Seguidores del Blog:

Previsión del tiempo

sábado, 23 de marzo de 2013

Amantes sin ataduras


La visión de la mujer del sexo con "amigos con derecho a roce":

Después de tener sexo con un nuevo amante por primera vez, lo único que deseo (si sale bien, claro) es repetir, repetir y repetir. Si el primero va bien, ya me estoy imaginando que el décimo debe ser alucinante. Porque he aprendido que con la familiaridad y la confianza, el sexo llega a ser cada vez más morboso y más satisfactorio.

Tener amantes sin ataduras o amigos con derecho a roce es una de las mejores cosas de la soltería, creo yo. Se trata de sexo sin ataduras, sin emociones pero sí con confianza y a veces también, con cariño. Es ciertamente lo mejor de ambos mundos, es decir todas las ventajas de tener sexo con una pareja regular mientras estás libre para disfrutar todas las ventajas de la soltería. A veces, estas relaciones sirven de “relleno” durante los periodos entre las relaciones más estables.

Para mí, las amistades con derecho a roce se basan en una auténtica amistad. Por ejemplo, podría pasarlo igual de bien tomando un café que estando en la cama con él. En mi caso, es imprescindible poder mantener una conversación más o menos interesante además de tener la capacidad de enloquecerme entre las sábanas. Nunca es solo sexo porque si solo quisiera orgasmos, ya tengo a mi querido vibrador rabbit.

Algo que encuentro especialmente excitante con los amigos con derecho es saludarles con dos besos, como si no hubiera “nada” entre nosotros. Es igual si quedamos en la calle o en casa. Supongo que será por el desacuerdo que me produce entre mi cuerpo y mi mente, además de la sensación de auto-negación sexual. Por ejemplo, durante ese primer contacto breve, noto su olor y a veces incluso podría desear que ese instante dure un poco más, pero luego recuerdo que no estamos “juntos” y me freno. Sin embargo, ese gesto de auto-negación física solo me hace desear el sexo aún más. Y saber que esto es exactamente lo que va a suceder momentos después de un saludo de protocolo, es lo que realmente me excita.

En principio, no debería haber discusiones del estilo “no me has llamado” o parecidos, porque las amistades con derecho a roce no se basan en un compromiso ni en planes de un futuro juntos, como es en el caso de una relación seria. No hay que dar (ni pedir) explicaciones de ningún tipo. No importa conocer a su círculo de amigos, su familia o tampoco debería importa saber lo que está haciendo cuando no está contigo. Suena sencillo, pero a menudo en realidad, es mucho más complicado de lo que parece.

No somos de piedra y es cierto que el roce hace el cariño. Siempre existe el riesgo de caer en una rutina o en un estado de ambigüedad emocional. Si los dos desean lo mismo, por supuesto no hay ningún problema. El peligro de estas relaciones se presenta cuando solo uno de los dos quiere más.

Para evitar tales complicaciones, la solución sencilla es no caer en la rutina desde el comienzo. Es decir, no quedar con demasiada frecuencia y no enviar demasiados mensajes. Hay que mantener una distancia tanto física como emocional. En fin, no olvidar que no es tu pareja oficial, así es una manera de diluir su importancia en tu vida. Y por supuesto, si deja de ser algo divertido, es el momento de parar.

Por muy bueno que sea (o que esté) cualquier amante sin ataduras, es importante seguir relacionándose con otras personas y tener una vida social activa, pero sobre todo estar abierto para posiblemente conocer al próximo amante. Después de todo, si no tienes ataduras, estás libre de hacerlo. Y si la primera vez con el próximo sale bien, ya tocará repetir, repetir y repetir el proceso... hasta que encuentres lo que realmente estás buscando.

Venus O’Hara en el Blog Eros para El País
http://blogs.elpais.com/eros/2013/03/amantes-sin-ataduras.html