Confieso
que siempre he sido muy escéptica respecto a las encuestas, en gran parte
porque he trabajado en el sector y sé que los cuestionarios son largos y
aburridos –lo que hace que el que los contesta pierda interés y acabe diciendo
cualquier cosa con tal de terminar lo antes posible–, las preguntas no siempre
son claras ni se entienden bien y las respuestas están limitadas a dos o tres
opciones a las que hay que ceñirse, aunque la nuestra no encaje perfectamente
en ellas. Generalmente, los resultados de los estudios son una pequeña porción
de la realidad.
Si
además hablamos de sexo esa diminuta parcela de verdad se limita aún más,
porque la sinceridad nunca ha hecho muy buenas migas con la actividad erótica,
ni siquiera cuando estamos solos frente al ordenador y no nos ve nadie más que
la pantalla y el ratón. El ego, a menudo con género masculino, el pudor, la
vergüenza, el miedo a reconocer los errores jamás nos abandonan. Ni siquiera el
estereotipado patriotismo. Un amigo peruano que ahora vive en España, jura y
perjura que en su país es costumbre hacerlo matinée, vermut y noche. ¿Imaginan
que estrés? Sin olvidar a Lula, el ex presidente brasileño, que tiene sexo
cinco veces por semana. Surrealismo e hiperrealismo conviven siempre en las
respuestas que uno obtiene sobre la actividad sexual de los demás.
Por
ejemplo, si hacemos caso a las encuestas, que por otro lado son el único medio
para saber el comportamiento general de un colectivo, veremos que los españoles
hemos empeorado en la cama en los últimos años. Un estudio de 2009 llevado a
cabo por Onepoll.com entre más de 15.000 mujeres de diversos países que,
aseguraban, tenían la costumbre de viajar, situaba a los españoles (y me
refiero solo a los hombres) como los mejores amantes del mundo. Por detrás
venían los brasileños, italianos, franceses, irlandeses, sudafricanos,
australianos, neozelandeses, daneses y canadienses. Todavía recuerdo lo
contentos que se pusieron los hombres con aquella noticia y como parecían
enviar este mensaje subliminal rancio y machista a las mujeres: “estas con un
toro pequeña, cuídalo bien”.
La
encuesta no preguntaba lo que muchas de nosotras nos cuestionábamos, el por qué
estas nacionalidades estaban entre los primeros puestos, pero si se preocupó de
investigar por qué los últimos países habían alcanzado ese estatus y ponerles
un calificativo. Los peores amantes eran en primer lugar los alemanes (¡no se
puede tenerlo todo Sra. Merkel!) porque olían mal, luego los ingleses
–demasiado vagos-, suecos –muy rápidos-, holandeses –dominantes-, americanos
–unos manazas-, griegos –muy resbaladizos (?)-, galeses –egoístas–, escoceses
–muy ruidosos-, turcos –no se lavan- y rusos –muy peludos-.
Tras
este chute de autoestima, C-Date, el portal de relaciones con ocho millones de
usuarios en todo el mundo y un millón en España, realizó otra encuesta al
respecto, en el año 2011, entre 5.670 personas de 11 países, en la que los
españoles, ahora si incluían a hombres y mujeres, se llevaban una más modesta
medalla de bronce, tras los brasileños, en primer lugar, y los italianos, en
segundo. Recuerdo un dato que al comentarlo entre mis amigas ha provocado más
de una carcajada: el 79% de los hombres se preocupan más de que su pareja alcance
el orgasmo que en conseguirlo ellos mismos, mientras las mujeres somos más
egoístas en la cama, ya que al 46% solo nos importa nuestro propio placer. Sin
comentarios.
Del
estudio de C-Date se desprendían también otros datos como que el 23% de los españoles
tienen sexo a diario (suponemos que la mayoría optan por la noche, frente a la
matinée o el vermut); que el sexo es algo importante para nosotros y que el 30%
asegura que dejaría a su pareja si las relaciones sexuales empeorasen, que tras
los suizos y suecos somos los que más nos masturbamos de Europa y que los
hombres eligen la belleza en su pareja, mientras nosotras le damos más
importancia a la personalidad.
El
estudio más reciente sobre comportamiento sexual, y también el más fiable, es
el Informe Durex 2012 sobre el Bienestar Sexual –la mayor encuesta mundial
sobre sexualidad–, elaborado por Harris Interactive, en el que se entrevistó a
29.000 adultos de todo el mundo, de los cuales el 52% eran hombres y el 48%
mujeres. Aquí ni siquiera pudimos subir al podio, ya que en cuestión de
actividad sexual, los ganadores son los colombianos seguidos por los
indonesios, rusos y portugueses. Claro que hacerlo mucho no significa,
necesariamente, hacerlo mejor. Del citado informe se deduce que nuestro mayor
problema es que somos unos corredores de fondo, ya que la duración media del
coito en España es de 15,2 minutos, mientras que la mundial está en 19,2.
