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domingo, 22 de abril de 2012

Miradas de mujer

José Luis Alvite
Si habéis cenado juntos y la mujer que crees que te ama te pregunta qué ves en su mirada, se supone que no espera que le digas lo mismo que tantas veces le habrá dicho antes su oculista. Es natural que lo que espere de ti sea una declaración que resulte al menos vagamente sentimental, nunca un diagnóstico. Pero conviene asegurarse de sus sentimientos para no correr el riesgo de dar un paso en falso. Podría ocurrir que tú veas amor en esa mirada algo turbia y que ella te desengañe diciéndote que lo que hay en su mirada no es exactamente amor, sino el efecto de una acusada miopía. A veces es muy difícil descifrar las miradas de las mujeres. Sus ojos pueden resultar de una franqueza indudable, pero también suele ocurrir que su manera de mirar no guarde relación alguna con lo que está pensando. El lápiz de ojos y la sombra extendida con las yemas de los dedos sobre los párpados producen casi siempre una inquietante confusión, de modo que la dulzura cosmética disimula muchas veces la dureza emocional. Esas miradas son como flores dibujadas sobre un papel de lija, sensaciones hermosas pero falsas, igual que ver reflejada la silueta anátida de una patinadora en el córvido escaparate de la funeraria.
Yo aquella noche a la chica que me gustaba le dije que su mirada me parecía mimosa, agradecida y temerosa de que aquel instante no fuese a durar. Aunque su sonrisa parecía darme la razón, preferí ser cauteloso. Sabía por experiencia que en un instante así la sonrisa de una mujer puede significar que has acertado, sí, pero no hay que descartar que se trate sólo de reflejar el alivio que siente porque en ese preciso instante se le han colocado por fin en su sitio las malditas hemorroides. Esas miradas de mujer… ¿Por qué será que a veces son como un poema escrito con lápiz de ojos en el dorso de una multa?

José Luis Alvite/larazon.es

Leído en: http://www.larazon.es/noticia/2557-miradas-de-mujer-por-jose-luis-alvite

4 comentarios:

  1. Como el Sr. Alvite nos da en su artículo una visión un tanto ácida y descreída de una cena romántica desde su óptica de hombre, yo quisiera hacerlo desde mi punto de vista de mujer. Si él cena con la persona que cree que le ama (y lo cree porque ya ha ido recogiendo muchas miguitas por el camino) y la mujer le hace esa pregunta, hay dos cosas que puede tener claras. Una, que ella ya está atrapada. Dos, que él es el elegido. Esa mirada inequívoca es el destello de un cóctel de sentimientos, seguro. Inequívocamente ella le está diciendo que está dispuesta a aportar la dosis necesaria de sinceridad, complicidad, confianza, cariño, ternura, deseo y... paciencia. Le está diciendo que está ilusionada y que tiene esperanzas. Y si al escuchar la respuesta ella sonríe y la noche acaba con un beso, él puede dormir tranquilo. Eso, en el lenguaje universal de las mujeres, maquilladas o no, es un si. No hay que darle muchas más vueltas. Y somos complicadas, pero también sabemos dar mensajes claros cuando queremos.

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  2. Tú lo has dicho claramente :"sabemos dar mensajes claros cuándo queremos".Hablas del lenguaje universal de las mujeres...¿es el mismo lenguaje que en su día utilizó Eva con Adán para los creyentes y mira que esa historia es viejita ya?...
    Soy mujer como tú y estoy de acuerdo con el señor Alvite la mirada de una mujer es bastante camaleónica .Inequivocamente dices, ¿para quién? transmitirá lo que quiera transmitir, su mirada puede decir una cosa y ...su corazón otra.Del mismo modo su mirada y su corazón pueden estar coincidiendo y no solo para decir lo que ella "aportaría" también para expresar lo que "espera".

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  3. Inevitablemente interpretamos según nuestro propio filtro, aquel que se ha ido forjando en función de nuestras vivencias, de nuestro carácter, de nuestro entorno más cercano, de nuestra formación y educación. Así que cuando leo este artículo,interpreto y pienso en mi y en todas las mujeres que he ido conociendo a lo largo de mi vida. Y de veras, todas, todas, delante de la persona a la que aman de verdad, que es la situación de partida de todo esto, tienen una mirada clara en sintonía con lo que sienten. Y se les nota mucho. Inequívocamente. Claro que hay mujeres... y hombres, con doble juego, con doble vida, con doble moral, con dobles parejas. Inequívocamente también, hay personas que no son sinceras ni con ellas mismas... Supongo que te refieres a eso. Pero como no es mi caso y me coloco mentalmente delante de la persona a la que quiero y recuerdo tantas historias iguales de amigas mías, contadas con tanta ternura y cariño, pues me sale un comentario así, con ese puntito dulzón y feliz. Pero no irreal.
    Y lo de Adán y Eva, pues chica, no sé, no le veo la relación.

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  4. Cuando te miro a través del iris, veo algo más que solo tu alma. Veo el vacío, resultado de tu pútrido ser, el cual me identifica y me hace desearte más. Puedo saber que miras en mí, puedo saber que quieres obtener, tus ojos te delatan, te hacen traslucida ante esa ilusión por conseguirme. Y el abismo dentro de ti, contrasta lo que piensas, descara tus banas intenciones.
    No dejas de mirar mis labios, no dejas de tocar los tuyos. Escucho claramente, como aumenta tu respiración, mientras aprecio como tus caderas se manejan inconscientes con el vaivén de mis palabras. Jugueteas con el rojo de tu pelo, me obligas a querer retener tu aroma y a recelar al viento; quien, posiblemente embriagado en tu perfume, se aleja egoísta. Y como acepto ante tus ojos que también te deseo, sé que imaginas lo que vendrá… “lo disfrutas desde ahora”.


    En serio me haces sonreír. Me haces sonreír, porque me reflejo en tus pupilas. No quiero nada de ti, solo necesito a esa vestimenta de piel que traes contigo

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