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jueves, 4 de septiembre de 2014

Así evitan en Islandia 'liarse' con un familiar


Enrollarse con un familiar sin tan siquiera saberlo. Puede parecer una locura pero no lo es, al menos en Islandia. En un país de unos 300.000 habitantes en el que la mitad de ellos vive en la capital, Reikiavik, no parece raro que al final todas las personas pertenezcan a unas cuantas familias.
 
Por eso los islandeses son muy cautos a la hora de estrechar relaciones. Antes de ligar con alguien conviene cerciorarse de que no sea un primo o un tío lejano. Además de la escasa población, hay que sumar la dificultad de que los isleños árticos no tienen un sistema de apellidos como el de la mayoría occidental y resulta complicado establecer una línea genealógica. Para entendernos; un niño nace y le ponen un nombre, por ejemplo Jón. En cuanto al apellido, no se hereda de los padres como ocurre en muchos países europeos; sino que se forma con el nombre del padre seguido de la palabra “hijo” (sson) o “hija” (dottir) detrás. Es decir, si Jón es hijo de Gustaf, el chico se llamará Jón Gustafsson, mientras que su hermana Ölof será Ölof Gustafdottir.
 
Para poder tener claro quién pertenece a una familia o a otra, estos habitantes cuentan con una herramienta única: el Íslendingabók. Se trata de una base de datos, sólo escrita en islandés, que contiene información genealógica de todos los ciudadanos y residentes legales que cuentan con la identificación del país, denominada ‘kennitala’. Este libro cuenta con informaciones que se remontan a los primeros asentamientos en la isla, hace aproximadamente 1.200 años.
El proyecto se creó con la colaboración de un laboratorio de investigación especializado en genética médica, deCODE; y el empresario informático islandés Friðrik Skúlason, y reúne todos los datos de registros que existen en el país: censos nacionales, datos de la Iglesia Nacional de Islandia, registros civiles de habitantes, libros históricos sobre las ocupaciones islandesas, listas nacionales de descendientes… entre otros.
 
Un trabajo muy laborioso que los gobiernos de la isla se empeñan en seguir manteniendo al servicio de los ciudadanos. La última iniciativa, muy bien acogida en la sociedad, ha sido una aplicación en Facebook para que los islandeses puedan acceder más fácilmente al libro y realizar una búsqueda más rápida de los datos que les interesen.
Según explica Margrét Hugadóttir, natural de Reikiavik y profesora de Ciencias Naturales en un instituto, esta base de datos “es única y tiene un gran valor para todos los islandeses” porque es la forma en la que muchos pueden encontrar sus raíces y ver de qué colonia procede su familia. Y es que muchas personas en Islandia tienen raíces extranjeras; como ella misma sin ir más lejos; y por su particular sistema de nombres, resulta difícil encontrar a más de cuatro descendientes directos. La demografía islandesa sufrió un golpe durísimo entre los siglos XVIII y XIX. Muchos huyeron de la isla debido a los colapsos en sus cultivos después de que en 1783 el volcán ‘Laki’ entrara en erupción.
Sus efectos fueron devastadores durante varios años que se conocieron como “Las Penurias de la Niebla”: más de la mitad de los animales murió y, como consecuencia de las posteriores hambrunas, un cuarto de la población aproximadamente falleció por inanición. A raíz del desastre, muchos supervivientes cruzaron el charco rumbo Estados Unidos y Canadá, mientras que otros se asentaron en países europeos vecinos.
La docente Margrét Hugadóttir explica que, efectivamente, la población más joven utiliza el Íslendingabók para encontrar a parientes desconocidos. “Yo tengo muchos familiares que se fueron a Canadá y al volver a su tierra natal las posteriores generaciones, nos encontramos gracias al libro”, cuenta a este diario.
Según la información de deCODE, la mayoría de los islandeses están relacionados en su 6ª y 8ª generación. No es de extrañar entrar a un bar en Reikiavik y ver cómo los jóvenes consultan en su smartphone el nombre de la persona con la que quieren ligar. Hugadóttir cuenta que muchos lo hacen por diversión, pero que es habitual mirarlo antes de tener un encuentro más íntimo con alguien.
 
Además de ver la relación directa entre familiares, el Íslendingabók contiene datos estadísticos de cada familia como su tamaño, los nombres más comunes o cuál es la persona más longeva. Una forma única de conocer realmente bien sus orígenes.
 
Paloma Esteban para El Confidencial