Creo que el discurso de Rajoy le ha gustado mucho a los parados, a los enfermos, a los enfermos dependientes, a los enfermos en lista de espera, a los emigrantes, a los que cobran el salario mínimo, a los que ni siquiera lo cobran y se les ha acabado la limosna social, a los desahuciados, a los ahorradores estafados, a los catalanes, a las mujeres que desee abortar… Muere el año, y, con su impronta decimonónica, el presidente del Gobierno nos sigue contando mentiras, vejándonos y humillándonos. Este hombre es un cínico profesional.
Con la mayor desfachatez imaginable nos dice que este año ha sido muy duro, como si no lo supiéramos, pero que el próximo será mucho mejor porque ya estamos saliendo de la crisis y han superado las dificultades que recibieron. ¿Por qué tenemos que creer a este sujeto? Rajoy demediado, porque desgraciadamente la mitad del país le cree. Aquéllos a quienes ha defendido, y aquéllos de cerebro táctil. Él y sus ministros dicen unas cosas y hacen otras. Como el repelente niño Vicente, Gallardón quien impasible afirma que sí, que él tendría un hijo con graves malformaciones, criterio respetable si no lo impusiera a las mujeres. Con este señor España se declara enemiga de los millones de asesinos europeos de los estados más cultos y avanzados para las interrupciones de embarazo. España en la negra luz del retraso histórico.
Cómo es posible la crueldad infinita de este Presidente que sin sonrojo permite que haya españoles hambrientos, niños incluidos, españoles que pasan frío por no poder encender la calefacción o una estufa, por qué vamos a creerle y no escupirle mentalmente? ¿Qué presidente es éste que no es capaz de solucionarlo, ya no con medidas drásticas contra las compañías capitalistas de la electricidad sino ni siquiera instar y obligar a todos, todos, los organismos públicos de hasta el último rincón del país a que reduzcan dos grados la temperatura de sus calefacciones y emplear el ahorro en que no enfermen de frío quienes no pueden pagarlo? Usted arteramente carga las culpas en el anterior responsable, pero calla lo del verdadero causante, el anterior del anterior, con independencia de que el anterior también lo sea. Usted trata de engatusarnos con el caramelo de lo transitorio y trimestral de ese 2,3% que presenta como un triunfo. Usted no hace más que engañar.
¿No se avergüenza, y no me importa que sea publicidad, y si me echan que me echen, no se avergüenza, digo, que Leche Pascual y Cruz Roja hayan tenido que impulsar una campaña para donar un vaso de leche, un vaso de leche, a repartir por Cruz Roja entre los necesitados, pulsando un solo clic gratuito en la página web www.hacerclicnocuestanada.es, y para vergüenza también nuestra al saber que solo se han conseguido hasta el momento 40.000 ‘clics’, cuando si tuviéramos mínima solidaridad deberían conseguirse al menos 40 millones de clics, gratuitos, repito, en nuestro ordenador. Por favor, hagan clic en www.hacerclicnocuestanada.es.
¡Qué país escorial es éste, que ahora nos quiere vender el Presidente, ansioso por irse a comer centollas a su pueblo! ¡Y viene el tío con discursitos y apariencias modosas y moderadas! Con los ciudadanos con la angustia en un puño con el que aún no se atreven a golpear. Hoy el señor Rajoy ha ofendido gravemente a los españoles. No ha nacido el escritor capaz de narrar las desventuras procaces de nuestra sanidad, y que en este modestísimo blog de vez en cuando refleja la maravillosa comentarista matinada.
Lo peor e imperdonable es que antes en fin de año manteníamos una esperanza limpia y ahora este Gobierno con su presidente han conseguido que la esperanza sea sucia y difícilmente creíble. España, en contra de lo que él afirma, ha dejado de ser un país respetable ni respetado. ¿O acaso no estamos todos más tristes y preocupados que el año pasado, y que el anterior, y que el anterior…? Usted, para justificarse contó, la mentira de que estábamos al borde del abismo, y ahora nos cuenta la de que nos estamos alejando cuando en realidad estamos cayendo en el abismo de la indignidad ética, social, política y económica. Usted ha empobrecido a unos y enriquecido a otros, y eso lo oculta. De modo que no nos venga con más monsergas. Usted ha causado un enorme sufrimiento a los españoles, innecesario por injusto. (Por cierto, que ni un solo periodista le ha preguntado por la desigualdad social a que ha llevado al país, por las brutales diferencias económicas entre los españoles). Usted ha practicado la corrupción política del engaño. Usted se encierra en la urna de la patria, usted nos cuenta el brillante camelo de que la soberanía reside en el pueblo español para no entrar al diálogo con Catalunya. ¿De verdad cree usted que la soberanía reside en el pueblo? Con gusto estrenaríamos con usted y contra usted y su Gobierno el cañón de agua del camión que han comprado para reprimir manifestantes. Labordeta le saluda, señor Presidente.
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