Si su concepto de "funcionario/empleado público" es el de "vago-enchufado que vive a costa de sus impuestos" y se alegra de las congelaciones, recortes estatales y de los ahora recortes de nuestro Gobierno Autónomo, déjeme recordarle que:
- Si usted está enfermo (más le vale que no, porque tal y como están las cosas o es usted rico o se muere) le atenderá un funcionario/empleado público.
- Si usted tiene que renovar o gestionar cualquier documento público, (por el que tendrá que pagar tasas a partir de la nueva Ley de Presupuestos) le atenderá un funcionario/empleado público.
- Si usted tiene hijos en edad escolar y tiene que gestionar las matrículas (cada vez más caras) y las becas (cada vez más difíciles) y que les eduquen y les cuiden, lo hará un funcionario/empleado público.
- Si necesita usted una subvención, o una ayuda, o prestación de desempleo o de cualquier otro tipo, le atenderá un funcionario/empleado.
- Si necesita usted una licencia, un permiso, o cualquier otra autorización, le atenderá un funcionario/empleado público.
- Si necesita usted seguridad o protección frente a delitos o ataques personales, le atenderá un funcionario/empleado público.
- Si necesita usted que le gestionen su demanda o su denuncia, y busca justicia, le atenderá un funcionario/empleado público.
Además ha de considerar, que un funcionario/empleado público no ha conseguido su puesto fijo "a dedo", sino que ha tenido que obtener una titulación y superar unas pruebas de acceso que le han costado unos cuantos años de estudio y sacrificio, que algunos tenemos salarios mileuristas y que nuestra única ventaja es tener un trabajo estable (hasta nuevo decretazo, probablemente).
Sepa usted además que si a ese funcionario/empleado público le recortan el sueldo, casi seguro:
- Deje de tomarse el cortado o desayunar en el bar donde trabaja usted o algún familiar suyo.
- Deje de consumir ropa o zapatos, de la tienda donde trabaja usted o algún familiar suyo.
- Deje de almorzar con su familia en el restaurante donde trabaja usted o algún familiar suyo.
- Deje de viajar en la compañía aérea o marítima donde trabaja usted o algún familiar suyo.
- Deje de reservar el fin de semana en el hotel donde trabaja usted o algún familiar suyo.
- Deje de gastar más de lo estrictamente necesario en Alcampo, Carrefour, Mercadona, El Corte Inglés, etc., donde trabaja usted o algún familiar suyo.
Y que en consecuencia, ante la bajada de ingresos e estos establecimientos, el empresario tenga que despedirle (con una indemnización infame, gracias a la reforma laboral). Créame, estimado ciudadano, que yo no me alegraré cuando eso suceda, intentaré seguirle atendiendo con la mayor calidad que pueda en el servicio público que usted demanda y que yo también pago con mis impuestos.
Y déjeme recordarle que los banqueros, políticos, presidentes, ministros, consejeros y demás altos cargos de este país y de su comunidad autónoma *no son funcionarios/empleados públicos”.
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