¿En qué
piensas cuando escuchas que alguien es "inteligente?" ¿Evocas la
imagen de una persona capaz de responder todos los cuestionarios de trivial y de
obtener notas muy altas en los exámenes? Pues luego de los muchos
descubrimientos que la ciencia ha realizado sobre el funcionamiento del cerebro
y las capacidades cognitivas, han surgido nuevas e interesantes teorías sobre
la inteligencia, sobre qué es realmente y sobre cómo la usamos.
Hoy podemos
afirmar que la inteligencia no se encuentra ligada exclusiva y necesariamente
con el hecho de ser intelectualmente “brillante”. Debemos aprender a ver a la
inteligencia desde un punto de vista más integral, por lo cual ser realmente
inteligente también implicaría aspectos tales como ser creativo, reflexivo, sensible
e incluso humilde. Teniendo en cuenta este concepto bastante diferente al
tradicional, podemos reflexionar sobre algunos rasgos comunes en la mayoría de
estas personas, o por decirlo de otro modo, de qué manera encaran su existencia
quienes se destacan del resto.
¿Cómo enfrentan la vida las personas inteligentes?
Primero: Aceptan que el fracaso es necesario para
crecer, pero no permiten que un error les impida llegar a los logros que se han
fijado. Los hábitos de las personas listas tienen mucho que ver con enfocarse
en el presente. Aquellos que ponen la inteligencia a trabajar en su favor
evitan repasar innecesariamente sus tropiezos pasados.
Segundo: Creen en el poder de la mente; conocen la
necesidad de evitar los pensamientos negativos, pues saben que la negatividad
atrae consecuencias desfavorables. No quiere decir que, por ello, no tengan
problemas. La diferencia entre los más inteligentes y el resto es que los
primeros enfrentan las dificultades, las resuelven y pasan a lo que sigue.
Tercero: No se preocupan por la opinión de los
demás. Para llevar un estilo de vida así es necesario evitar prestar demasiada
atención a lo que otros piensen de nosotros. La verdad es que nunca le daremos
el gusto a todo el mundo, así que es mejor vivir adecuados a nuestras propias
normas, ajustándonos a nuestra propia definición de éxito.
Cuarto: No pierden el tiempo. Las personas
consideradas inteligentes han logrado establecer hábitos que les ayudan a
trabajar de forma más eficaz sin tener que trabajar más. Un detalle muy
importante: saben que cuando la mente está cansada, es inútil forzarla a lograr
más. Toman un descanso cuando se sienten rebasados, lo que les ayuda a volver a
su tarea con más fuerza y claridad.
Quinto: Evitan la soberbia y la ingratitud. Las
personas verdaderamente inteligentes saben que tienen capacidades limitadas, al
igual que todos los seres humanos. Consideran que su valor está en lo que son y
no en lo que tienen y son conscientes de que solos no lograrían nada, lo cual
los pone en sintonía con el resto de la humanidad. Las personas inteligentes
colaboran con los demás y, a su vez, agradecen la colaboración, una pauta clave
para la felicidad.
Una persona inteligente sabe lo poco que sabe, se
ve a sí mismo como una pequeña pieza de un vasto mundo, pero también comprende
que tiene un enorme potencial para hacer cosas grandiosas, pues su corazón y su
mente no tienen límites.
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