Aunque los mitos de la salud han existido siempre,
desde la irrupción de internet la desinformación sobre determinados temas
médicos ha crecido enormemente, dando lugar a ideas equivocadas que mucha gente
se toma a pies juntillas. No es que no se pueda encontrar información fiable en
internet, pero hay quien confunde Yahoo! Respuestas con un consultorio médico,
lo que puede acabar con el incauto paciente en el hospital.
El médico y presentador de televisión británico
Michael J. Mosley es uno de los más reconocidos divulgadores de salud y ciencia
de Reino Unido, y uno de los más activos productores de documentales sobre
salud para la BBC. En un artículo publicado este domingo en The Sunday Times
Mosley citaba las que, a su juicio, son las diez afirmaciones médicas falsas
más extendidas en su país, que coinciden punto por punto con las que escuchamos
a diario en España a nuestros familiares y amigos.
Muchas de las afirmaciones tienen que ver con la
alimentación: aunque hay mitos en todas partes, y de todos los sentidos, la
propagación de estos es especialmente pronunciada en el ámbito de la nutrición.
Estos son, pues, las diez afirmaciones médicas más extendidas de las que no
debemos fiarnos.
1. Beber café
es malo
Pocas bebidas han dado pie a tanta controversia
como el café. Por cada estudio que pone de manifiesto sus efectos negativos,
aparecen dos indicando las ventajas que tiene. Y claro, los consumidores no se
aclaran. Pero no todos los estudios son iguales. La mayor investigación
realizada hasta la fecha sobre la bebida, publicada en la revista Annals of
Internal Medicine, llegó a la conclusión, tras observar a 130.000 personas
durante 20 años, de que un consumo normal de café no está asociado a un mayor
mortalidad, ni en hombres ni en mujeres. De hecho, vieron que el consumo
moderado de café parece tener ciertas ventajas.
Según Mosley, si el consumo no supera las cinco
tazas al día y no tenemos problemas de insomnio , no tenemos de qué
preocuparnos.
2. No existe
un bronceado saludable: tomar el sol es siempre peligroso
No cabe duda de que también hay modas en lo que
respecta a la salud. Hasta bien entrado el siglo XX tomar el sol se consideraba
una práctica poco saludable, propia de la clase trabajadora a la que no le
quedaba más remedio que sufrir los rigores del tiempo. Después, el bronceado se
convirtió en una señal de estatus, propio de la gente que podía disfrutar de
más tiempo libre y unas largas vacaciones en resortsplayeros. Desde hace una
década, de nuevo, tomar el sol se empieza a ver como algo poco saludable, dado
el alarmismo existente en torno a los cánceres de piel.
No cabe duda de que la radiación solar es un
potente cancerígeno, pero eso no quiere decir que tomar el sol sea siempre
malo. De hecho, es necesario. Según la Fundación Española del Corazón, es
conveniente tomar el sol media hora al día para mantener los niveles de
vitamina D que nuestro organismo necesita, y cuya merma constituye un riesgo
importante, pues puede provocar problemas de hipertensión y diabetes.
3. Tener
sobrepeso es peligroso para la salud
Existe la creencia generalizada de que si tienes un
Índice de Masa Corporal de entre 25 y 30 puntos, tienes sobrepeso y esto
acortará tu vida. Pero una revisión de estudios publicada a principios de año
en el Journal of the American Medical Association dio al traste con tamaña
afirmación. Según el estudio, el sobrepeso no sólo no es peligroso para la
salud, además está asociado estadísticamente con un menor riesgo de muerte
prematura, un 5% menor al de la gente con un peso “ideal”.
Tener unos kilos de más, como demuestra la
estadística, no es necesariamente malo. Por ejemplo, las personas con sobrepeso
moderado se enfrentan de forma más satisfactoria a las enfermedades graves, que
suelen ir acompañadas de una gran pérdida de apetito y un estado de debilidad
más peligroso para las personas delgadas, lo que podría explicar la variación
estadística.
4. Dos copas
de vino al día son saludables
Basta con dar un pequeño paseo por la hemeroteca
para encontrar cientos de titulares sobre lo saludable que es tomar cada día
una o dos copas de vino. Pero hay dos problemas con este tipo de afirmaciones:
no todos nos servimos la misma cantidad en una copa de vino y, si nos pasamos,
los beneficios del vino desaparecen para dejar paso a los peligros.
