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sábado, 24 de marzo de 2012

Carta de una indignada

El tiempo ha pasado y el espiritu del 15M se ha calmado, pero el otro día cayó entre mis lecturas diarias esta carta de una indignada y me pareció que tenía mucha sensatez... lástima que al final todo se manipuló y se perdió.

Yo era una ciudadana normal, de esas que pensaban que no había nada que hacer, que no teníamos más remedio que aguantar el chaparrón y que los políticos al final, acabarían encontrando la solución. Una de esas ciudadanas, que prefería no pensar demasiado. Pero la vida y las circunstancias, me hicieron cambiar. Un día desperté de mi letargo y descubrí, asombrada, que podía pensar por mi misma; que además, había mucha más gente que pensaba como yo; que no era la única que se había cansado de ver, oír y callar; poco a poco, todos íbamos despertando.

Todos no, todavía hay mucha gente que no quiere verlo; todavía quedan muchos que se aferran a un triste "el sistema es cíclico"... el sistema es una mierda, y punto. Un sistema en el que unos pocos son mucho más importantes que todos, en el que los intereses particulares prevalecen sobre los colectivos, en el que vender es más importante que el sentido común... Dejadme que os venda la idea de que no es un buen sistema.

Lo que se pedía en Sol y en tantas otras plazas no es más que sentido común. Lo que se pide es que tengamos una democracia que realmente lo sea, que todos los votos valgan lo mismo, que los que manden sean los que han sido elegidos para ello, que no se permitan los paraísos fiscales, que los ricos paguen más impuestos que los pobres, que los políticos no tengan sueldos millonarios ni todos los privilegios legales que les hacen impunes.

Lo que se pedía en Sol y en tantas otras plazas, es tan razonable, tan coherente, que se mueren de miedo. No quieren que se escuche lo que decimos porque saben que tenemos razón. Por eso intentaron silenciarnos. Lo que pasó en Barcelona es totalmente deleznable; por mucho que lo intente, no soy capaz de comprenderlo, no tiene justificación alguna. Fue totalmente lamentable. Que después aparezca el Conseller diciendo que haría lo mismo aún conociendo el resultado, que los mossos actuaron en defensa propia, es abominable.

Lo que me preocupa ahora es qué va a pasar con las acampadas. Yo soy de las que piensan que deberíamos levantar el campamento, que ha llegado el momento de coger nuestras cosas y marcharnos por nuestro propio pie, mientras las plazas continúen llenas. Lo que pasó en Barcelona me hace pensar que este deseo se torna imposible, que después de lo ocurrido no van a querer moverse, pero de verdad: ha llegado el momento. Lo que pasó en Sol y en otras plazas, lo que ha estado pasando, es algo muy grande, algo que los que lo hemos vivido no vamos a ser capaces de olvidar. La solidaridad, la cooperación, las personas... Ha sido una lección de humanidad tremenda. Ha conseguido que todos hayamos vuelto a sentirnos parte de algo muy grande; gente, persona, humanidad, son conceptos que han recobrado su sentido. Pero a todo le llega su momento y en mi modesta opinión, ya es el momento de recoger las tiendas de campaña.

Sol y las otras plazas ya nos han enseñado todo lo que nos podían enseñar, nos han unido, nos han recordado quién tiene el poder: el pueblo; nos han demostrado que las cosas no son como nos las cuentan. Nos habían hecho pensar que la política no interesaba más que a los políticos, que nosotros, como ciudadanos normales, no podíamos hacer nada para mejorar la situación. Nos habían hecho pensar que la única manera de prosperar era de manera individual, arrebatándonos todo nuestro poder. El poder del pueblo unido.

Pues bien, ya lo hemos recuperado, ya nos hemos quitado la venda, ya hemos recuperado nuestro poder, e incluso me atrevería a decir que nuestra dignidad. Vamos a coger nuestras cosas y vámonos. Antes de que todo esto que hemos conseguido se vaya al garete, antes de que empiecen a salir fisuras en esta unión, antes de que el cansancio haga mella y seamos blancos fáciles para manipuladores, traidores y estúpidos varios. Los momentos más bonitos de la acampada ya han pasado, vamos a conservar su espíritu para hacer la revolución, sin desgastarlo más de lo necesario.

Recojamos nuestras cosas, volvamos a casa y que empiece la reconquista

Marta Serrano