Acaba de hacer Cáritas un informe sobre la pobreza en España que no se ajusta a la realidad. Lo ha denunciado el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, en la rueda de prensa posterior al consejo de ministros de ayer. Resulta que Cáritas quiere “provocar debates” en ese sentido, asegura el ministro, con lo que esta organización humanitaria católica parece haber demostrado su clara filiación con los violentos. Como todo el mundo sabe, los violentos son esos señores perseguibles y encarcelables que se empeñan en no ver ni decir que España está en la senda del crecimiento, que hay brotes verdes inundando toda la primavera económica, y que Montoro tiene un parecido con Paul Newman que echa p´atrás.
Los violentos de Cáritas quieren hacernos creer que España es el segundo país de Europa con más pobreza infantil, solo por detrás de Rumanía, y hasta han elaborado un informe para propalar por el mundo tal falacia. Y su secretario general, ese Otegi católico llamado Jorge Nuño, se ha atrevido a afirmar que con la mitad de la pasta que va a destinar el Gobierno a rescatar las autopistas podríamos acabar con la pobreza en España.
Montoro ha dejado claro que esos datos de Cáritas están basados en “mediciones estadísticas” que “no se corresponden con la realidad”. Como todo el mundo sabe, la estadística es esa ciencia exacta que solo se corresponde con la realidad cuando lo dice Montoro. Los 700.000 hogares españoles que no ingresan un duro, por ejemplo, son una manipulación de Jorge Nuño, y a cuatro de cada cinco millones de españoles en situación de exclusión social severa los encuentras desde primera hora de la mañana en los bares bebiendo anís del mono y riéndose del Gobierno, lo que indica que son poco fiables para participar en estadística alguna.
Los pobres españoles estamos muy empeñados en reventar las mediciones estadísticas. Baste un ejemplo. Si uno hace una estadística con Luis Bárcenas y 49 pobres, resulta que cada español tiene en Suiza un millón de euros en dinero negro. Que es la verdad española que Montoro propone difundir a través de Cáritas y del INE. Cáritas, organización católica, tampoco ha entendido el concepto de gobernar como dios manda. O sea, de milagro. Con sobresueldos diferidos y tal. Y los niños españoles en situación de exclusión están jodidos porque no han sido lo suficientemente espabilados como para robar la hucha del Domund. Que es la Gürtel infantil.
Montoro ha puesto a los violentos de Cáritas en su sitio. Pena que la ley de partidos no contemple subyugar a organizaciones humanitarias católicas. Eso de meter a los pobres y a los niños en las estadísticas debería ser contemplado como delito de lesa humanidad. Sin embargo, Montoro se ha encontrado con un insuperable escollo a la hora de enfrentarse a Cáritas. El ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, adscrito fervorosamente al Opus Dei, se niega a enviar a las Unidades de Intervención Policial a que le extirpen un testículo a Jorge Nuño con un pelotazo de goma. En esto se da uno cuenta del error que cometió España al declararse constitucionalmente estado aconfesional.
El testículo y las estadísticas de Nuño atentan fehacientemente contra la marca España. La imagen que Cáritas está proyectando de nuestro país en el exterior no ayuda en absoluto a lograr que Mariano Rajoy ponga los pies encima de la mesa del despacho de Obama, que es el sueño que todos los españoles de bien, ricos y pobres, anhelamos. Dejémonos ya de demagogia y reconozcamos que los pobres españoles no son ni siquiera católicos. Y empecemos a exigirle a Cáritas un poco de patriotismo. Ayer tuiteó un tal Luis Hernández una frase que demuestra el daño que pueden hacer las estadísticas de Cáritas al pensamiento del español honrado: “Si a alguien le indigna más ver un contenedor ardiendo que una persona comiendo de él, tiene que revisar sus valores”. Este tipo de ideas es lo que Cáritas está alimentando con sus estadísticas falaces. Cuando el sueño erótico de todos nosotros es el de rescatar las autopistas con 4.000 millones y enterrar a nuestros cinco millones de pobres en sus cunetas. Que es que son muy pesados y dan mal ambiente en los bares.
Rosa y Espinas en Público.es
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