de vida y muerte.
- Una palabra destructiva dicha a alguien que se
encuentre desanimado puede ser lo que lo acabe por destruir. Tengamos cuidado
con lo que decimos.
Pero nos hemos encontrado con otra no tan
explícita:
- Una persona especial es la que se da tiempo para
animar a otros.
Una referencia relacionada
En los Estados Unidos de Norteamérica, en la NASA ,
hay un poster muy bonito de una abeja, el cual dice así:
"Aerodinámicamente, el cuerpo de una abeja no está hecho para volar; lo
bueno es que la abeja no lo sabe".
¿Qué te parece si hacemos oídos sordos a las cosas
negativas y comenzamos a animarnos y a hacer algo todos para que este tiempo
que nos toca vivir, sea mucho mejor para todos?