Qué
malo es el miedo, ¿eh? Los seres humanos no estamos preparados para el miedo,
no nos sabemos comportar con dignidad. No hay más que ver la cantidad de
gilipolleces que hacemos cuando tenemos miedo.
Porque
vamos a ver, tú estás por la noche en la cama y oyes un ruido extraño, ¿y qué
haces? ¡Te tapas con la sábana! ¡Muy bien! ¿Qué pasa, que la sábana es
antibalas? ¿Que si viene un malo con un cuchillo no va a poder atravesarla, se
le va a doblar la hoja? ¡Hombre, por favor!
¿Y
cuando nos da por mirar debajo de la cama? ¡Hombre, que ya tenemos una edad!
Además, suponiendo que haya un asesino debajo de la cama, ¿qué ganas mirando?
¡Que te mate antes! Muy bien, fantástico. ¿Se imaginan que un día nos
encontrásemos a alguien debajo de la cama? ¿Qué le diríamos?:
-Buenas
nocheeees... ¿Qué? Asesinando, ¿no?
-A
ver, hay que ganarse las lentejas.
-¡Pero
hombre de Dios! Salga de ahí que se va a quedar frío. Ande, suba, que va a
coger asma con tanta pelusilla. Máteme en la cama, que estará más cómodo.
Otra
reacción estúpida ante el miedo es mirar dentro del armario, que ya es el
colmo. Porque, vamos a ver ¿a alguien le cabe un señor dentro del armario? Pero
si el día que planchas no sabes dónde meter toda la ropa, ¿cómo se va a meter
un tío ahí dentro?
Otra
situación. Oyes un ruido raro en casa y te levantas, 'acojonao', en
calzoncillos, y preguntas: -¿Hay alguien? ¿Pero qué crees, que si hay alguien
te va a contestar? Lo mejor es cuando llegas a la conclusión de que si hay
alguien sólo puede estar detrás de la puerta del cuarto de baño, porque lo
demás ya lo has registrado y, ¿qué haces? Asomas la cabeza poco a poco, más que
nada para que, si hay alguien, te dé a gusto. ¡Ay!
Otra.
Vas en un coche y, de repente, el conductor empieza a correr como si fuese
Carlos Sainz, pero sin Carlos y sin Sainz, y tú acojonado. ¿Qué haces? Lo
normal, protegerte: te agarras a la asita de plástico que hay encima de la
puerta. Ya se puede estampar si quiere, que tu vas cogido a la asita... En esta
situación, las madres lo que hacen es que se agarran al bolso y se lo ponen
delante, como si fuera un airbag.
¿Y
cuando vas en bicicleta bajando una cuesta y aquello se embala? ¿Qué es lo que
se te ocurre? Quitar los pies de los pedales. ¡Muy bien, muy inteligente!
Cuando te descontrolas del todo, sueltas también las manos del manillar. Eso
es. Pero ¿qué crees que va a pasar? ¿Que vas a salir volando como E.T.?
Cuando
nos van a poner una inyección, ¿qué hacemos? Poner el culo tan duro que la
aguja rebota. Sabemos que duele más, pero no podemos evitarlo. Y es que el
miedo nos incita a hacer una idiotez detrás de otra: tienes que bajar al garaje
y no hay luz. Empiezas a pensar en fantasmas o en si habrá alguien escondido y,
¿qué haces? Cantar. ¡Miedo, tengo miedo, no lo sabes tú muy biebebeben! Eso es,
da más datos. Lanza una bengala.
¿Y
qué pasa si vas por la calle y de pronto ves a alguien y piensas que te va a
atracar? Pues te cambias de acera. Seguro que si es un atracador, pensará:
"Mierda, otro que se me ha cruzado de acera, qué nochecita llevo".
Pero ¿por qué hacemos esto? ¿Qué pasa?, ¿que los atracadores sólo atracan en la
acera de los pares? ¡Ay!
El
otro día iba en el ascensor con una mujer a la que no conocía de nada y de
repente el ascensor hizo un extraño: "Brramb". ¿Y qué hizo la señora?
¡Agarrarse a mí! Es una reacción típica de las mujeres. Deben de pensar que los
hombres no caemos cuando se descuelga un ascensor.
No
hay que olvidar que unidas a nuestras reacciones estúpidas están las que tiene
el cuerpo por su propia cuenta. Una de ellas es temblar. Si por ejemplo hay un
ladrón en casa y nos escondemos debajo de una manta, el hombre no tienen
problemas para encontrarnos. Nos ponemos
como un móvil en posición vibrador.
Otra
reacción estúpida es la de quedarte paralizado. Si viene un coche hacia ti y
está a punto de atropellarte, esto es todo lo que se le ocurre a tu cuerpo,
quedarse quieto.
Más
reacciones que tiene el cuerpo por su cuenta: gritar. Claro que sí, muy lógico.
Si estás friendo un huevo y se te prende la sartén ¿qué se te ocurre? Gritar.
Te pones a gritar como un loco: -¡¡Que se me queman los huevos!! Y si viene
otra persona, se une a ti con sus gritos: -¡Que se te queman los huevos! Pero
¿qué pretendemos? ¿Apagar el fuego a
gritos? ¡Hombre, por favor!
Y
luego está lo de cagarse de miedo. ¿Habrá algo más estúpido y más inútil que
cagarse de miedo? Bueno, sí, morirse de miedo. Ahora, eso sí, ¡que me esperen
muchos años!
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