Un artículo muy gracioso...
El mundo textil de la ropa interior lleva años
jugándonosla a todas las vaders y afines. Nosotras, acostumbradas a sufrir en
silencio y a esconder nuestras vergüenzas como si no existieran, estamos hartas
de soportar la incompetencia de los fabricantes de bragas quienes, según hemos
constatado, desconocen por completo las necesidades de los usuarios.
Las bragas presentan errores elementales de diseño
que hacen que su funcionalidad se vea limitada. Desafortunadamente, el público
al que se destinan estos productos está acostumbrado a manejar dispositivos
bien repletos de defectos de serie, bien implantados específicamente para que
impere la incomodidad y, por qué no decirlo, el sufrimiento en su sentido más
amplio (tacones, tangas, cera caliente, hijos…). Con esta premisa es fácil
comprender que los usuarios de bragas apenas protesten por la ineficacia de su
detalle más importante: el chochero (sí; la calle ha hablado y parece ser que
se llama así).
El chochero es una capa extra de tela superpuesta.
Su principal función consiste en asegurar que el área de impacto de diversos
fluidos queda reforzada. De este modo el flujo vaginal, por ejemplo,
difícilmente ha de traspasar hasta incidir con el pantalón, lo que debería
dotar a la usuaria de gran autonomía.
Sin embargo, las prestaciones del chochero no son
todo lo satisfactorias que debieran. Su optimización sería mejorable si alguien se molestara en
configurar una adecuada ubicación del mismo.
Como vemos en esta imagen tan ilustrativa, el área
de impacto de fluidos queda totalmente externa al chochero, limitando sus
posibilidades en ciertas situaciones. Un par de centímetros más de tela serían
suficientes para conseguir un acabado perfecto del refuerzo. El diseño
tradicional, tal y como viene fabricándose, lo vemos más dirigido a jóvenes o
entornos de uso muy específicos.
Nos vemos obligadas a citar como ejemplo
representativo el bochornoso caso del salvaslip, cuya forma y tamaño son muy
similares al del chochero. Es fácil llegar a la conclusión de que el salvaslip
no es más que otro refuerzo extra de ayuda al chochero y parecería lógico
pensar que debe adherirse justo encima de éste. Bien, pues resulta que no. El
salvaslip ha de colocarse por delante del chochero, asegurándonos de que cubre
el área de impacto marcada en la imagen anterior. Que una adecuada colocación
del salvaslip consista en burlar los límites del chochero, representa la prueba
irrefutable de que existe un terrible error de diseño de nuestras bragas.
Por tanto, queridos fabricantes de bragas: EL CHICHI ESTÁ MÁS ARRIBA, entérense de una vez.
Por Mara Jade Garland