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martes, 24 de noviembre de 2015

¿Qué se siente al ser viejo?

El otro día, una persona joven me preguntó: 
-¿Qué sentía al ser una persona vieja?-

Me sorprendió mucho la pregunta, ya que no me consideraba vieja. Cuando vio mi reacción, inmediatamente se apenó, pero le expliqué que era una pregunta interesante. Y después de reflexionar, concluí que hacerse viejo es un regalo.

A veces me sorprendo de la persona que vive en mi espejo. Pero no me preocupo por esas cosa mucho tiempo. Yo no cambiaría todo lo que tengo por unas canas menos y un estomago plano. No me regaño por no hacer la cama, o por comer algunas "cositas" de más. Estoy en mi derecho de ser un poco desordenada, ser extravagante y pasar horas contemplando mis flores. He visto algunos queridos amigos irse de este mundo, antes de haber disfrutado la libertad que viene con hacerse viejo.

-¿A quién le interesa si elijo leer o jugar en la computadora hasta las 4 de la mañana y después dormir hasta quien sabe qué hora?-

Bailaré conmigo al ritmo de los 50's y 60's. Y si después deseo llorar por algún amor perdido...¡Lo haré! Caminaré por la playa con un traje de baño que se estira sobre el cuerpo regordete y haré un clavado en las olas dejándome ir, a pesar de las miradas de compasión de las que usan bikini. Ellas también se harán viejas, si tienen suerte...

Es verdad que a través de los años mi corazón ha sufrido por la pérdida de un ser querido, por el dolor de un niño, o por ver morir una mascota. Pero es el sufrimiento lo que nos da fuerza y nos hace crecer. Un corazón que no se ha roto, es estéril y nunca sabrá de la felicidad de ser imperfecto. Me siento orgullosa por haber vivido lo suficiente como para que mis cabellos se vuelvan grises y por conservar la sonrisa de mi juventud, antes de que aparezcan los surcos profundos en mi cara.

Ahora bien, para responder la pregunta con sinceridad, puedo decir: 
-¡Me gusta ser vieja, porque la vejez me hace más sabia, más libre!-.

Se que no voy a vivir para siempre, pero mientras esté aquí, voy a vivir según mis propias leyes, las de mi corazón. No pienso lamentarme por lo que no fue, ni preocuparme por lo que será. El tiempo que quede, simplemente amaré la vida como lo hice hasta hoy, el resto se lo dejo a Dios.

viernes, 20 de noviembre de 2015

Historia del himno de Asturias

Curiosamente, el himno del Principado de Asturias no fue creado por ningún asturiano. Ni siquiera lo compuso un español. Su autor es el músico cubano Ignacio Piñeiro Martínez (1888-1969), hijo de un emigrante asturiano, natural de Grado, y de nombre Marcelino Rodríguez.

La historia arranca en 1926, coincidiendo con el regreso del padre de Ignacio Piñeiro a Asturias. Es en ese año cuando Piñeiro (apellido artístico del músico cubano), movido por la tristeza de un hijo que que ve cómo su padre abandona Cuba para regresar a su tierra natal, compone la letra del "Asturias, patria querida".

La canción se popularizó muy rápidamente en La Habana. Ignacio Piñeiro había fundado el Sexteto Nacional, un grupo de músicos procedentes de las más diversas zonas de Cuba y en el que Piñeiro componía y tocaba el contrabajo. Tras escribir el "Asturias, patria querida" comienza a tocarla en todas las fiestas de la colonia asturiana en La Habana y en salones como La Tropical. Es así como la canción, durante los dos años siguientes, se populariza en La Habana y llega hasta España fruto de la emigración y la comunicación que había con Asturias.

En 1929, Ignacio Piñeiro viaja a España, donde permanece durante tres meses realizando grabaciones y presentaciones diversas. Cuando Piñeiro llega a Asturias se encuentra con la desagradable sorpresa que su padre ha muerto. La decepción y la tristeza hacen que varíe la letra. La reescribe en Santander, después de cruzar toda Asturias y de actuar en Oviedo, Cangas del Narcea y en Grado, de donde supuestamente era originario su padre. Esta última versión es la que se graba en Madrid el 3 de Octubre de 1929. Posteriormente, regresa a Cuba y, en 1930, registra en La Habana el "Asturias, patria querida".


