Los diferentes refraneros, no únicamente el español, tienen
fama de representar un pensamiento conservador, cuando no directamente
desfasado o retrógrado. En muchas ocasiones, los dichos se han ganado esta fama
a pulso, como aquel “la mujer honrada, con la pierna quebrada y en casa” que
reproducía Benito Pérez Galdós en Tristana. En otras tantas, se trata de
principios que anticipan la visión ideológica del karma (“el que siembra
vientos, cosecha tempestades”), consuela al débil (“Dios aprieta pero no ahoga”),
resume la filosofía del rumor periodístico (“si el río suena, agua lleva”) o
parece apuntar a la corrupción política (“el que parte y reparte se lleva la
mejor parte”).
Podemos plantear un ejercicio de ciencia ficción –en el
sentido estricto del término– y preguntarnos si alguna investigación surgida de
ámbitos sociológicos, psicológicos o científicos ha conseguido demostrar
algunas de las máximas de nuestro refranero. Y parece ser que así es, si nos lo
tomamos con un poco de guasa: en repetidas ocasiones, la sabiduría del pueblo
ha aparecido reflejada en las conclusiones de los estudios de las revistas
científicas de mayor impacto, quizá sin que sus autores sospechasen dicha
conexión entre lo riguroso y el conocimiento oral. Probemos con algunos de los
más conocidos, que han sobrevivido a décadas de desgaste.
A río revuelto, ganancia de pescadores
Esta máxima sugiere que es en las situaciones de confusión o
en las que se producen más desencuentros cuando aquellos más hábiles son
capaces de sacar tajada. Por una parte, nos puede recordar a que la crisis
económica de 2008 no ha empobrecido a toda la población por igual, sino que ha
debilitado a las clases medias y bajas mientras que ha enriquecido aún más a
las que se encontraban en lo más alto de la pirámide social. Pero, desde un
punto de vista más positivo, puede entenderse como que las crisis son el
momento ideal para invertir en activos devaluados que con el tiempo aumentarán
de valor. Aunque, ¡cuidado! Parece ser que Jenaro García, fundador de Gowex,
compartía dicha tesis…
El que mucho abarca, poco aprieta
Hoy en día ya se encuentra en boca de todos el multitasking,
es decir, pensar que somos capaces de hacer varias tareas al mismo tiempo y,
todas ellas, bien. Como explicó Nicholas Carr en el célebre Superficiales: ¿qué
está haciendo internet con nuestras mentes? (Taurus), los que más cosas hacen a
la vez son los que peores resultados obtienen.
Burro grande, ande o no ande
¿El tamaño importa? Aunque no todo el mundo estaría de
acuerdo, especialmente el sector menos dotado de la población masculina, una
investigación realizada en la Universidad de Rutgers confirmó que,
efectivamente, más es mejor. Para aquellos que empiecen a sentirse mal, merece
la pena recordar que el tamaño sólo importa a algunas mujeres y para conseguir
orgasmos vaginales, como explicó el estudio publicado en el Journal of Sexual
Medicine.
Con la barriga vacía, ninguno muestra alegría
El hambre y sus efectos en el organismo, especialmente en
nuestro cerebro, ha preocupado repetidamente a los científicos. Por una parte
se encuentran aquellos que creen que el hambre efectivamente agudiza el
ingenio, puesto que la grelina, la hormona del apetito, obliga al hombre a
buscar alimentos. Pero también se encuentran aquellas investigaciones, como la
realizada por Jonathan Levav de la Escuela de Negocios de Columbia, que
demostraba que los jueces tienden a negar la libertad condicional a quienes la
solicitan cuando sienten hambre, puesto que es la opción menos conflictiva para
ellos.
El tiempo todo lo cura menos vejez y locura
Las ciencias de la salud han avanzado sensiblemente durante
el último siglo y medio, hasta el punto que hemos sido capaces de erradicar un
gran número de enfermedades y alargar la esperanza de vida hasta límites
insospechados. Pero aún hay algo que se escapa a los médicos, y es la
desaparición de las enfermedades neurodegenerativas asociadas con la vejez como
el alzhéimer. Lo máximo que podemos hacer es retrasar la aparición de una de
las grandes plagas de nuestro tiempo.
Haz bien y no mires a quien
Innumerables investigaciones, como la realizada por el
neurocientífico del National Institute of Health estadounidense Jordan Gaffman,
han recordado que dar dinero a los demás nos hace tan felices como obtenerlo.
El altruismo previene contra el estrés y la depresión, pero no únicamente con
nuestros seres queridos, sino también con los que no conocemos, aquello que ha
sido descrito por los evolucionistas como un error evolutivo.
La suerte de la fea, la guapa la desea
En los últimos años, y como han denunciado varias mujeres
como Samantha Brick, productora y consultora televisiva para la FOX, la BBC o
la MTV, las mujeres bellas parecen estar sufriendo una importante
discriminación en el puesto de trabajo, en cuanto que se sienten apartadas por
jefas inseguras y otras mujeres que temían y temen de ser el centro de atención.
No sólo ocurre entre ellas: los hombres también se quejan de que una buena
apariencia les impide ascender en sus carreras profesionales.
Más vale prevenir que curar
Aunque el debate aún se encuentra abierto y hay buenas
razones para pensar lo contrario (dicha tesis ha llegado a recibir el nombre de
la falacia de Beveridge), son muchos los profesionales sanitarios que apuestan
por una política basada en la prevención y no en la sanación, puesto que ello
permitirá ahorrar una gran cantidad de costes. Se trata de una idea popular en
muchos discursos políticos y sociales, incluido el de Barack Obama.
Piensa mal y acertarás
Quizá los pesimistas no siempre tengan razón como sugiere el
dicho, pero sí que viven más tiempo, como explicaba un estudio publicado por la
Asociación Psicológica Americana. Este demostraba que los ancianos que no
tenían grandes expectativas sobre el resto de su vida tendían a vivir más que
aquellos que pensaban que tenían unos cuantos años de placeres y felicidad por
delante. ¡Ah, qué irónica es la vida!
A nadie le amarga un dulce
Ni siquiera un chocolate: como explicó una investigación
publicada en Current Biology, comer una tableta de chocolate puede generar un
efecto en el cerebro similar al que se experimenta cuando se consumen drogas,
puesto que permite la liberación de encefalina, que provoca una sensación de
placer. ¡Cuidado! El consumo exagerado de dulces puede llegar a afectar nuestro
rendimiento mental (no digamos ya a engordarnos), así que debemos aprender a
rechazar esas tentaciones que se presentan tan seductoras.
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