El 1 de Mayo o Día Internacional de los Trabajadores
es la fiesta del movimiento obrero mundial. Aunque en la actualidad transcurre
como un día festivo en miles de ciudades del mundo, su pasado es bastante
sangriento. Su celebración se debe a que un grupo de trabajadores
norteamericanos eligió la fecha del 1 de Mayo de 1886 para reivindicar una
jornada laboral de ocho horas diarias, cuando lo habitual en aquellos años es
que las jornadas durasen entre diez y doce horas. Los hechos que dieron lugar a
esta celebración se contextualizan en la revolución industrial de los Estados
Unidos. En 1884, siendo habituales las jornadas laborales de 10-12 horas
diarias, la American Federation of Labor pretendió hacer valer la siguiente
idea: “Ocho horas para el trabajo, ocho horas para el sueño y ocho horas para
la casa” este lema, se escogió la fecha del 1 de mayo de ese mismo año para el
inicio de la reivindicación. La jornada de huelga fue seguida por miles de
trabajadores y la mayoría de ellos lograron su objetivo de la amenaza de un
paro indefinido. Sin embargo, 340.000 obreros no consiguieron esta promesa y la
huelga se prolongó en los días siguiente para lograr su objetivo. Las jornadas
de protestas de los días posteriores al 1 de mayo se desarrollaron de grandes
turbulencias, sobre todo en la ciudad de Chicago, donde varios obreros y
policías perdieron la vida en las protestas callejeras, algunos de ellos al
explotar una bomba lanzada por los sindicalistas. Cinco sindicalistas fueron
ahorcados y tres condenados a cadena perpetua. El redactor Arbeiter Zeitung
Fischer escribió una proclama, que posteriormente le llevaría a la horca, y que
fue considerada un símbolo de la lucha contra el poder. La octavilla decía lo
siguiente: Trabajadores: la guerra de clases ha comenzado. Ayer, frente a la
fábrica McCormik, se fusiló a los obreros. ¡Su sangre pide venganza! ¿Quién
podrá dudar ya que los chacales que nos gobiernan están ávidos de sangre
trabajadora? Pero los trabajadores no son un rebaño de carneros. ¡Al terror
blanco respondamos de el terror rojo! Es preferible la muerte que la miseria.
Si se fusila a los trabajadores, respondamos de tal manera que los amos lo
recuerden por mucho tiempo. Es la necesidad lo que nos hace gritar: ¡A las
armas!. Ayer, las mujeres y los hijos de los pobres lloraban a sus maridos y a
sus padres fusilados, en tanto que en los palacios de los ricos se llenaban
vasos de vino costosos y se bebía a la salud de los bandidos del orden… ¡Secad
vuestras lágrimas, los que sufrís! ¡Tened coraje, esclavos! ¡Levantaos!.
Finalmente, algunos sectores patronales aceptaron conceder la jornada de 8
horas a varios centenares de miles de obreros, poniendo fin de ello a las
jornadas de protestas. En 1889 la Internacional Socialista reivindicó la
jornada de ocho horas para todos los obreros del mundo mediante una gran
manifestación en todos los países en honor a los Mártires de Chicago. En la
actualidad, una gran mayoría de países celebran el Primero de Mayo como el
origen del movimiento obrero moderno. Curiosamente, en Estados Unidos no se
celebra el Día del Trabajador. En su lugar celebran el Labor Day el primer
lunes de cada septiembre.
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