Si bien la historia de la letra nos lleva hasta Cuba, la historia de la melodia nos conduce también lejos de Asturias, ya que la música que sirvió de base a la letra de Ignacio Piñeiro tuvo su origen en la región de Silesia, en Polonia. Y es que muchos fueron los intercambios que hubo entre Asturias y Polonia a partir del siglo XIX, sobretodo en la minería. Mineros polacos se asentaron en el Principado y trabajaron en las minas de las Cuencas Mineras del Caudal y de Mieres. Estos mineros polacos fueron los que trajeron a Asturias la melodía que acompañaría al texto de Piñeiro, una melodía tradicional que ya era popular desde mediados del siglo XIX en Opole, en la zona de Silesia.

Se podría decir que el himno de Asturias es, pues, fruto de la emigración: la de los polacos silesianos que llegaron y la de los asturianos que partieron a Cuba. El "Asturias, patria querida" llegó al Principado a través del son cubano, un estilo musical que suponía una novedad y que no caló entre la población, pero sí que cuajó entre la gente la letra de Piñeiro. Así pues, la hipótesis más convincente es que dicha letra se uniera a la melodía que llegó desde las lejanas tierras de Silesia acompañando a los mineros polacos.

En 1934, durante la Revolución de Octubre, aparece un texto distinto al original, cantado por parte de los milicianos y por los mineros en huelgas y manifestaciones. La letra de esta canción se conservó en los archivos del comité central del Partido Comunista en Madrid.

No es hasta la década de los años cincuenta cuando el "Asturias, patria querida" consolida y multiplica definitivamente su popularidad al convertirse en el tema "oficial" del Descenso Internacional del Río Sella, la popular y multitudinaria Fiesta de las Piraguas . En 1958, el fundador de la fiesta, Dionisio de la Huerta, anima a los allí presentes a entonar con todo su alma el "Asturias, patria querida". Finalmente, el 27 de Abril de 1984, es declarada himno oficial del Principado de Asturias.

Primera letra de Piñeiro, de 1926, no grabada y actual génesis del himno de Asturias

Asturias, Patria querida,
Asturias de mis amores;
¡quién estuviera en Asturias
en todas las ocasiones!
Tengo de subir al árbol,
tengo de coger la flor,
y dársela a mi morena
que la ponga en el balcón,
Que la ponga en el balcón,
que la deje de poner,
tengo de subir al árbol
y la flor he de coger

Letra reescrita en Santander por Piñeiro en 1929 y grabada en Madrid el 3 de Octubre

“Alma sensible,
Casta pureza,
Todo es Amor,
Es la mujer asturiana,
Con su cáliz de dulzura,
De la grandiosa natura,
La hizo dueña de amor,
Con la ternura,
con la virtud,
De diosa.
Estribillo:
Asturias patria querida,
A ti consagro mi vida”

Letra de 1934 cantada por milicianos durante la Revolución de Octubre y por mineros en huelgas y manifestaciones:

Asturias, tierra bravía,
Asturias, de luchadores;
no hay otra como mi Asturias
para las revoluciones.

Tengo que bajar a Oviedo
empuñando mi fusil
y morirme disparando
contra la guardia civil;
Contra la guardia civil
y los cobardes de Asalto;
tengo que bajar a Oviedo
y morirme disparando.
Los obreros, en Asturias,
demostraron su heroísmo
venciendo a la clerigalla
y al feroz capitalismo
Asturias, tierra bravía,
Asturias, de luchadores;
no hay otra como mi Asturias
para las revoluciones.

Los de Lerroux y la CEDA
son los verdugos de España,
los que roban las conquistas
del obrero que trabaja



Leído en: http://www.miraquecurioso.com/curiosidades/historia-del-himno-de-asturias/

jueves, 19 de noviembre de 2015

¿Qué es una putada?

Putada es comparar la jubilación de un diputado o diputada con la de una viuda.

Putada es que un ciudadano tenga que cotizar 35 años para percibir una jubilación y a los diputados les baste sólo con tres o con seis según el caso y que los miembros del gobierno para cobrar la pensión máxima sólo necesiten jurar el cargo.

Putada es que los diputados sean los únicos trabajadores (?) de este país que están exentos de tributar un tercio de su sueldo del ISR.

Putada es colocar en la administración a miles de asesores (léase amigotes con sueldo) que ya desearían para sí los técnicos mejor cualificados.

Putada es el ingente dinero destinado a sostener a los partidos, aprobados por los mismos políticos que viven de ellos.

