Uno de los monólogos más famoso de Miguel Gila (1919-2001) recuperado de una grabación:
Les voy a contar a ustedes la historia de mi vida, que es de mucha pena. Así que si hay algún enfermo del corazón que se tape los oídos.
Yo tenía que haber nacido en diciembre, pero no me habían terminao el abrigo y me estuve esperando pa' nacer en agosto, con todo el calor.
Y nací, no estaba mi mamá en casa, había salido a pedir perejil a una vecina, y yo nací solo. Y bajé a decírselo a la portera.
Dije: Señora Julia, que... que soy niño, que he nacido y no está mi mamá en casa, ¡a ver quién me da la merienda!
Y me dio de merendar la portera. Muy poquito, porque de joven había sido nodriza y había criao once niños y el cajero de un banco, que luego ni se casó con ella ni nada.
Y subí a mi casa y cuando vino mi mamá salí a abrir la puerta y le dije: ¡Mamá, he nacido.
Dijo mi mamá: ¡Que sea la última vez que naces solo! Y me preguntó que si me había puesto polvos de talco, dije que sí que los había agarrao de la cocina y dijo: ¡Idiota...! Te has puesto el pan rallaoo.
Y entonces escribimos una carta a mi papá, que trabajaba de buzo en París, y vino corriendo, dijo "ahora sí que hay que trabajar", porque ya éramos muchos en mi casa. Éramos nueve hermanos, mi papá, mi mamá y un señor de marrón, que no le conocíamos, que estaba siempre en el pasillo y dormía allí la siesta. Y mi papá se puso muy contento porque hacía ya mucho tiempo que no nos veía.
Y como éramos muy pobres y teníamos poco dinero, pues en lugar de gastárnoslo en champán y en taxis y eso, lo echamos en una tómbola y nos tocó una vaca.
Bueno, nos dieron a elegir: la vaca o dos pastillas de jabón. Dijo mi mamá:La vaca, que es más gorda. Y dijo mi papá: ¡Tú con tal de no lavarte, lo que sea!
Y llevamos la vaca a casa y la pusimos de nombre Matilde, igual que una tía mía que se había muerto de una tontería. Mi tía se murió porque tenía un padrastro en un dedo, de esos pellejitos, empezó a tirar, a tirar, a tirar y se peló toda.
Y la vaca la pusimos en el comedor, pero todas las visitas se sentaban con la vaca, y luego ni olían a visitas ni nada. Y dijo mi mamá: ¡Pa' tener visitas y no poder olerlas....! Y dijo mi hermana: ¡Eso!, que a mi hermana le gustaba deciir cosas-.
Y entonces dijo mi mamá: Ahora eliges entre la vaca o yo. Y dijo mi papá: Son amores distintos... y nos quedamoss con la vaca.
Y la pusimos en el balcón, pa' que tuviera fresca la leche. Se conoce que tenía un cuerno flojo, se le cayó a la calle y le dio a un señor de luto. Y subió muy enfadao y cuando salió mi papá a abrir dijo: ¿Es de usted? Y dijo mi papá: Yo qué séee, yo que séee, porque mi pappá era muy despreocupao.
Y el tío del cuernazo se murió y a mi papá lo metieron preso y se escapó un domingo por la tarde, que no había taxis, y dijo "estoy libre" y se le subió un señor encima y dijo: "¡Hale, a los toros!" Y lo tuvo que llevar.
Y allí le volvieron a detener y entonces, como seguíamos siendo pobres, mi mamá me abandonó en la puerta de unos marqueses, que eran ricos y tenían corbatas, y sopa, de todo. Y por la mañana salió el marqués, me preguntó cómo me llamaba y dije: Como soy pobre, Pedrito. Dijo el marqués: Desde hoy te llamarás Luís Enrique Carlos Jorge Alfredo.
Y luego me llamaba "Chuchi", y quería que estudiara, para saber dónde están los ríos y eso, pero yo me escapé y me coloqué de ladrón en una banda. Pero lo tuve que dejar enseguida porque me puse enfermo, y todo lo que robaba lo devolvía. Y fui a ver al médico y me dijo que solo podía robar caldo y pescao blanco, y para andar así, pues mejor no.
Entonces me coloqué con un fotógrafo, ¡que era muy bueno! ¡muy bueno! te sacaba muy favorecido. A lo mejor retrataba a un pordiosero todo canijo, sucio, ahí, todo roto, pequeñijo, y en la foto le salía un ingeniero con los ojos verdes ¡que daba gloria!
Y un día me equivoqué, puse dinamita en lugar del magnesio, y maté una boda. ¡Vamos, quedó un invitao...! pero muy torcido... ni parecía invitado ni nada.
Y además, como no sabía multiplicar, pues no podía hacer fotos de 6 x 9. Así que me echaron, y ahora ya no hago nada. Solo andar despacito, y sentarme... algunas veces.
Y esta es mi vida. Buenas tardes, o, lo que sea.
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