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jueves, 1 de agosto de 2013

La leyenda del Cachorro



Vivía en Triana un gitano, de los llamados “Castellanos nuevos”, al  que llamaban “Cachorro”. Cada día atravesaba el puente de  barcas, junto al Castillo de San Jorge y llegaba a Sevilla.
 
Un payo residente en la ciudad vino a sospechar de este hombre, pensando que su visita no era por otro motivo que el de cometer adulterio con su propia esposa. Los celos llegaron a tales extremos que, cierto día, sabedor de la visita del gitano a la venta vela, lo esperó oculto. No hizo más que llegar y, ajeno a la suerte que iba a correr, se puso a sacar agua del pozo que había junto a la venta. Le asestaron siete puñaladas que le ocasionaron la muerte.
 
Se asegura que el escultor D. Francisco Ruiz Gijón no conseguía imaginar una nueva figura de Crucificado que pudiera destacar entre las muchas y muy buenas que ya existían hechas por ilustres imagineros, como Juan de Mesa, Martínez Montañés o Pedro Roldán. Ruiz Gijón lo que quería reproducir era, más que un Cristo agonizando, la agonía misma por antonomasia.
 
Pero, el citado escultor estuvo presente en el suceso y tuvo oportunidad de presenciar la agonía del gitano. Dicen que impresionado por la mirada y el rostro de aquel  moribundo en el instante de su muerte, hizo suya la expresión terrible que, con toda naturalidad, reflejó en la obra  que en esos días estaba realizando.
 
La leyenda vino a completarse con la investigación llevada a cabo por la justicia en la que al fin se reconoció la verdad. En efecto el gitano visitaba cada día a una mujer, aunque resultó que era en realidad su propia hermana bastarda. En el intento de mantener el secreto por temor a perjudicarla, dado su origen, había sido descubierto y acusado de tal hecho.
 
Y cuando aquel año de 1682, salió por primera vez la nueva imagen de la Hermandad del Patrocinio, el barrio de Triana al  ver al Cristo de la Expiración comenzó a gritar:
 
¡Mirad, si es el Cachorro!
Dentro de la leyenda del Cristo del Cachorro, existe otra leyenda que afirma que el verdadero Cristo de la Expiración se encuentra en el cementerio de Sevilla, adonde fue llevado a escondidas tras el grave incendio que sufrió la capilla en 1973. La imagen original fue sustituida por una réplica realizada por los restauradores y el original llevado al Panteón de Aníbal González. Pero esta leyenda creemos que está lejos de la realidad.
 

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