Putada es que a un político no se le exija superar una mínima prueba de capacidad para ejercer su cargo (y no digamos intelectual o cultural).

Putada es el costo que representa para los ciudadanos, sus comidas, coches oficiales, chóferes, viajes (siempre en gran clase) y tarjetas de crédito por doquier.

Putada es que sus señorías tengan casi cinco meses de vacaciones al año (48 días en Navidad-enero, más 17 en Semana Santa -a pesar de que muchos de ellos se declaran laicos- más 82 días en verano).

Putada es que sus señorías, cuando cesan en el cargo, tengan un colchón del 80% del sueldo durante 18 meses.

Putada es que ex ministros, ex secretarios de estado y altos cargos de la política, cuando cesan, son los únicos ciudadanos de este país que pueden legalmente percibir dos salarios del erario público.

Putada es que se utilice a los medios de comunicación para transmitir a la sociedad que los funcionarios los únicos que representan un costo para el bolsillo de los ciudadanos...

Putada es que nos oculten sus privilegios, mientras vuelven a la sociedad contra quienes de verdad les sirven, hablando de política social y derechos sociales.


¡Qué Putada!

Antonio Gala

miércoles, 18 de noviembre de 2015

¡Cómo educar...!

Su nombre era Sra. Riveros mientras estuvo al frente de su clase de 5º grado, el primer día de clase lo iniciaba diciendo a los niños una mentira. Como la mayor parte de los profesores, ella miraba a sus alumnos les decía que a todos los quería por igual. Pero eso no era posible, porque ahí en la primera fila, desparramado sobre su asiento, estaba un niño llamado: Facundo Moreno.

La Sra. Riveros había observado a Facundo desde el año anterior y había notado que él no jugaba muy bien con otros niños, su ropa estaba muy descuidada y constantemente necesitaba darse un buen baño. Facundo comenzaba a ser un tanto desagradable. Llegó el momento en que la Sra. Riveros disfrutaba al marcar los trabajos de Facundo con una fibra roja haciendo una gran X y colocando un cero muy llamativo en la parte superior de sus tareas.

En la escuela donde la Sra. Riveros enseñaba, le era requerido revisar el historial de cada niño, ella dejó el expediente de Facundo para el final. Cuando ella revisó su expediente, se llevó una gran sorpresa.

La Maestra de primer grado escribió: “Facundo es un niño muy brillante con una sonrisa sin igual. Hace su trabajo de una manera limpia y tiene muy buenos modales... es un placer tenerlo cerca".

Su maestra de segundo grado escribió: “Facundo es un excelente estudiante, se lleva muy bien con sus compañeros, pero se nota preocupado porque su madre tiene una enfermedad incurable y el ambiente en su casa debe ser muy difícil".

La maestra de tercer grado escribió: "Su madre ha muerto, ha sido muy duro para él. El trata de hacer su mejor esfuerzo, pero su padre no muestra mucho interés y el ambiente en su casa le afectará pronto si no se toman ciertas medidas".

Su maestra de cuarto grado escribió: “Facundo se encuentra atrasado con respecto a sus compañeros y no muestra mucho interés en la escuela. No tiene muchos amigos y en ocasiones duerme en clase".

Ahora la Sra. Riveros se había dado cuenta del problema y estaba apenada con ella misma. Ella comenzó a sentirse peor cuando sus alumnos les llevaron sus regalos del día del maestro, envueltos con preciosos moños y papel brillante, excepto Facundo. Su regalo estaba mal envuelto con un papel amarillento que él había tomado de una bolsa de papel. A la Sra. Riveros le dio pánico abrir ese regalo en medio de los otros presentes. Algunos niños comenzaron a reír cuando ella encontró un viejo brazalete y un frasco de perfume con solo un cuarto de su contenido. Ella detuvo las burlas de los niños al exclamar lo precioso que era el brazalete mientras se lo probaba y se colocaba un poco del perfume en su muñeca. Facundo Moreno se quedó ese día al final de la clase el tiempo suficiente para decir: “Sra. Riveros, el día de hoy usted huele como solía oler mi mamá". Después de que el niño se fue ella lloró por lo menos una hora.

Desde ese día, ella dejó de enseñarles a los niños aritmética, a leer y a escribir. En lugar de eso, comenzó a educar a los niños. La Sra. Riveros puso atención especial en Facundo.

