Asombroso. Anoche vi un programa de televisión, en prime time, que trataba sobre Educación. ¡Increíble, pero cierto! Las ideas expuestas sobre el éxito del modelo finlandés servirían para una reforma educativa en España. He anotado diez frases que podrían inspirarla. Sé que Wert no las va a leer, pero al menos deseo que sí las lean muchos ciudadanos, cuantos más mejor. ¡Imagínense la de comisiones y discusiones parlamentarias que nos ahorraríamos teniendo en cuenta estas breves sentencias! Son tan simples como prácticas:
1. “Al puesto de maestro llegan los mejor preparados”.
¿Pondrían su vida en manos de un cirujano incompetente? ¿No es de sentido común exigir a quienes pasan más tiempo con nuestros hijos (más incluso que nosotros los padres) que acrediten una preparación concienzuda?
2. “Los niños no pagan por la escolarización, los libros o el comedor”.
Si no lo digo, reviento: ¡¡¡basta ya de estafas con los libros de texto!!! Nunca ha tenido sentido arruinar a los padres con la famosa vuelta al cole… pero en el mundo digital mucho menos. ¿De verdad creen que los padres ignoramos el negocio que tienen montadas las editoriales con nuestros hijos? ¿Cómo es posible que gobierno tras gobierno, de un color o de otro, permitan un abuso que machaca a las clases medias? A propósito del comedor: ¿quién duda de que es un momento educativo y no sólo fisiológico? Miren en el programa (cuarta parte, a partir del minuto 2:25) y díganme quiénes comen con los niños. Ojo también con el simpático semáforo que hay en el comedor. ¡Qué forma más inteligente de inculcar ciertas normas de cortesía!
3. “Cuando eres joven, no pagas a gusto los impuestos, pero luego lo acabas agradeciendo”.
Quien habla así es un ciudadano finés con hijos a su cargo cuyo razonamiento dista mucho de ser ingenuo. Un español residente en Finlandia añade: “la diferencia fundamental es que en Finlandia TODO el mundo paga impuestos”. ¿Es elevada su carga impositiva? Esa no es la cuestión. Lo importante es si la carga impositiva se corresponde o no con el servicio por el que uno paga. Resulta evidente que sí, en el caso del país escandinavo.
4. “Tengo permiso laboral de nueve meses porque soy padre de un niño”.
Sí, han leído bien: he escrito padre y no madre. Los machos también cuidamos de los niños. Es más: a muchos nos encanta hacerlo por largo tiempo si el sistema nos lo permite. Todavía más: eso mejoraría notablemente la igualdad laboral de las mujeres. Y requetemás: los niños llegarían mejor educados a una etapa fundamental del aprendizaje: preescolar.
5. “En España algunas empresas te miran mal si te ausentas del trabajo para ir a una tutoría con el profesor de tu hijo”.
Hace poco, un directivo del sindicato de profesores ANPE me comentaba algo parecido: hay padres a los que les descuentan una hora de trabajo cuando acuden a la correspondiente tutoría de sus hijos. Eso, señores míos, debería estar tipificado como delito. Así de claro. De poco sirve reformar la ley educativa si dejamos al margen “las políticas integrales de educación”, como el régimen laboral de los padres, los horarios y contenidos de las televisiones, la integración de inmigrantes y sectores desfavorecidos, etc, etc, etc.
6. “Si un padre se ausenta repetidas veces en la tutoría con su profesor, el escuela puede dar parte a los servicios sociales”.
Dice el refrán africano que “para educar a un niño hace falta una tribu”. Mal hacemos en España si castigamos con una hora de sueldo al padre que acude a la tutoría de su hijo. En Finlandia ocurre precisamente lo contrario. Se penaliza a quien no cumple con sus obligaciones como padre.
7. “El director de una escuela pública finlandesa contrata a su equipo”.
Si queremos el bien de los niños, no podemos permitirles confeccionar su propio menú ni la cantidad del tiempo lectivo. De igual modo, la gestión de un centro escolar debe responder a una líneas claras que no pueden estar sometidas a las opiniones coyunturales de su personal docente o administrativo. En esta entrevista que publiqué con un experto en sistemas educativos comparados se explica que el caso de España es único en el mundo: el director de las escuelas públicas debe ser nombrado por la autoridad educativa correspondiente, no elegido por sus compañeros. ¿Alguien piensa que el sistema educativo finlandés no es democrático porque el director contrata a los profesores que estima más adecuados para su escuela?
8. “En España, cuando hay conflicto entre profesor y alumno, el padre se pone de lado de su hijo”.
Entre el “algo habrás hecho si el maestro te ha pegado una torta” y el “ese imbécil de profesor se va a enterar quién es tu padre” existe un ancho y prudente camino medio que los padres debemos transitar. Y mejor si lo hacemos acompañados de un principio claro: el niño debe entender que la autoridad existe también fuera del ámbito familiar. Hay cauces eficaces para reprender a un profesor. Discutir con éste en presencia del niño no está entre ellos. Vivimos en un mundo donde hay autoridad por todos lados: el policía, el jefe, el experto, la ley… Dar a entender lo contrario es un error que el niño acaba pagando (y también la sociedad).
9. “Nuestro país es pobre, pero el dinero se obtiene mediante la creatividad y el uso de la inteligencia”.
Sabias palabras de un padre finés. Los animales necesitan acudir adonde está la comida. Los humanos tenemos la capacidad de traer la prosperidad a nuestro lado. ¿Cómo? Usando el órgano más eficaz que tenemos: el cerebro. Muchos países pobres no están desprovistos de recursos naturales, precisamente. Es más, les sobran. Pero no saben qué hacer con ellos. Invertir en Educación es siempre rentable. Por tanto…
10. “O inviertes en la gente menuda o la larga lo acabas pagando”.
No es el consejo de un finés, sino de un español residente allá. La educación es una apuesta colectiva (profesores, padres, políticos, empresas…) y a largo plazo, “no a cuatro años”, como los políticos. Los recortes educativos que Finlandia llevó a cabo en los años 90 los está pagando ahora ahora. No todo es perfecto por allí arriba… ellos mismos lo reconocen. Pero lo que debemos reconocer nosotros es que ellos tienen buenas ideas, ¿no les parece? ¿Por qué no las imitamos un poco? Lo mismo nos va mejor a todos…
Por Juan Bosco Martín Algarra
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