El ruido metálico que despierta o asusta a muchos españoles
por las noches no son las canicas del vecino sino un fenómeno físico llamado
'pulso de Joukowski' o 'golpe de ariete'
¿Quién no ha querido 'matar' una noche cualquiera al vecino
de arriba cuando se le cae algo al suelo? Y, lo peor. ¿Qué hace el vecino de
arriba jugando con unas cuantas canicas a esas horas de la noche? Pero la
realidad no es que tu vecino se haya vuelto loco, o que sus hijos -si es que
los tiene- tengan una extraña afición a jugar por las noches. La culpa de ese
ruidito que te desvela muchas noches la tiene tu casa. Y la física.
"El ruido que escuchamos son las cañerías del edificio
que se mueven absorbiendo la fuerza generada por la presión del agua", nos
aclara Fátima Vidal profesora de Senara. Este fenómeno se conoce como 'pulso de
Joukowski' o 'golpe de ariete' y "se produce cuando durante un proceso de
suministro de agua, la zona de salida es cerrada de golpe -cerramos un grifo- y
el agua que iba a salir se queda frenada en seco", señala.
"Como las moléculas del líquido no pueden atravesar el
émbolo de cierre ni se pueden comprimir chocan contra el mismo y provocan que
la tubería se ensanche. Esta situación provoca que parte del líquido pase a
estado gaseoso generando una onda de burbujas de aire que se transmite en
sentido opuesto, es decir, hacia la zona de paso de tuberías de los pisos
inferiores", añade la profesora.
"El ruido de las canicas llega cuando toda esta presión
se disipa al transmitir su energía, bien sea mediante un punto de fuga o en las
cañerías", señala Fátima Vidal. Pero lo que parece algo divertido o
anecdótico puede destrozar las cañerías. "Por ello mismo se instalan
métodos como neumáticos de cámaras de aire comprimido que puedan absorber las
ondas energéticas que se desplaza por los conductos del edificio", apunta
la arquitecta Mónica Alonso.
Lo más curioso es que estas 'canicas del vecino' ayudan a
los estudiantes a aprender física. "Este tipo de situaciones y fenómenos
cotidianos, nos permiten acercar a las alumnas a la Física, de un modo
divertido y entretenido. Estos ejemplos hacen que la Física -que parece una
asignatura ardua- resulte algo sencillo y pegado a la realidad”, nos reconoce
Fátima Vidal.
Y es que ya saben que ni el vecino de arriba tiene canicas,
ni en realidad ese sonido metálico que suena es la caída de las canicas. Es
nuestro cerebro el que interpreta que ese ruido provocado por la presión
generada en las tuberías es similar al de ese juguete infantil. Si no pueden
dormir tranquilos, ya saben, al menos, que el vecino no tiene la culpa.
Javier Varela
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