Beber vino con moderación puede protegernos de los
problemas cardiovasculares, pero pasarnos puede hacer que tengamos problemas en
el hígado e, incluso, cáncer. En opinión de Mosley, ante la duda, es mejor no
pasarse: puede ser peor el peligro que la enfermedad.
5. Comer
cinco piezas de fruta y verdura al día nos protege del cáncer
La campaña institucional que instaba a los
ciudadanos a comer cinco piezas de fruta o vegetales al día no es exclusiva de
España: se ideó en EEUU a finales de los ochenta. Uno de sus reclamos era, y
sigue siendo, que el consumo diario de 5 raciones de frutas y hortalizas
frescas podía ayudar a prevenir algunos tipos de cáncer.
Mosley asegura que esta relación nunca ha estado
acompañada de una evidencia científica sólida. Las afirmaciones se basaron en
varios estudios de control de casos en los que se comparó el estilo de vida de
las personas con cáncer y las que no lo tenían. En efecto, las personas sin
cáncer consumían, de promedio, más frutas y verduras, pero la relación causa
efecto entre su consumo y la protección frente al cáncer sólo se ha demostrado
para algunos tipos de cáncer y unas pocas variedades de hortalizas.
Es cierto que el consumo de frutas y verduras es
saludable, y previene la aparición de las enfermedades cardiovasculares, entre
otras dolencias, pero no hay razón para asociar su consumo a la protección
contra el cáncer.
6. Tenemos
que beber dos litros de agua al día
Se trata de una de las afirmaciones más extendidas
y aceptadas por la población. Moslye explica que surgió en los años 40 cuando
los investigadores calcularon la cantidad de agua que el cuerpo consume en 24
horas. También dijeron, aunque se ignora sistemáticamente, que gran parte de
los 2 litros de agua que necesitamos provienen de la comida, y que el café, el
té o cualquier otra bebida cuentan en la ecuación.
Según algunos estudios, beber agua ayuda a
adelgazar, pero no hay ninguna evidencia de que sea necesario tomar dos litros
al día. Según Mosley, basta con beber cuando uno tiene sed.
7. Crujir
nuestras articulaciones nos provocará artritis
Que el crujir de las articulaciones (al que son tan
aficionadas algunas personas) saque de quicio a la gente que les rodea, no
significa que vaya a acabar con su movilidad. Según han comprobado diversos
estudios, no hay ninguna asociación entre esta costumbre y la artritis, y las
articulaciones de los crujidores y los no-crujidores no presentan ninguna diferencia
significativa. Los aficionados a esta práctica, no obstante, deberían tener
cuidado. Lo que sí han comprobado los médicos es que el crujir de las
articulaciones puede provocar lesiones en los ligamentos y tendones.
8. Comer
huevos eleva el colesterol
Desde los ochenta se extendió la creencia de que no
podíamos comer huevos a diario dado su alto contenido en colesterol. Es cierto
que el huevo contiene mucho colesterol pero también posee su propio antídoto,
la lecitina, una grasa que favorece el control del colesterol evitando que se
adhiera a las paredes arteriales y desplazándolo hacia los lugares donde se
metaboliza.
Hoy sabemos que lo que realmente eleva el
colesterol “malo” son las grasas saturadas, cuya cantidad no es elevada en los
huevos, y no el propio colesterol.
9. Escuchar a Mozart puede hacerte más
inteligente
Esta afirmación proviene de un estudio realizado en
1933 en el que un grupo de estudiantes de la Universidad de California tuvieron
que resolver unos puzles tras escuchar a Mozart. Ciertamente, lo hicieron mejor
tras escuchar al compositor austriaco, pero lo que nunca se dijo es que el
efecto enriquecedor de Mozart sólo duraba 15 minutos, y habría sido similar si
hubieran escuchado a John Coltrane o a Slayer. En el corto plazo, la música
hace que estemos más atentos y concentrados, pero no nos hace más inteligentes.
10. Los
batidos son una bebida saludable
Los batidos tienen muy buena fama y son muy
populares en algunas dietas por su alto contenido en fruta. El problema, que
muchos desconocen, es que suelen tener muchísima azúcar. Un estudio publicado
este año analizó el contenido de 52 batidos comerciales y reveló que todos
tenían más azúcar y calorías que cualquier refresco.
Leído en: http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2013-10-09/diez-recomendaciones-medicas-de-las-que-mas-nos-vale-desconfiar_38764/?utm_source=dlvr.it&utm_medium=facebook