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jueves, 6 de marzo de 2014

El poder subconsciente de tus creencias

Las creencias son una fuerza muy poderosa dentro de nuestra conducta. En muchos casos son subconscientes, y afectan a la percepción que tenemos de nosotros mismos, de los demás y de las cosas y situaciones que nos rodean.
Las creencias se forman a partir de ideas que confirmamos o creemos confirmar a través de nuestras experiencias personales.
En términos generales las creencias son asignaciones de significado o de causa, que nos sirven para organizar nuestra percepción y explicar acontecimientos del pasado, del presente y prever los del futuro. Su función es dar un sentido a los actos, de poner en marcha capacidades y conductas.
Una creencia es el sentimiento de certeza sobre el significado de algo. En ocasiones las valoramos en función de si las consideramos verdaderas o falsas. Con las creencias sucede algo parecido a lo que sucede con los juicios, (de hecho una creencia es un juicio que está profundamente arraigado, con frecuencia en el plano subconsciente). Un juicio no puede valorarse en términos de verdadero o falso, sino en términos de si está fundamentado o no.
La distinción más valiosa respecto a las creencias está en el efecto que producen sobre nosotros, las creencias pueden ser LIMITANTES o por el contrario pueden ser POTENCIADORAS de nuestras habilidades y recursos.
Todos sabemos cómo tomar decisiones dentro de la estructura de nuestras creencias. Pero a veces nos encontramos en callejones sin salida cuando tratamos tratar de alcanzar nuestras metas o manifestar nuestros deseos. Tal vez podamos expresar lo que queremos, pero simplemente parece que no podemos lograrlo, ya se trate de una cantidad determinada de dinero, una carrera satisfactoria, una relación,  o un cierto nivel de aptitud física.
En tales situaciones frustrantes, las responsables son a menudo nuestras creencias. Las creencias limitantes nos impiden lograr lo que queremos, disminuyendo la probabilidad de que alcancemos nuestros objetivos.
Tratar de alcanzar una meta con una creencia limitante es como escalar una montaña llevando una mochila de 40 kilos. Puedes comenzar con entusiasmo, pero pronto cada paso será más difícil y doloroso,  el progreso será lento, a paso de tortuga. En lugar de sobreesforzarte a ti mismo para subir más, una mejor opción sería la de ALIGERAR la mochila cambiando la creencia limitante que te retiene.
Mientras tengamos la certeza que son la verdad, vamos a vivir en función de ellas, y nos vamos a limitar de hacer alguna cosa que desearnos hacer pues las damos como la verdad absoluta.
Seguramente ya sabes que eres libre de elegir tus acciones (respetando las restricciones físicas que puedas experimentar en la actualidad). Y, por supuesto, tus acciones tienen consecuencias. Si realizas una acción y observas una consecuencia negativa, el sabio consejo sería hacer una acción diferente.
Lo que es posible que no sepas es que TAMBIÉN eres libre de escoger tus creencias. De hecho, eres aún más libre de elegir tus creencias que tus acciones, ya que no tienes por qué preocuparte de creer lo que quieras. Pocas personas, sin embargo, aprovechan al máximo la libertad de cambiar sus creencias. Sus creencias tienen consecuencias al igual que sus acciones, y las consecuencias no son siempre positivas.
¿Cómo sabes cuando una creencia está produciendo consecuencias negativas? Busca las áreas de tu vida donde no has podido lograr los resultados deseados, incluso después de probar diferentes enfoques.
Sigues realizando acciones diferentes, sistemas o métodos, pero nada parece funcionar. Lo más probable es una creencia limitante lo que te impide lograr lo que quieres.
Muchos de los problemas que no pueden ser resueltos a nivel de las acciones pueden ser fácilmente resueltos en el nivel de las creencias. Sustituir esa creencia limitante por una nueva creencia (que no te limite) te permitirá realizar acciones diferentes, lo que producirá resultados diferentes.