Conforme comenzó a trabajar con él, su cerebro comenzó a revivir. Mientras más lo apoyaba, él respondía más rápido. Para el final del ciclo escolar, Facundo se había convertido en uno de los niños más aplicados de la clase y a pesar de su mentira de que quería a todos sus alumnos por igual, Facundo se convirtió en uno de los consentidos de la maestra.

Dos años después, ella encontró una nota debajo de su puerta, era de Facundo, diciéndole que ella había sido la mejor maestra que había tenido en toda su vida.

Cinco años después por las mismas fechas, recibió otra nota de Facundo, ahora escribía diciéndole que había terminado el secundario siendo el tercero de su clase y ella seguía siendo la mejor maestra que había tenido en toda su vida.

Cinco años después, recibió otra carta que decía que a pesar de que en ocasiones las cosas fueron muy duras, se mantuvo en la escuela y pronto se graduaría con los más altos honores. Él le reiteró a la Sra. Riveros que seguía siendo la mejor maestra que había tenido en toda su vida y su favorita.

Cuatro años después recibió otra carta. En esta ocasión le explicaba que después de que concluyó su carrera, decidió viajar un poco. La carta le explicaba que ella seguía siendo la mejor maestra que había tenido y su favorita, pero ahora su nombre se había alargado un poco, la carta estaba firmada por Dr. Facundo Moreno

La historia no termina aquí, existe una carta más que leer, Facundo ahora decía que había conocido a una chica con la cual iba a casarse. Explicaba que su padre había muerto hacía un par de años y le preguntaba a la Sra. Riveros si le gustaría ocupar en su boda el lugar que usualmente es reservado para la madre del novio, por supuesto la vieja maestra aceptó y adivinen...

Ella llegó usando el viejo brazalete y se aseguró de usar el perfume que Facundo recordaba que usó su madre la última Navidad que pasaron juntos. Se dieron un gran abrazo y el Dr. Moreno le susurró al oído, "Gracias Maestra, por creer en mí. Muchas gracias por hacerme sentir importante y mostrarme que yo puedo hacer la diferencia".

La Sra. Riveros con lágrimas en los ojos, tomó aire y dijo, “Facundo, te equivocas, tú fuiste el que me enseñó a mí que yo puedo hacer la diferencia. "No sabía cómo educar hasta que te conocí".

El carné y el llavero

Cuando yo empecé a trabajar, mi padre se me acercó un día, me puso la mano en el hombro y me dijo que la obligación de todo trabajador que se precie era estar afiliado a un sindicato.Cuando él dejó de hacerlo por un ERE en la Peugeot, mi padre se me acercó un día, me puso la mano en el hombro y me dijo que no fuese gilipollas y que iba a romper el carné de Comisiones Obreras.

El caso es que yo ya hacía el gilipollas de muchas maneras, pero todavía no me había dado por la filiación sindical. Y entonces, desoyendo su consejo, me apunté en plan rebelde a un sindicato, para tener otro carné además del del Atleti, que por entonces me daba más disgustos que el copón. No es que mi padre (al que vi llorar sentado en una silla verde del salón) se hubiese hecho de derechas, no. Es que él seguía siendo de izquierdas y los sindicatos ya no. 

"Los sindicatos (engrasados con donaciones multimillonarias) no han movido un dedo por los que veían desaparecer sus puestos de trabajo, los que perdían sus pisos y los que tenían que cerrar sus empresas", escribió Rafael Chirbes en clave de no ficción. Fue precisamente eso (y que le dieran un llavero y no una solución la única vez que fue al sindicato a pedir ayuda) lo que terminó de hundir a mi viejo.

Grandes centrales sindicales que han hecho de la subvención un modo de vida y de lucro. Estructuras de poder que han comulgado con la corrupción política y financiera. Tipos que no saben quién era una mujer llamada Federica Montseny pero sí saben dónde comer buen centollo con dinero público. Dirigentes sindicales que han jugado a la piñata con los ERE andaluces. Un ejército de miles de liberados para terminar dándole a un obrero de Carabanchel un llavero.

Una mañana de otoño me encontré en el 34 con otro hombre con el pelo blanco. Me levanté del asiento nada más verlo, me acerqué a él decidido y el tipo me dijo: "No, no, no. Deja. Si me bajo en la siguiente parada". Yo le expliqué que no quería darle el asiento sino las gracias. Sin más. Se llamaba Marcelino Camacho.

