Tu coche tiene un sonido especial y puedo reconocerlo entre mil.
Tus pasos tienen un timbre mágico, son música para mí.
Tu voz es el mayor signo de mi tiempo feliz, y a veces no es necesario oírla: oigo tu tristeza.
Si veo tu alegría, me hace feliz!
No sé lo que es olor bueno o malo, solo sé que tu aroma es el mejor.
Algunas presencias me gustan. Otras, no tanto.
Pero tu presencia es lo que mueve mis sentidos.
Tu despierto, me despiertas.
Tu durmiendo eres mi Dios, reposando en casa y yo cuidando tu sueño.
Tu mirada es un rayo de luz, cuando me doy cuenta de tu despertar...
Sus manos sobre mí, tienen la ligereza de la paz.
Y cuando Tú sales, todo está vacío otra vez...
Y vuelvo a esperarte siempre y siempre...
Por el sonido de tu coche;
Por tus pasos;
Por tu voz;
Por tu estado siempre inconstante del humor;
Por tu olor;
Por tu reposo bajo mi vigilia;
Por tus ojos;
Por tus manos.
Y soy feliz así.
Yo soy el que te espera:
¡Soy tu perro!