Querida Andrea:
No sé por qué, pero hoy me dio por extrañarte, por echar de menos tu presencia.
Será tal vez porque el primer amor le deja a uno más huellas que ningún otro. Lo
cierto es que estaba en la cama, junto a Patricia plácidamente dormida, y de
pronto rememoré otra noche del pasado, junto a vos, plácidamente dormida, y
sentí una aguda nostalgia de aquel sosiego de anteayer.
Alguien dijo que el olvido está lleno de
memoria, pero también es cierto que la memoria no se rinde. Dos por tres suenan
como campanitas en el ritmo cardíaco y una escena se hace presente en la
conciencia como en una pantalla de televisión. Y aquel cuerpo que las manos casi
habían olvidado vuelve a surgir como un destello hasta que otra vez suenan las
campanitas y el destello se apaga. ¿Te ocurre a veces algo así? ¿O será que me
estoy volviendo un poco loco? Puede ser. Mientras tanto este probable loco te
envía un invulnerable abrazo.
Mario Benedetti
Mario Benedetti
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