¿Imaginan quienes son los conejitos Duracel? Los de Hong Kong (29,4) seguidos
de los brasileños (27,2) y los suizos (26,2). Mientras que los últimos de la
lista son los británicos (14,5) y los japoneses (14,6).
En
lo que sí hemos soltado algo el acelerador es en los preliminares, en los que
ahora invertimos unos 17,7 minutos, dos más que en el Informe Durex del 2007,
lo que nos coloca algo por encima de la media mundial en calentar motores, que
está en 16,9.
Un
73% de los españoles practican el sexo una vez por semana y el 70% de ellos
dicen llegar al orgasmo, claro que aquí hay diferencias entre géneros. El 84%
de los hombres lo consiguen siempre, mientras solo el 55% de ellas lo logran.
¿Dónde ha quedado esa preocupación masculina en que ellas lleguen al clímax?
Otro dato sorprendente es que el 43% de nuestros compatriotas reconocen haber
disfrutado en su primera experiencia sexual, mientras solo una de cada tres
personas en el mundo no pensó, después de su primera experiencia erótica, que
aquello del sexo era el mayor fraude de la historia de la humanidad
Al
margen de la mayor o menor fiabilidad de las encuestas, las consultas de los
sexólogos son otra buena manera de saber de qué pie cojeamos y de detectar
nuestros defectos y virtudes. Santiago Frago, médico sexólogo y codirector de
Amaltea, Instituto de Sexología y Psicoterapia, en Zaragoza, coincide con el
Informe Durex 2012 en que uno de nuestros malos hábitos es ir directos al grano
y con demasiadas prisas, “el gran problema es que buscamos mucho los
resultados, la meta y no nos recreamos en el camino y a menudo esto tiene que
ver con problemas como dificultades en la erección o en el control de la
eyaculación. Queremos ir muy rápido porque no sabemos si nos vamos a quedar en
la cuneta y a veces, es solo un temor que no responde a ninguna realidad”.
“Otro
de nuestros grandes problemas”, continúa Frago, “del que se quejan sobre todo
las mujeres, es que la mayoría de los hombres no cuidan mucho la vida erótica
de la pareja, y por vida erótica no hay que entender solo lo que pasa en el
dormitorio sino lo que ocurre a lo largo del día. Tras años de convivencia, las
mujeres comentan que sus parejas ya no son tan atentas, no las miran, no las
tocan. Sin embargo, por la noche queremos estar a punto cuando se ha descuidado
el juego erótico a lo largo del día. Tengo clientas sudamericanas que
argumentan que prefieren una pareja de su país porque los españoles no cuidan
tanto los detalles, no son tan atentos”.
No
hay nada como la convivencia para matar la pasión, los buenos modales y hasta
la vista. Una amiga se aumentó el pecho y su novio, con el que convivía los
fines de semana, no se enteró hasta que ella no se lo dijo. “A veces pareciera
que en España la mejor opción para acabar con un amigo es acostándote con él”,
me comentaba otra, “una vez que han conseguido lo que quieren pasas a ser de
segunda división y luego invisible”.
Centrándonos
ya en la parte positiva, según este sexólogo “los hombres y mujeres están
tomando cada vez más responsabilidad de su vida sexual y no depositándola en el
otro. El dicho de que no hay mujeres frígidas sino hombres inexpertos ha hecho
mucho daño, así como somatizar los problemas de la pareja. Por ejemplo, si un
hombre tiene problemas de erección que la mujer empiece a pensar que es porque
ya no es lo suficientemente atractiva. La tendencia es que ahora cada cual
trate de solucionar sus propia situación sin culpar al otro, lo que supone un
gran avance y un mayor grado de madurez”.
¿Y
qué ha sido del latin lover? ¿mantiene todavía su poder de seducción? “Yo creo
que en España, al ser un país del sur de Europa, en el verano recuperamos mucho
de ese espíritu latino, caribeño y juguetón”, comenta Santiago Frago, “nos
comportamos de forma distinta y volvemos un poco a nuestras raíces. Al fin de
al cabo, somos mediterráneos y tenemos una cierta visión más sensual o lúdica
de la vida: el calor, la gastronomía, el vino, la siesta… Recuperamos bastante
esa capacidad de seducción, el juego erótico. Veremos ahora en septiembre, el
mes en el que las consultas de los sexólogos están más llenas. El verano nos ha
llenado de expectativas y no todas se han podido cumplir. Es otro de los
problemas derivados de la mucha información de la que ahora se dispone.
Queremos ser los primeros, tener muchos orgasmos y todos de primera calidad y
eso nos hace pensar demasiado y, desgraciadamente, el que piensa mucho, siente
poco”.
Rita
Abundancia para El País
http://smoda.elpais.com/articulos/como-somos-los-espanoles-en-la-cama/3761
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