Probablemente poca gente se haya planteado por qué los jugadores de voley playa no sufren como el resto de los mortales que van a la playa. De hecho si prestas atención a otros aspectos del juego, más allá de la calidad de sus puntos o de los esculturales cuerpos que muestran los realizadores en los Juegos Olímpicos, puedes ver como entre punto y punto, los jugadores apenas se sacuden la arena, pese a pasar gran parte del partido revolcándose sobre ella.
¿Cómo es posible que tras tirarse una y mil veces sobre ella no se les quede ni un solo gránulo de arena entre los dedos o en sus ropas? ¿Comen algo diferente para que no les quede pegada?
No es que sea una ilusión óptica y que la televisión te muestre una preciosa arena cuando realmente la superficie donde se está jugando fuera césped, ni que los jugadores de vóley lleven un repelente ultramoderno contra la molesta arena.
La realidad es bien distinta. La arena que cubre el Horse Guard Parade de Londres donde se celebra la competición olímpica, no es la misma que vemos en las playas o en los parques infantiles. La arena utilizada para estas competiciones es especial y su composición no tiene piedras, conchas u otras irregularidades y su granulación está regulada al milímetro por la Federación Internacional de Voley que es quien da el visto bueno, esa es la razón por la que no se queda pegada en los cuerpos de los deportistas. No obstante, para aquellas partículas traviesas que encuentran acomodo entre las vestimentas de los deportistas, existen unas toallas especiales que usan dichos jugadores durante los descansos que cuando vuelven a pista, parece que acabaran de saltar a la pista en lugar de llevar varios minutos sudando bajo el sol y tirándose en la arena.
Leído en: http://es.eurosport.yahoo.com/blogs/blog-londres-2012/por-qu%C3%A9-no-se-pega-la-arena-del-082719444.html