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sábado, 5 de mayo de 2012

Humor cotidiano

Siempre te preguntan cuando llegas a la consulta del médico la razón de tu visita, y tienes que contestar delante de otros y a veces, es muy desagradable. No hay nada peor que una recepcionista que te pide que le digas qué te pasa en una sala de espera llena de pacientes.
Una vez entré a una consulta y me acerqué a la recepcionista, muy poco simpática:
- ¡Buenos días, señorita!
La recepcionista me dijo:
- Buenos días, señor, ¿por qué quiere ver al Doctor?
- Tengo un problema con mi pene, contesté.
Como algunos se rieron, la recepcionista se irritó y me dijo:
- Usted no debería decir cosas como esas delante de la gente.
- ¿Por qué no?... usted me preguntó qué me pasaba y se lo dije.
La Recepcionista, sonrojada, me dijo:
- Podría haber sido más disimulado y decir por ejemplo que tenía irritado el oído y discutir el problema con el Doctor más tarde y en privado.
Y yo le contesté:
- Y usted no debería hacer preguntas delante de extraños, si la respuesta puede molestar.
Entonces, sonreí, salí y volví a entrar:
- ¡Buenos días, señorita!
La recepcionista se sonrió socarronamente y preguntó:
¿¿Sí??
- “Tengo problemas con mi oído"
La recepcionista asintió y se sonrió, viendo que había seguido su consejo y me volvió a preguntar:
- Y… ¿qué le sucede a su oído, señor?
- "Que me arde al mear”
Las risas en la sala de espera fueron de antología…

oooOooo
Un representante del gobierno como funcionario del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, visita oficialmente una finca en las montañas antioqueñas y habla con su dueño, un campesino ya entrado en años.
El funcionario le dice al dueño que desea inspeccionar sus recursos acuíferos. El anciano le dice que perfectamente puede, pero le pide que por favor no pase por el terreno cercado.
El representante, demostrando su autoridad como digno miembro del gobierno, muy berraco, insolente, arrogante, y bellaco, le dice:
- ¡Vea mi hermano! Yo tengo la máxima autoridad del gobierno que cabalmente represento, y este 'CARNET' que ve aquí, este ¡CARNET! me califica para ir donde me dé la gana, meterme en cualquier terreno o finca que me dé la gana, sea ésta de quien sea, sin preguntas y tampoco debo dar respuestas si no me da la gana… ¿Me ha entendido o es que no me he sabido explicar?
El viejo campesino simplemente se encogió de hombros y siguió con sus quehaceres. Pasado un rato, el ganadero escucha unos gritos y logra ver al empleado del gobierno corriendo por su vida, seguido muy de cerca por un enorme toro semental. El toro va ganándole terreno y el tipo, visiblemente aterrado pide ayuda a todo pulmón. El campesino de inmediato deja todo lo que estaba haciendo y corre hasta la cerca, gritándole a su vez:
¡¡¡EL CARNET!!!, ¡¡¡EL CARNET!!!, ¡¡ENSÉÑELE EL CARNET!!
oooOooo