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viernes, 16 de septiembre de 2011

Doctoras


Cierto día, una mujer fue a renovar su  permiso de conducir. Cuando le preguntaron cuál era su profesión, ella dudó. No sabía muy bien como clasificarse.

El funcionario insistió: “Lo que le pregunto es si tiene un trabajo”. Ella contestó: "Claro que tengo un trabajo... soy madre".

El funcionario dijo fríamente: "Nosotros no consideramos eso un trabajo. Voy a anotar ama de casa".
Una amiga suya, llamada Marta, supo lo ocurrido y pensó al respecto durante algún tiempo. Un día, Marta se encontró en una situación similar. La persona que la atendió era una funcionaria de carrera, segura y eficiente. El formulario parecía enorme, interminable. La primera pregunta fue: “¿Cuál es su trabajo?"
Marta pensó un poco y sin saber bien cómo, respondió: "Soy doctora de desarrollo infantil y relaciones humanas."
La funcionaria hizo una pausa y Marta tuvo que repetir pausadamente, enfatizando las palabras más significativas. Después de tener todo anotado, la joven quiso indagar: "Puedo preguntar, ¿Qué es lo que usted hace exactamente?”
Sin una pizca de agitación en la voz, con mucha calma, Marta explicó: "Desarrollo un programa a largo plazo, dentro y fuera de casa." Pensando en su familia, continuó: "Soy responsable de un equipo con el que tengo cuatro proyectos en marcha. Trabajo en régimen de dedicación exclusiva. Paso 14 horas al día en ello, y a veces llego a las 24 horas.”

A medida que ella iba describiendo sus responsabilidades, Marta notó el creciente tono de respeto en la voz de la funcionaria. Cuando regresó a su casa, Marta fue recibida por su equipo: una niña de 13 años, otra de 7 y otra de 3. Subiendo a las habitaciones de la casa, pudo oír a su proyecto más nuevo: un bebé de seis meses,  probando una nueva tonalidad de voz. Feliz, Marta tomó al bebé en sus brazos y pensó en la gloria de la maternidad, con sus múltiples responsabilidades y horas interminables de dedicación.

“Mamá, ¿Dónde está mi zapato? Mamá, ¿Me ayudas a hacer un lazo?, Mamá, el bebé no para de llorar. Mamá, ¿Me vienes a buscar al colegio?, Mamá, ¿Vendrás mañana a mi función?, Mamá, ¿vas de compras?, Mamá....”

Sentada en la cama, Marta pensó: “Si yo soy  doctora de desarrollo infantil y relaciones humanas, ¿Qué serán las abuelas? y descubrió un título para ellas: Doctoras en grado superior de desarrollo infantil y relaciones humanas,  a las bisabuelas les asignó Doctoras ejecutivas en grado superior, a las tías: Doctoras-ayudantes  y a  todas las mujeres, madres, esposas, amigas y compañeras: Doctoras del arte de hacer la vida mejor.