Hoy ya no queda nada de aquello y las grandes centrales sindicales son sospechosas por lo que callan y por lo que hablan, por lo que hacen y, sobre todo, por lo que dejan de hacer. 

Aquí se fueron el Rey Juan Carlos, Rato, Rubalcaba, Aguirre, Los del Río y hasta Pedro Jota. Pero hay tipos como Cándido Méndez que llevan más de 20 años encadenados en la proa de un fueraborda tomando el sol con gasolina de todos.

El mismo año en que se fundó Comisiones Obreras -1976-, el poeta canario Antidio Cabal dijo que era hora de que los cristianos se cristianizasen o desaparecerían. Pues eso precisamente. O aquellas agrupaciones que nacieron en la defensa de los trabajadores vuelven a ser lo que eran o yo creo que jamás les repetiré a mis hijos aquella frase que un día me dijo mi padre, que todavía tiene las manos duras y el corazón blando. 

¿Qué fue de los sindicatos? ¿Quién conoce los secretos del arte de la domesticación? ¿Qué tendría que poner en la pancarta? ¿Por qué no nos ponemos detrás?

A estas alturas a uno le sale la respuesta del mexicano Carlos Monsiváis: "O ya no entiendo lo que está pasando, o ya no pasa lo que estaba entendiendo".

Pedro Simón en A simple vista
Leído en: http://www.elmundo.es/opinion/2015/11/14/56463042e2704e2f518b4583.html

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Gente con principios...


Cuando los negros eran tratados como mierda en EEUU dos velocistas americanos levantaron el puño en el podio de los Juegos Olímpicos de México 1968 reivindicando los derechos humanos de los negros en su país.

Fueron expulsados inmediatamente, su carrera deportiva terminó, recibieron amenazas de muerte y terminaron uno de lavacoches en Texas y el otro de estibador en el puerto de Nueva York. Fue gracias a gente valiente como ellos que la segregación racial en EEUU retrocedió un poco.

Pero la historia del blanco de la foto es menos conocida y es digna de una película. Es australiano, se llamaba Peter Norman y fue medalla de plata en esa carrera. Yo pensaba que estaba ajeno a la movida que se montó detrás de él pero no es así.

Los dos americanos le explicaron lo que iban a hacer y que le parecía. Norman contestó: “Creo que todo hombre tiene derecho a beber la misma agua. Creo en lo que creen ustedes”. Y a continuación señaló el distintivo de la lucha de los negros (la pegatina redonda blanca que se ve en la foto) y preguntó si tenían uno para él. De esa forma mostró su solidaridad con la lucha de los negros.

Las consecuencias para el australiano fueron terribles. Fue condenado al ostracismo. No sólo se le hizo difícil seguir corriendo; tampoco conseguía quién le diera trabajo. Repetidas veces lo invitaron a pedir perdón por el episodio de México, pero él se negó, y siguió entrenando por las suyas y logrando tiempos superiores a sus rivales. En los cuatro años siguientes batió trece veces la marca de calificación en los 200 metros para ir a las Olimpíadas de Munich en 1972, pero no lo convocaron al equipo nacional y, por primera vez en la historia de los Juegos, Australia no tuvo sprinter en las finales de 100 y 200 metros. Norman intentó dedicarse al fútbol australiano profesional pero una lesión en el tendón de Aquiles lo puso al borde de perder la pierna por gangrena. Se hizo adicto a los calmantes que le recetaban, luego alcohólico, luego se recuperó y empezó a militar en el sindicalismo y trabajar en una carnicería. Usaba su medalla olímpica para trabar la puerta de su departamento.

Cuando se anunció que Australia organizaría los Juegos en el 2000, se ilusionó con que lo incluyeran en los festejos. Los organizadores de Sydney invitaron a todos los medallistas olímpicos australianos a desfilar el día de la inauguración, pero a Norman no sólo lo excluyeron del desfile: ni siquiera le mandaron entradas para ir al estadio. Era el mejor velocista de la historia australiana pero no existía. Incluso en la estatua que se había erigido en el campus de San José, California, conmemorando aquel podio de México 68, el segundo lugar estaba vacío.



Cuando murió en el 2006, los dos ex velocistas americanos viajaron hasta Melbourne y llevaron su féretro. La banda que acompañaba el cortejo tocaba “Carros de fuego”.