No hay manera. Por mucho que la ciudadanía llene
plazas pidiendo poder participar, por mucho que la sociedad reclame una nueva
forma de relación entre representantes y representados, por mucho que dejen de
votar a los principales partidos y por mucho que le digan al CIS que han
perdido casi toda la credibilidad en la mayor parte de las instituciones, no
aprenden.
El ciudadano normal ha pasado ya de la indignación
a la desesperación de forma completa, no le queda opción de creer que los
principales partidos, como están, les puedan representar.
En esta ocasión se pone de manifiesto con una Ley
de Abdicación que se nos ha presentado como la única forma de hacer la
sucesión, tratando de engañar intencionadamente a una sociedad que sabe que no,
que hay otras opciones y además tan constitucionales y con sentido de “pacto de
Estado” como las demás.
Hoy asistimos a la proclamación de un nuevo Rey.
Una jefatura del Estado basada en la herencia y en la prevalencia del hombre
sobre la mujer. Es medieval, especialmente cuando a la ciudadanía se le ha
hurtado la posibilidad de decidir.
Los dos partidos principales y la propia monarquía
suman hoy una nueva losa a sus espaldas, que hunde más su credibilidad y
respaldo ciudadano. Para colmo, se prohíbe mostrar banderas republicanas
dejando claro que la ciudadanía en esta sucesión ni puede votar ni puede
opinar.
Luego vendrán sesudos análisis para tratar de
recuperar una confianza perdida, campañas para reforzar la “marca España” o
tratar de relanzar la figura de un Rey que han logrado esté en buena medida
deslegitimada desde su proclamación.
Será tarde, como lo está siendo desde hace tiempo,
como nos demuestran las nuevas formaciones políticas que logran amplia
representación por haber entendido que es necesario ofrecer un nuevo modelo basado
en la participación y responsabilidad directa de la ciudadanía en la toma de
decisiones. El PSOE, especialmente el PSOE por ser un partido de izquierdas,
debería haber comprendido esta necesidad, haber descubierto hace tiempo que la
ciudadanía a la que trata de representar le lleva demasiado tiempo pidiendo
poder controlar, usar y fiscalizarlos mientras ellos se han encerrado en un
búnker desde el que es imposible representar a nadie.
Hoy se vuelve a poner de manifiesto la distancia
entre la vieja política y la nueva, entre las instituciones y la ciudadanía,
entre los partidos viejos y las nuevas formaciones. Es un día para verlo, para
apreciarlo en detalle y para que –ojalá– comprendan que o salvan esa distancia
o en breve será demasiado grande como para tratar de hacer acercamientos.
Muchos somos los que creemos, además, que la única
forma segura que tenía Felipe de perder el referéndum era no convocándolo. Y
también lo han perdido el Partido Popular y el PSOE. Lo han ganado quienes
querían demostrar que no se escuchaba la voz de la ciudadanía, que la sociedad
está de adorno, que las calles sólo se engalanan para una realidad que nada
tiene que ver con el día a día de los españoles.
El PSOE tiene estos días una oportunidad, tal vez
la última, de romper la inercia que le lleva en dirección contraria a la
ciudadanía y enderezar el rumbo. Del Partido Popular se espera menos, pero al
Partido Socialista hace demasiado tiempo que se le pide que vuelva... y no
aparece.
*Alberto Sotillos, Candidato a la Secretaría
General del PSOE.
Otro artículo sobre la coronación:
Comiendo tierra: Juan Carlos Monedero (La TuerKa) España ha dejado de ser monárquica (Ver vídeo)
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