El sida es una de las enfermedades más devastadoras
de la historia de la humanidad, y su causa, el VIH, ha sido responsable de más
de 35,3 millones de infecciones, según la Organización Mundial de la Salud.
Poco después de los primeros informes sobre sida emitidos en EEUU en 1981, se
descubrió que la enfermedad se había establecido originalmente en poblaciones
heterosexuales del centro y del este de África.
Un grupo europeo de científicos, en el que
participa un investigador de la Universidad de Vigo, ha confirmado en un
estudio publicado en la revista Science el origen concreto de uno de los tipos
de virus de inmunodeficiencia humana, el VIH-1.
Los investigadores analizaron una amplia colección
de secuencias genéticas de los virus VIH-1 del grupo M, del que forman parte la
mayoría de los infectados. Mediante la combinación de estos análisis con datos
espaciales y epidemiológicos, han probado que la pandemia de esta variante del
virus se originó a principios de 1920 en Kinsasa, actual capital de la
República Democrática del Congo (entonces conocida como Leopoldville), y se
expandió por el resto del mundo a partir de los años 60.
“Por primera vez, hemos analizado todas las pruebas
disponibles usando las últimas técnicas filogeográficas que nos permiten, de
forma estadística, deducir de dónde proviene el virus. Esto significa que
podemos decir con un alto porcentaje de certeza dónde y cuándo se originó la
pandemia de VIH”, explica Oliver Pybus, profesor del Departamento de Zoología
de la Universidad de Oxford y autor principal del artículo. “Parece que una
combinación de factores en Kinsasa a principios del siglo XX creó una ’tormenta
perfecta‘ que propició la aparición del VIH”.
Auge del cambio social
Según han deducido los investigadores, esta
tormenta perfecta fue el resultado de la combinación de varios factores que
tienen que ver con el comportamiento de las poblaciones en las colonias
africanas: la ampliación de las redes de transporte, los cambios en la atención
sanitaria y el aumento de la promiscuidad sexual.
Entre 1920 y 1960, el número de infecciones de los
grupos M y O del VIH eran similares, pero después de 1960, mientras que las del
grupo O se mantuvieron confinadas en el centro y este de África, el grupo M se
triplicó y se extendió.
Uno de los factores que sugieren los análisis del
equipo para explicar la expansión de la pandemia fueron las redes de
transporte, en particular las ferroviarias, que hicieron de Kinsasa, como
núcleo del colonialismo europeo, la ciudad mejor conectada de África. Las redes
comerciales de intercambio de marfil y de carne unían las regiones rurales y
urbanas del norte y sur de la República Democrática del Congo, con núcleos
importantes de población como Brazzaville y Mayombe. El aumento de actividad
comercial trajo consigo un importante flujo de trabajadores masculinos en
puertos y redes ferroviarias. Y, con la llegada de nuevos hombres, aumentó el
mercado de la prostitución.
“Los datos indican que la expansión del virus se
debe a cuestiones demográficas. En concreto, creemos que se debe concretamente
a dos grupos pequeños y muy activos: uno, el comercio de sexo, donde hemos
encontrado registros de que a partir de 1960 hay un aumento significativo de
clientes, aunque con pocas prostitutas; y otra posible fuente es el contagio
por inyecciones no esterilizadas en clínicas donde se trataban las enfermedades
sexuales de esta población” explica a Sinc David Posadas, investigador de la
Universidad de Vigo y autor del estudio. “Por supuesto, todo esto todo son
interpretaciones de los datos obtenidos, no resultados”.
Conociendo el pasado
El origen del sida se conoce bastante bien, e
investigaciones previas ya han dado una explicación al surgimiento en primates.
El grupo M del VIH-1 viene concretamente de los chimpancés del sur de Camerún,
pero hay otros tipos de sida menos frecuentes, que proceden de gorilas y otros
primates.
En esta nueva investigación, los autores destacan
que el enfoque se centra más en descubrir las diversas formas que tiene un
virus de propagarse que de conocer el origen en sí: “Podemos aprender de aquí
cómo se produce la expansión de un virus, cómo durante 40 años está latente con
vida en una población, y cómo, por un cambio social en el comportamiento de un
grupo, en este caso el comercio de sexo, el virus se triplica”, concreta
Posadas.
“La investigación sugiere datos importantes:
descartamos que la expansión se deba a un cambio genético. Por ejemplo, hay
otros virus, como el de la gripe A, que sí se propagaron por un cambio
genético”, explica el científico de la Universidad de Vigo.
Para los científicos, es importante reconocer que
existen distintos mecanismos por los que un virus puede extenderse por todo el
planeta: “Pueden ser factores intrínsecos del propio virus, o también pueden
ser factores extrínsecos, es decir, de la población humana”, aclara Posadas.
“Más bien se trata de aprender del pasado”, concluye.