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miércoles, 21 de diciembre de 2011

El Triángulo de las bermudas

-No sé donde estamos. Parece que nos hemos perdido después del segundo viraje.
-Aquí FT-74 para el avión Powers: identifíquese para que le podamos ayudar.
-¡Mis brújulas no funcionan! Quisiera llegar a Fort Lauderdale, Florida. Creo que estoy sobrevolando los Key, pero no sé dónde exactamente y no sé cómo llegar a mi destino. Esperen, diviso una isla. Creo que ya sé donde estamos.


Después de la última comunicación de radio, la voz de Charles Taylor y de los 14 tripulantes del vuelo 19 no volvió a escucharse. Nunca más. 

El 5 de diciembre de 1945 el teniente de 28 años, Charles Taylor, dirigía un vuelo de instrucción de cinco bombarderos estadounidenses desde la costa de Florida. El clima era bueno y la misión sencilla: debían volar algo más de 70 millas hacia el este, bajar unos cuantos pies y bombardear los pedazos de un barco hundido. Sin embargo, aquella misión que celebra ahora 66 años nunca llegó a cumplirse.

“No lo podíamos creer, cinco aviones perdidos en un simple vuelo de entrenamiento. Parecía imposible”. El teniente David White, encargado de dirigir el entrenamiento desde tierra, recordaba en una entrevista con la BBC el impacto que causó la noticia.

Cuando se confirmó que realmente estaban perdidos, algo más de 100 navíos y aviones comenzaron la búsqueda por la zona. Pero todo el despliegue fue un fracaso. Nadie consiguió localizar los restos del vuelo 19 ni el punto exacto de su desvanecimiento. Ningún cuerpo.

Lejos del éxito, la desaparición de uno de los efectivos de la búsqueda, un PBM-5 Martín Mariner, confirmó el nacimiento popular de una leyenda: El Triángulo de las Bermudas.

1948. El avión que sólo falló una vez

El avión Star Tiger, modelo Tudor IV de la British South American Airways, contaba con 500 horas de vuelo sin incidentes hasta aquel fatídico 30 de enero de 1948.
Poco tiempo después del despegue, el operador de radio del avión pedía la confirmación del rumbo a seguir. El controlador aéreo calculó la posición del aparato al sureste de las Bermudas. Le aconsejó poner rumbo a 72 grados y dedujo la llegada a tierra en dos horas. Pero cuatro horas más tarde el avión no había llegado a su destino. Pese a las posteriores indagaciones no se halló ni una sola huella del avión ni de su tripulación.
La investigación trató de esclarecer el suceso eliminando posibilidades. Una caída por falta de carburante o la rotura del motor parecían poco probables. No hubo ningún mensaje de alarma de la tripulación a la torre y el tiempo estaba en calma.

Finalmente el caso se cerró por falta de conclusiones. Un año después, el Star Ariel (otro Tudor IV)  desapareció en la misma zona sin que los investigadores pudieran salir de su perplejidad.

1954. Sin rastro de 52 personas

La desaparición del Lockheed R7V-1 Super Constellation de la US Navy fue uno de los siniestros más trágicos del Triángulo. El 30 de octubre del 1954, el vuelo 441 despegó de Patuxent River (Maryland, Estados-Unidos) con destino a las Azores. En el aparato viajaban 52 personas contando todo el personal militar y sus familias.
El vuelo comenzó con tranquilidad. El clima no era del todo bueno, pero los pilotos atribuyeron a la normalidad de la época del año las turbulencias y pequeñas tormentas que los acompañaban.  A las 11 y media una voz que pedía hablar con la torre confirmó su posición: 38 grados, 6 minutos Norte 69 grados 12 minutos Oeste. Fue la última comunicación de radio. Cuatro días después los refuerzos seguían buscando el aparato sin éxito.


1963. 154 metros y 15.000 toneladas que no dejan huella

Más impactante aún fue la desaparición en 1963 del SS Marine Sulphur, un petrolero estadounidense que zarpó de Texas el 2 de febrero para no volver. En el puerto de Norfolk esperaban la llegada del petrolero par el día 7. Al ver que se retrasaba pensaron que las malas condiciones climáticas de alta mar serían las culpables de la tardanza. Al día siguiente, tras un desesperado intento de contactar con la nave, se dio la voz de alarma y empezó la búsqueda de rescate.

Para el día 20 los únicos resultados fueron poco más que un chaleco salvavidas hallado cerca de Key West (Florida). Durante la investigación se barajaron varias hipótesis: una explosión en los pañoles del carguero, el fuerte oleaje...¿Pero cómo era posible que un buque de 154 metros y más de 15.000 toneladas se hubiera desvanecido sin dejar rastro?

La falta de mensajes de socorro previos, realizados antes de cualquier hundimiento, hicieron pensar a los investigadores que fuera lo que fuera que pasó tardó apenas unos minutos en evaporar un barco de dimensiones bestiales. La desaparición, como tantas otras, nunca llegó a esclarecerse.

Las teorías científicas más modernas han estudiado meticulosamente los fondos marinos para tratar de dar respuesta a la incógnita. Un equipo de investigadores de la Universidad de Monash en Melbourne (Australia) han trabajaron en un avanzado sistema informático para comprobar una teoría científica. Su conclusión es que el gas metano puede ser la verdadera causa. La potente actividad volcánica del fondo marino causa una enorme bolsa de burbujas de gas que, al ascender a la superficie, aumenta de forma exponencial su tamaño ganando altura.

Cuando la burbuja llega hasta la superficie hace que una embarcación que pase por la zona pierda sus propiedades de flotabilidad provocando su rápido hundimiento. Con los aviones pasaría algo parecido: si la burbuja es lo suficientemente grande y posee suficiente densidad alcanza también el espacio aéreo, atrapando a los aviones incendiando su motor y haciendo que caigan en picado hasta hundirse en fondo del mar.

Aún así, se trata de una teoría más para añadir a la larga lista que trata de esclarecer las desapariciones en el Triángulo; un fenómeno que para muchos, aún hoy, continúa siendo un misterio.

Leído en: http://noticias.lainformacion.com/mundo/los-accidentes-mas-famosos-del-triangulo-de-las-bermudas_4DLWj8kCvoPUvn3xiZwM17/