Machu Picchu (del quechua machu pikchiu "Montaña Vieja") es el nombre contemporáneo que se da a un antiguo poblado andino inca, de piedra, construido principalmente a mediados del siglo XV en el promontorio rocoso que une las montañas Machu Picchu y Huayna Picchu en la vertiente oriental de los Andes Centrales, al sur del Perú.
Según las investigaciones de Julio Valdivia Carrasco (Ayacucho, 1941), muy pocos conocen la auténtica historia de ésta maravilla humana debido a que estuvo oculto a la vista de las personas hasta el siglo XX y la mayoría de los cronistas de los siglos de la conquista no lo mencionaron ni recibieron información alguna sobre su existencia.
En un principio se atribuyó al hijo de Wiragocha, el inca Pachakuteq (primer emperador, 1438-1470), la construcción de Machu Picchu, pero la construcción de ésta hermosa ciudadela inca fue durante el reinado del Inca Wiraqocha, octavo rey del Cuzco. El inca ordenó la construcción, en dicho cerro, de un hermoso palacio, templos para el dios Sol y la diosa Luna y numerosas casas para albergar a sus bellas mujeres, similares a los que existían en el Cuzco, por eso los pobladores lo denominaron “El pequeño Cuzco”.
Machu Picchu cumplía, sin lugar a dudas, una función específica, ser el lugar favorito del Inca Wiraqocha para su descanso y recreación, donde existían lugares, especialmente acondicionados, para llevar a cabo actividades de deporte, caza, teatro, danzas, etc.
Su máximo esplendor fue durante el reinado de Wiraqocha, que gobernó el Cuzco como un rey bondadoso y querido por sus súbditos. Su decadencia se inicia cuando Wiraqocha huye cobardemente, abandonando el Cuzco ante la invasión militar del poderoso Estado Chanka, comandado por un ambicioso rey llamado Uscovilca, y se refugia en esta ciudadela convertida desde entonces en su residencia permanente. Kusi Yupanki, uno de los hijos menores de Wiraqocha, sin oír los consejos de su padre, que le pedía someterse humildemente a los Chankas, asume virtualmente el poder, crea su propio ejército y el Consejo Real de Wiraqocha se somete a él, hace frente al ejército invasor y lo derrota. Mientras se desarrollaba la batalla entre Incas y Chankas, Wiraqocha observaba, desde su refugio, con mucha tristeza la invasión Chanka a su territorio, hoy ese lugar se denomina “El mirador de la tristeza”.
El joven triunfador ofreció con humildad el botín de guerra a su padre Wiraqocha quien con desprecio respondió que su hijo y sucesor Urko, un ebrio empedernido y depravado sexual, debía recibir dicho botín. Resentido por el desplante que su padre le había hecho Kusi Yupanki volvió al Cuzco para consolidar su poder y dedicarse a la reconstrucción y embellecimiento de la ciudad. Pero también planificó en secreto la muerte de su principal rival: su hermano Urko. Hecho que se llevó a cabo poco tiempo después. Wiraqocha fuertemente conmovido y triste por el asesinato de su querido hijo Urko decidió quedarse para siempre en su ciudadela y no ver más a su joven y victorioso hijo Kusi Yupanki a quién odiaba. Solamente una hábil estrategia de su Consejo Real hizo salir a Wiraqocha de su refugio para visitar el Cuzco, le dijeron que su hijo Kusi lo invitaba para que observe personalmente la transformación que se había realizado en su principal ciudad. Una vez en el Cuzco, Wiraqocha aún sorprendido por la victoria de su hijo ante los Chankas, resignado ya por la muerte de su hijo preferido y sucesor Urko y admirado por el poder alcanzado por su despreciado hijo, al ver la gran transformación de la ciudad del Cuzco, llamó a su hijo Kusi: “Transformador del mundo” (Pachakuteq). Kusi no quiso esperar más tiempo para convertirse en rey y rápidamente arrancó la borla de la cabeza de su padre y se la colocó el mismo, haciéndose reconocer desde ese momento como rey absoluto adoptando el apelativo que su padre le había dado: PACHAKUTEQ. Humilló vilmente a su padre haciéndolo arrodillarse frente a él y ordenándole beber gran cantidad de chicha inmunda. Finalmente lo desterró a vivir hasta su muerte en su “centro de esparcimiento”. El Inca Pachakuteq comenzaba así su auténtica personalidad de rey déspota, cruel y vengativo. Luego de haber padecido diez años de soledad el rey Wiraqocha falleció. Su hijo Pachakuteq ordenó, en desprecio a su padre, el total despoblamiento y abandono de la ciudadela llamada Llaki qawana (que hoy conocemos como Machu Picchu).
Desde entonces se inicio el deterioro de sus hermosas edificaciones siendo paulatinamente cubierto por una densa vegetación. Sólo quedaría en la memoria de algunos de sus pobladores quienes lo fueron transmitiendo sigilosamente a sus descendientes como una lejana y triste realidad. En 1900 un campesino local llamado Agustín Lizárraga se atrevió a visitar las ruinas quedando profundamente impresionado por la grandiosidad de sus edificaciones. Pero no se atrevió a dar a conocer su descubrimiento durante diez años, por temor a ser considerado loco o ser castigado por develar un secreto de Estado. Finalmente, el año de 1911 el explorador norteamericano Hiram Bingham, profesor de la Universidad de Yale, fue informado por el campesino Lizárraga de la existencia de la ciudadela Inca, perdida en un cerro llamado Machu Picchu y guiado hasta dicho sitio. Su sorpresa fue inmensa e inmediatamente se adjudicó el descubrimiento y lo comunicó orgullosamente a su sede. Fue cuando Hiram Bingham dijo “Me llevo prestados los restos y os los devuelvo en unos meses”, palabras con las que convenció al Gobierno peruano para trasladar 46.332 piezas y fragmentos de Machu Picchu a la Universidad de Yale. Los meses se convirtieron en 100 años y después de muchas negociaciones por los diversos Gobiernos peruanos, desde hace un par de meses, han empezado a devolver las piezas tomadas como “prestadas”.
Machu Picchu es considerada una obra maestra de la arquitectura y la ingeniería. Sus peculiares características arquitectónicas y paisajísticas, así como su uso como palacio y santuario, lo han convertido en uno de los destinos turísticos más populares del mundo. Está enla Lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 1983 como parte de todo un conjunto cultural y ecológico conocido bajo la denominación “Santuario histórico de Machu Picchu”. El 7 de Julio de 2007 Machu Picchu fue declarado una de las nuevas maravillas del mundo.
Machu Picchu es considerada una obra maestra de la arquitectura y la ingeniería. Sus peculiares características arquitectónicas y paisajísticas, así como su uso como palacio y santuario, lo han convertido en uno de los destinos turísticos más populares del mundo. Está en
Para saber más de Machu Picchu podéis leer los libros: “Pachakuteq: Historia Secreta de un Inca Rey” y “Los reyes incas del Perú” ambos de Julio Valdivia Carrasco
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