A continuación un artículo que se atribuyó a Forges, Juan José Millas, Vargas Llosa... y que es del bloguero David Jiménez según podéis consultar en:
http://davidjimenezblog.com/2012/07/25/el-articulo-que-crei-haber-escrito/
http://davidjimenezblog.com/2012/07/25/el-articulo-que-crei-haber-escrito/
"Quizá ha llegado la hora de aceptar que
nuestra crisis es más que económica, va más allá de estos o aquellos políticos,
de la codicia de los banqueros o la prima de riesgo. Asumir que nuestros
problemas no se terminarán cambiando a un partido por otro, con otra batería de
medidas urgentes o una huelga general. Reconocer que el principal problema de
España no es Grecia, el euro o la señora Merkel. Admitir, para tratar de
corregirlo, que nos hemos convertido en un país mediocre.
Ningún país alcanza semejante condición de la noche
a la mañana. Tampoco en tres o cuatro años. Es el resultado de una cadena que
comienza en la escuela y termina en la clase dirigente. Hemos creado una
cultura en la que los mediocres son los alumnos más populares en el colegio, los
primeros en ser ascendidos en la oficina, los que más se hacen escuchar en los
medios de comunicación y a los únicos que votamos en las elecciones, sin
importar lo que hagan. Porque son de los nuestros.
Mediocre es un país que se preocupa más por el futbol
que por la política. Hemos visto las calles llenas de televisiones y, montones
de personas absortos viendo como unos millonarios dan una patada a algo que no
nos traerá progreso alguno, y gritamos ante un gol, como cortos adolescentes.
Antes los hombres hoy también la mujeres, claro esto es integración
¿integración, igualdad...?
Dijo Gandhi: Si los hombres prestasen tanta
atención a la política como al fútbol, otros gallos nos cantarían.
Somos mediocres y somos mediocres porque hay un
principio que dice la unión hace la fuerza, y en España cada individuo está
añorando un Estado para él solito. Porque cada español se siente más listo, más
inteligente, más culto, más trabajador, más rico, menos pobre, con más ideas
que su vecino. Y esto es un error de dimensiones enormes. Pero ¿por qué? Porque
tenemos unos políticos periféricos que no ven más allá de sus narices, bueno de
sus sillones. Claro está disponen para ello de un pueblo fácil de meter al
redil, por inculto políticamente a más no poder.
Cuidado cuando estás leyendo esto. Cuidado contigo.
Veamos: la izquierda no se sale de sus ideas por las historias que le han mal
contado, las derechas porque creen demasiado en raíces y en ningún caso las
fronteras son tan claras. En definitiva necesitamos políticos que formen al
pueblo con amplitud de miras y no con visión de sillón.
¡Qué fácil nos manipulan! Los políticos de
izquierdas cuantos más descamisados tengan más posibilidades de votos tienen,
desgraciadamente es así. Los de derechas…
Estamos tan acostumbrados a nuestra mediocridad que
hemos terminado por aceptarla como el estado natural de las cosas. Sus
excepciones, casi siempre reducidas al deporte, nos sirven para negar la
evidencia.
- Mediocre es un país donde sus habitantes pasan
una media de 134 minutos al día frente a un televisor que muestra
principalmente basura.
- Mediocre es un país que en toda la democracia no
ha dado un presidente que hablara inglés o tuviera unos mínimos conocimientos
sobre política internacional.
- Mediocre es el único país del mundo que, en su
sectarismo rancio, ha conseguido dividir incluso a las asociaciones de víctimas
del terrorismo.
- Mediocre es un país que ha reformado su sistema
educativo tres veces en tres décadas hasta situar a sus estudiantes a la cola
del mundo desarrollado.
- Mediocre es un país que no tiene una sola
universidad entre las 150 mejores del mundo y fuerza a sus mejores
investigadores a exiliarse para sobrevivir.
- Mediocre es un país con una cuarta parte de su
población en paro, que sin embargo, encuentra más motivos para indignarse
cuando los guiñoles de un país vecino bromean sobre sus deportistas.
Es mediocre un país donde la brillantez del otro
provoca recelo, la creatividad es marginada, cuando no robada impunemente, y la
independencia sancionada. Un país que ha hecho de la mediocridad la gran
aspiración nacional, perseguida sin complejos por esos miles de jóvenes que
buscan ocupar la próxima plaza en el concurso Gran Hermano, por políticos que
insultan sin aportar una idea, por jefes que se rodean de mediocres para
disimular su propia mediocridad, y por estudiantes que ridiculizan al compañero
que se esfuerza.
Mediocre es un país que ha permitido, fomentado y
celebrado el triunfo de los mediocres, arrinconando la excelencia hasta dejarle
dos opciones: marcharse o dejarse engullir por la imparable marea gris de la
mediocridad.