El
mercado del alquiler está despegando en España. Cada vez más personas se
deciden por esta alternativa ante la imposibilidad de comprar una vivienda o
acceder a financiación. Sin embargo, la búsqueda de una casa acorde a sus
necesidades o de la persona adecuada no es el único reto al que se enfrentarán
inquilinos y caseros
Ya
con el contrato firmado y las llaves en mano empieza el verdadero reto, la
convivencia, esa delgada línea que para una buena o mala relación entre
arrendadores. Para que la aventura del alquiler funcione para ambas partes,
cada uno debe ser consciente y asumir los gastos derivados de su condición,
circunstancia que no siempre queda clara y que provoca la mayoría de los
enfrentamientos
Para
que no haya dudas, la organización de consumidores y usuarios (OCU) ha creado
una completa guía en la que se explica que gastos corresponden a uno y a otro.
En primer lugar, la OCU recomienda leer bien el contrato de arrendamiento antes
de firmar. “lo que ponga ahí es lo que cuenta”, recuerdan
Una
vez ya formalizada la relación y, salvo que en el contrato de alquiler se diga
lo contrario, los gastos se reparten de la siguiente manera:
-
Casero: paga el IBI, la comunidad de vecinos, la tasa de basuras, el seguro de
la casa y seguros de mantenimiento (caldera...)
-
inquilino: paga todo lo que puede medirse con contadores individuales (el agua,
la luz, el gas, el teléfono...)
En
el caso de avería o desperfectos en la vivienda:
-
Casero: paga las averías de la lavadora, la caldera, etc. Solo se libra de esto
cuando es una avería mínima (un piloto, un filtro...) o si se demuestra que la
culpa ha sido del inquilino
-
Inquilino: paga los daños que él o sus visitas causen a la vivienda alquilada
(por ejemplo: un cristal). Para estos imprevistos viene bien contratar un
seguro especial para inquilinos. Se ocupa también de los pequeños gastos por el
uso cotidiano del piso: cambiar una bombilla o la puerta de la lavadora,
arreglar la cadena del baño o la correa de la persiana...
Además,
en torno a las responsabilidades del alquiler pueden surgir todo tipo de
cuestiones. La responsabilidad de algunas -como las denuncias por ruidos- está
claramente atribuida, mientras que otras situaciones, como una inundación, la
‘culpa’ se puede repartir hasta en tres partes: inquilino, casero y comunidad
de propietarios
Para
evitar que la relación entre arrendadores y arrendatarios se enquiste, la OCU aconseja negociar sin pelear. Además, recomienda a los caseros contratar un
buen seguro de hogar porque “así dormirán más tranquilos” y les recuerda que
ser tacaños “puede salir muy caro”
En
cuanto a los inquilinos, la organización de consumidores les explica que si el
propietario ve que la mensualidad se paga puntualmente “será mucho más
receptivo a la hora de negociar para que no tu alquiler no suba”